22 fotosLas 22 mejores escenas de acci¨®n de la historia del cineOcho cr¨ªticos de cine seleccionan los momentos m¨¢s incendiarios que se han visto en una pantalla. Abr¨®chense los cinturones y disfruten el viaje 18 feb 2018 - 07:08CETWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceLos participantes. Arthur (Joseph Gordon-Levitt), un par de sicarios y, en otra l¨ªnea temporal, una furgoneta asediada que lleva dentro a todas las estrellas de cine de la d¨¦cada. Por qu¨¦ es tan buena. Un pasillo giratorio. La escena. 'Origen' marc¨® el inicio de un cine de acci¨®n limpio, sobrio y con la raya del pantal¨®n bien planchada. La construcci¨®n de un espacio rotatorio real (y decorado con muy buen gusto, claro) aport¨® la p¨¢tina de autenticidad que el confuso guion no ten¨ªa. Da igual: se puede disfrutar, y mucho, de esta extravagancia uber-sofisticada hasta sin sonido. Ver la escena pinchando aqu¨ª.Los participantes. Johnny Grey (Buster Keaton) y un ferrocarril. El escenario. Cottage Grove, un pueblo de Oreg¨®n que decret¨® fiesta local para que sus 4.000 vecinos asistiesen al rodaje de la escena m¨¢s cara de la historia hasta el momento. Por qu¨¦ es tan buena. El hombre y la m¨¢quina, condenados a trabajar juntos incluso en la adversidad. Keaton se juega la vida plano tras plano y se enfrenta a todas las muertes posibles subi¨¦ndose a todas las superficies del vag¨®n para impedir que descarrile. La tensi¨®n, la urgencia y la angustia siguen funcionando casi 100 a?os despu¨¦s porque, si el carricoche de 'El acorazado Potemkin' es la madre de todas las escenas trepidantes, este ¨®rdago ferroviario es el padre del cine de acci¨®n. Ver la escena pinchando aqu¨ª.Los participantes. Aladd¨ªn, Ab¨² y la alfombra m¨¢gica. El escenario. La Cueva de las Maravillas, sepult¨¢ndose sobre s¨ª misma. Por qu¨¦ es tan buena. Aladd¨ªn se estren¨® en una ¨¦poca (principios de los noventa) en la que el cine de aventuras estaba caducado, de modo que la huida de la cueva despert¨® la imaginaci¨®n de tres generaciones distintas mediante el sentido de la maravilla. Disney nos asombr¨® con una escena que ser¨ªa imposible de rodar en imagen real y que demuestra por qu¨¦ el cine aventurero nunca pasar¨¢ de moda: no resulta peligroso, ni violento, ni aterrador. Es, por encima de todo, divertido, disfrutable y excitante. Por eso no sufres por Aladd¨ªn, sino que quieres ser Aladd¨ªn. Ver la escena pinchando aqu¨ª.Los participantes. Jimmy 'Popeye' Doyle (Gene Hackman) en su coche, bajo las v¨ªas por las que circula el tren secuestrado por Nicoli (Marcel Bozzuffi). El escenario. Nueva York. Por qu¨¦ es tan buena. La persecuci¨®n que m¨¢s tensi¨®n muscular genera en el espectador, precisamente por conseguir que se olvide de que es un mero observador: William Friedkin, el director, no pone la c¨¢mara en los escaparates sino dentro del veh¨ªculo para que sientas que lo est¨¢s conduciendo t¨². As¨ª es. William Friedkin invent¨® los videojuegos simuladores de conducci¨®n en 1971. Ver la escena pinchando aqu¨ª.Los participantes. Los dos mejores actores de su generaci¨®n (Leonardo DiCaprio y Kate Winslet), acompa?ados de (lo que sin duda parecen) las 2.200 almas que subieron a bordo del trasatl¨¢ntico en 1912. Por qu¨¦ es tan buena. El oc¨¦ano Atl¨¢ntico, cuyas aguas heladas se sienten ¡°como si mil cuchillas te atravesaran¡±. La escena. Cuando le preguntaron a James Cameron qu¨¦ utiliz¨® para recrear el nitr¨®geno l¨ªquido en 'Terminator 2', el director respondi¨® sin inmutarse: ¡°Nitr¨®geno l¨ªquido¡±. As¨ª que en su cabeza, la ¨²nica forma de rodar el hundimiento del Titanic era construirlo otra vez (un 10 % m¨¢s peque?o, de modo que deb¨ªa de tener un tama?o similar al Mauritania), hacerlo zarpar en el decorado m¨¢s grande de la historia del cine y levantar la popa, ponerlo en vertical y partirlo en dos. ?Qui¨¦n iba a querer perd¨¦rselo? Nadie. Absolutamente nadie. A diferencia del resto de pel¨ªculas de cat¨¢strofes, aqu¨ª las v¨ªctimas no son extras an¨®nimos multiplicados digitalmente sino actores cuyos personajes hemos ido conociendo durante los primeros 80 minutos. Y ahora vamos a verlos morir. El ¨¦xito de 'Titanic' radic¨® en que el barco parec¨ªa aut¨¦ntico, su legado emocional en la cultura popular sigue vigente porque sus personajes tambi¨¦n parec¨ªan los pasajeros reales. Y al margen de su colosal destrucci¨®n, el instante m¨¢s escalofriante de toda la pel¨ªcula sigue siendo cuando se funden las luces de todo el barco y solo se escuchan los gritos en la noche: el buque de los sue?os ha mutado en un monstruo sacado de la peor pesadilla. Ver la escena pinchando aqu¨ª.Los participantes. Tres docenas de bastardos destinados a acabar hechos picadillo que, adem¨¢s, son plenamente conscientes de ello. El escenario. Un refugio en Agua Verde, Baja California. Lo de 'refugio' es ir¨®nico, en este caso. Por qu¨¦ es tan buena. Lo m¨¢s excitante de este tiroteo es que no se anda con florituras: su ¨²nica aspiraci¨®n es ser una espiral de violencia, pero la m¨¢s apabullante espiral de violencia jam¨¢s rodada. Con una estructura tan b¨¢sica como disparo-impacto, el director, Sam Peckinpah, juega con el ritmo para recordarte que est¨¢s viendo una pel¨ªcula. No es una experiencia inmersiva, es un espect¨¢culo. Por eso la c¨¢mara rompe la repetici¨®n mec¨¢nica de tiros para incluir una ametralladora, varias granadas y cuatro 'zooms' que convierten esta masacre en un ejercicio de cine que, 50 a?os despu¨¦s, nadie ha logrado igualar. Ver la escena pinchando aqu¨ª.Los participantes. Cosmo Brown (Donnald O'Connor) y un maniqu¨ª de algod¨®n al que ¨¦l parece insuflarle vida, personalidad y energ¨ªa porque Brown va sobrado de las tres cosas. El escenario. Un estudio de cine, el lugar donde ocurre la magia en el siglo XX. Por qu¨¦ es tan buena. El arte m¨¢s desagradecido de todos, el del c¨®mico, es tambi¨¦n el m¨¢s generoso. 'Make 'Em Laugh' (Hazles re¨ªr) es un n¨²mero que funciona por acumulaci¨®n de peripecias f¨ªsicas que solo van a m¨¢s y condensan la estructura de las mejores escenas de acci¨®n: un 'in crescendo' imparable, fren¨¦tico y sorprendente. Planos largu¨ªsimos con una coreograf¨ªa precisa en la que hasta los extras parecen entrar y salir del plano al ritmo de la m¨²sica. O'Connor se juega la vida erigi¨¦ndose como un efecto especial en s¨ª mismo, en un claro antecedente de lo que est¨¢ haciendo Tom Cruise actualmente en 'Misi¨®n imposible'. Todo est¨¢ inventado ya. Y todo estaba inventado cuando se estren¨® 'Cantando bajo la lluvia' en 1952, pero la pel¨ªcula lo llev¨® a otro nivel. Ver la escena pinchando aqu¨ª.Los participantes. Indiana Jones (Harrison Ford), Marion (Nancy Allen), un mec¨¢nico (Pat Roach) y un mont¨®n de nazis haciendo cosas de nazis. El escenario. El desierto, un caza y un cami¨®n cisterna. Esa combinaci¨®n solo puede acabar de una forma. Por qu¨¦ es tan buena. Steven Spielberg rueda con majestuosidad, John Williams aporta tracci¨®n y Harrison Ford reacciona m¨¢s como un adolescente con prisa que como un h¨¦roe. Mientras Indiana recibe una somanta de palos por parte del mec¨¢nico alem¨¢n, de los que se defiende mordiendo, huyendo y tir¨¢ndole tierra a los ojos, la pelea bordea la comedia al enlazar un efecto domin¨®: el caza se dispone a despegar, la gasolina del cami¨®n cisterna repta por la arena y Marion dispara la ametralladora. Hay pel¨ªculas enteras con menos giros argumentales que esta escena. Y ninguna de ellas est¨¢ tan bien rodada. Ver la escena pinchando aqu¨ª.Los participantes. Li Mu Bai (Chow Yun-fat) y Jen Yu (Zhang Yiyi). El escenario. Un bosque de bamb¨². Por qu¨¦ es tan buena. Hay algo hermoso en el ¨¦xito mundial de este homenaje a un g¨¦nero, el wuxia, tradicionalmente ridiculizado por Occidente. Incluso sin comprender del todo sus preceptos, el p¨²blico occidental se sinti¨® fascinado por la belleza, la integridad y el honor con el que Ang Lee dirig¨ªa esta f¨¢bula sobre, precisamente, la belleza, la integridad y el honor. Para los dos guerreros, este combate que no es una vulgar pelea sino una expresi¨®n art¨ªstica de filosof¨ªa, de dial¨¦ctica y de car¨¢cter. El ¨¦xito no reside en golpear m¨¢s fuerte sino en dominar el espacio y, como no es una pel¨ªcula americana, dejan el bosque intacto. Y ese respeto hacia la naturaleza, esa poes¨ªa y ese equilibrio espiritual son aspectos que cualquier ser humano puede sentir. Ver la escena pinchando aqu¨ª.Los participantes. El teniente Frank Bullit (Steve McQueen) se percata de que unos sicarios conducen detr¨¢s de ¨¦l. Mala idea. El escenario. Una San Francisco que, a plena luz el d¨ªa, pasa de apacible a angustiosa delante de nuestros ojos. Por qu¨¦ es tan buena. A pesar de ser un 'thriller', el p¨²blico asocia 'Bullit' a las persecuciones de coches y la pel¨ªcula gan¨® el Oscar al mejor montaje, en gran parte, gracias a estos 10 minutos y 53 segundos. El jazz, elegante y relajado, acompasa una tensi¨®n sigilosa (no hay ni una frase en toda la secuencia) que no radica en la acci¨®n f¨ªsica sino en la acci¨®n intelectual: ambos conductores tratan de vencer al otro no en velocidad, sino en astucia hasta el punto de que el espectador no sabe qui¨¦n es el perseguidor y qui¨¦n el perseguido. En la versi¨®n estrenada en cines, el Dodge Charger se chocaba contra la c¨¢mara y da?aba la lente, pero en plano fue eliminado para la edici¨®n en dvd (el progreso no siempre trae cosas buenas). 'Bullit' revolucion¨® la puesta en escena de todas las persecuciones de cine posteriores, que imitar¨ªan su narraci¨®n visual, su talante refinado y su planificaci¨®n intercalando planos abiertos con planos detalle. La saga 'Fast & Furious' lleva ocho pel¨ªculas enteras copi¨¢ndola. Y no existe un solo hombre en este planeta que no se haya sentido al volante como Steve McQueen en alg¨²n momento de su vida. Ver la escena pinchando aqu¨ª.Los participantes. T-800 (Arnold Schwarzenegger), T-1000 (Robert Patrick) y todos los medios de transporte que puedas imaginar, que en este caso sirven tambi¨¦n como armas arrojadizas. El escenario. Una autopista de Los ?ngeles. Por qu¨¦ es tan buena. ?C¨®mo consigui¨® James Cameron rodar el plano de un helic¨®ptero pasando por debajo de un puente? Pues pasando un helic¨®ptero por debajo de un puente. Ninguna compa?¨ªa aseguradora accedi¨® a cubrir el rodaje de esta persecuci¨®n, de modo que Cameron tuvo que rodarla ¨¦l solo. El helic¨®ptero acaba, como no pod¨ªa ser de otro modo, estamp¨¢ndose contra el cami¨®n cisterna. Y lo mejor es que entonces es cuando empieza el cl¨ªmax de la pel¨ªcula (casualmente han recalado en una sider¨²rgica): 'Terminator 2' es como correr una marat¨®n, pero esprintando los 42 kil¨®metros y, cuando llega a la l¨ªnea de meta, sigue corriendo saludando a la afici¨®n. Ver la escena pinchando aqu¨ª.Los participantes. Oh Dae-su (Choe Min-sik) y dos docenas de desgraciados que pretenden impedirle que escape de su secuestro. El escenario. Un pasillo hecho un asco ('spoiler': va a acabar m¨¢s sucio todav¨ªa). Por qu¨¦ es tan buena. En un plano-secuencia sin cortes que ha sido imitado por el cine y la televisi¨®n occidentales hasta convertirlo en un recurso clich¨¦, Dae-su es un monstruo enajenado que solo quiere salir de ah¨ª y no sabe por d¨®nde. Esta escena es la versi¨®n (a¨²n m¨¢s) violenta de un domingo en Ikea. Su ¨²nica defensa es un martillo y esas agallas que solo tienen los animales sin nada que perder: cuando le clavan un pu?al en la espalda echa el resto (por supuesto, con el arma a¨²n clavada) porque no sabe si va a sobrevivir o no. Pero le da igual. Ver la escena pinchando aqu¨ª.Los participantes. Robin Hood (Errol Flynn) y un mont¨®n de muchachos que no le importan a nadie porque est¨¢ Errol Flynn. El escenario. El castillo del pr¨ªncipe John, monarca en funciones ante el secuestro de su hermano el rey Ricardo Coraz¨®n de Le¨®n. Por qu¨¦ es tan buena. Nadie se lo ha pasado tan bien como Robin Hood escapando de ese castillo. Tanto, que en vez de salir por la puerta trastea por varios salones porque lo ¨²nico que le gusta m¨¢s que ayudar a los pobres es fanfarronear de lo buen espadach¨ªn que es. Aqu¨ª nace el arquetipo americano del h¨¦roe socarr¨®n (antepasado de Han Solo en 'Star Wars', de Woody en 'Toy Story' y de Chris Pratt en todos sus papeles) y la pel¨ªcula es tan desvergonzada como ¨¦l al insertar su combate m¨¢s espectacular a los 15 minutos de empezar. Hollywood siempre va con el dinero por delante. Como el comunismo no era una amenaza a¨²n, la pel¨ªcula (de 1938) no se molesta en presentar un conflicto de clases porque sencillamente sabe que los pobres tienen raz¨®n. La caza de brujas del senador McCarthy arruinar¨ªa carreras enteras en los 50, pero tambi¨¦n le arranc¨® la alegr¨ªa al cine de aventuras hasta que lleg¨® otro hijo bastardo de Erron Flynn: Indiana Jones. Ver la escena pinchando aqu¨ª.Los participantes. John McClane (interpretado por Bruce Willis), que podr¨ªa ser tu vecino pero ser¨ªa el inquilino m¨¢s bestia del edificio y el tipo con el que m¨¢s te convendr¨ªa quedarte encerrado en el ascensor. El escenario. Una azotea. Por qu¨¦ es tan buena. En una d¨¦cada marcada por la hipertrofia de Stallone y Schwarzenegger, Bruce Willis irrumpi¨® como un hombre corriente que estaba teniendo un d¨ªa de perros. Una bomba est¨¢ a punto de explotar, de modo que McClane tiene que sacar a todo el mundo de la azotea (y lo hace del ¨²nico modo que sabe: disparando una ametralladora al aire) mientras la polic¨ªa le dispara desde un helic¨®ptero y ¨¦l grita: ¡°?Que soy de los vuestros, gilipollas!¡±. Cuando se dispone a salvarse saltando al vac¨ªo haciendo 'puenting' con una manguera anti-incendios, ¨¦l mismo reflexiona: ¡°John, qu¨¦ co?o est¨¢s haciendo¡±. Y ah¨ª radica el mito de John McClane: siempre parece tan sorprendido como el espectador con cada una de sus ideas suicidas. La escena requiri¨® 6 meses de preparaci¨®n, 3 tomas y 9 equipos de c¨¢mara. El helic¨®ptero acaba explotando junto con el resto del edificio, pero eso ya lo sab¨ªas. Yipee-ki-yay motherfucker. Ver la escena pinchando aqu¨ª.Los participantes. Neo (Keanu Reeves) y el agente Smith (Hugo Weaving). El escenario. Una estaci¨®n de metro. Por qu¨¦ es tan buena. Solo los que estaban vivos en 1999 comprenden lo impactante que fue ver a Trinity elevarse a c¨¢mara lenta mientras la imagen giraba en torno a ella, o a Neo esquivando balas en contra de toda l¨®gica gravitatoria. 'Matrix' no solo jugaba en una liga (la de ¡°volarte la cabeza en cada plano¡±) superior, sino que esa liga la hab¨ªa inventado la propia pel¨ªcula. Cada escena es un salto sin red al cine del siglo XXI, pero hay algo de ¨¦xtasis religioso en la pelea final: Thomas Anderson detiene las balas, aclara ¡°mi nombre es Neo¡± y acepta su destino fardando de ¨¦l. Se acab¨® el dolor, las dudas y la angustia. Su misi¨®n es m¨¢s grande que ¨¦l. Y, en 1999, 'Matrix' era m¨¢s grande que cualquier otra cosa. Ver la escena pinchando aqu¨ª.Los participantes. La banda de Neil McCauley (Robert De Niro). El escenario. Los alrededores de un banco. Por qu¨¦ es tan buena. La brutalidad jam¨¢s ha resultado tan elegante como durante este asedio y posterior atraco a una sucursal bancaria. Parece como si Michael Mann, el director, a diferencia del proceso creativo est¨¢ndar, primero pensase c¨®mo quiere rodar su pel¨ªcula y despu¨¦s la escribe en funci¨®n a esa contundente precisi¨®n visual. No es que toda la pel¨ªcula gire en torno a esos 12 minutos, es que da la sensaci¨®n de que los 100 primeros a?os del cine han sido una excusa para llegar a esos 12 minutos. Los disparos son ensordecedores, el terror de los viandantes es insoportable y la tranquilidad de De Niro es ofensiva. La ferocidad de la escena radica en que no hay efectos de sonido a?adidos en posproducci¨®n: los gritos, los disparos y los coches estrell¨¢ndose es sonido ambiente. Eso hizo que el rodaje fuera inmensamente m¨¢s complicado, pero si Mann es un genio es porque le gusta tomar el camino dif¨ªcil. Ver la escena pinchando aqu¨ª.CordonLos participantes. Roger Thornhill (Cary Grant, interpretando a James Bond tres a?os antes de que 007 debutase en el cine) y una avioneta empe?ada en fumigarle hasta la muerte. El escenario. Un campo de ma¨ªz. Por qu¨¦ es tan buena. C¨®mo no va a ser una de las escenas m¨¢s ic¨®nicas del cine, si enfrenta al hombre (vestido con un traje que, eso s¨ª, se le arruga menos siendo atropellado que a ti sent¨¢ndote) con la m¨¢quina y acaba con una avioneta estrell¨¢ndose contra un cami¨®n cisterna, un veh¨ªculo que s¨®lo existe en el cine para explotar. Sin embargo, lo que el p¨²blico m¨¢s recuerda es a Cary Grant y por eso es una estrella: su cara de no dar cr¨¦dito, su autocompasi¨®n al hacer 'auto-stop' (as¨ª es como los americanos intentan solucionar sus problemas siempre) y su torpeza al correr solo en l¨ªnea recta forjan una escena tan excesiva, bordeando la comedia pero sin caer en ella, que dejaba claro que tanto Grant como Hitchcock quer¨ªan evocar la nostalgia del cine mudo. Esta persecuci¨®n fue la 'Stranger Things' de los hijos de la Gran Depresi¨®n. Ver la escena pinchando aqu¨ª.Los participantes. Esta es una 'pel¨ªcula de indios y vaqueros' en el sentido estricto y, precisamente por eso, la m¨¢s emblem¨¢tica de todas. No hay lugar para la confusi¨®n en estos dos bandos. El escenario. Un desierto inmenso que el director, John Ford, se detiene a filmar en un plano omnisciente que, como todos y cada uno de los planos que rod¨® este se?or, no es en absoluto casual: te deja claro que los vaqueros no tienen d¨®nde esconderse. Por qu¨¦ es tan buena. El asedio empieza con una flecha entrando en el carruaje y clav¨¢ndose en el pecho de un anciano: no hay escapatoria. En vez de optar por un montaje r¨¢pido, Ford se recrea en cada plano porque la intensidad no es r¨ªtmica sino dram¨¢tica. La desesperaci¨®n de la mujer que sostiene un beb¨¦ en brazos, la furia con la que galopan los caballos, la discusi¨®n entre los pasajeros del carruaje mientras el anciano muere (el hombre blanco es as¨ª), el indio que salta a los caballos de la diligencia, los indios que se caen con el caballo entero y el agotamiento de la munici¨®n justo a tiempo de ser salvados por la corneta de la caballer¨ªa. Al final el que est¨¢ agotado es el espectador, tras presenciar un montaje euf¨®rico que redefini¨® el concepto de cl¨ªmax en el cine americano. Y hoy, hasta Marvel est¨¢ en deuda con John Ford. Ver la escena pinchando aqu¨ª.CordonLos participantes. Aragorn (Viggo Mortensen), Legolas (Orlando Bloom), Gimil (John Rhys-Davies), cientos de hombres y cientos de miles de orcos. El escenario. El abismo de Helm. Por qu¨¦ es tan buena. Tres meses de rodaje para la batalla cinematogr¨¢fica m¨¢s influyente del siglo XXI ('Juego de tronos' no existir¨ªa como la conocemos de no ser por ella). Jackson captura la brutalidad, la agon¨ªa y el caos de la guerra. Sus planos a¨¦reos aportan ansiedad porque hay orcos hasta donde alcanza la vista, cada decisi¨®n estrat¨¦gica y sus consecuencias est¨¢n explicadas con claridad y el pique entre L¨¦golas y Gimil por matar m¨¢s orcos te recuerda que est¨¢s viendo una pel¨ªcula y que puedes respirar. Cuando L¨¦golas surfea escaleras abajo, Orlando Bloom se volvi¨® famoso para siempre. Y toda la acci¨®n est¨¢ asfixiada por la promesa de Gandalf de que aparecer¨ªa al amanecer del quinto d¨ªa. La llegada de refuerzos en el ¨²ltimo momento siempre funciona en el cine (y en la vida real), pero, adem¨¢s, en una sociedad sacudida por el terror de los atentados del 11 de septiembre, 'El se?or de los anillos' fue la f¨¢bula luminosa que el mundo necesitaba. Ver la escena pinchando aqu¨ª.Los participantes. Mujeres f¨¦rtiles, mujeres ancianas, tullidos, esclavos y tarados: cuando le haces creer al pueblo que no vale nada, sentir¨¢ que no tiene nada que perder cuando se subleve. El escenario. El desierto. Por qu¨¦ es tan buena. Max se queda en el asiento de copiloto en una hu¨ªda hacia adelante (y de vuelta atr¨¢s) que dignific¨® el cine de acci¨®n mediante una apabullante narraci¨®n visual (a 45 grados no hay sitio para chascarrillos) que devolv¨ªa al g¨¦nero la sangre, la suciedad, la chatarra y el sudor: los coches, por primera vez en la era digital, volv¨ªan a pesar, volv¨ªan a oxidarse y volv¨ªan a destrozarse. Y cuando aparece un pringado escupiendo fuego de su guitarra, no queda m¨¢s remedio que aplaudir al pirado de George Miller y a Imperator Furiosa, una mujer que abri¨® un camino feminista, literalmente, donde no exist¨ªan carreteras. Ver la escena pinchando aqu¨ª.Los participantes. La Novia (Uma Thurman) y los 88 maniacos. El escenario. El jard¨ªn de un restaurante de Okinawa (Jap¨®n). Por qu¨¦ es tan buena. Rodado en blanco y negro para evitar la calificaci¨®n de ¡°No apta para menores de 18 a?os¡±, este combate es el resultado de un director que est¨¢ cumpliendo su sue?o y de una de las actrices que mejor utiliza su f¨ªsico el¨¢stico para cada personaje que interpreta: toda ella es un arma. La novia cercena extremidades, espadas y cabezas. Salta, vuela y se arrastra. El p¨²blico a¨²lla porque tiene la certeza de que ella va a ganar: la emoci¨®n no surge de lo que va a pasar sino de c¨®mo va a pasar. Hay sangre disparada, hay cientos de planos desde ¨¢ngulos humanamente imposibles y, por encima de todo, queda patente el arrebato de Tarantino al reivindicar la magnificencia no de la violencia, sino de la violencia cinematogr¨¢fica. La reciente revelaci¨®n del acoso y abuso f¨ªsico que sufri¨® Thurman durante el rodaje ha reescrito el significado de su sentencia final, que la actriz podr¨ªa dedicarle hoy a sus agresores: ¡°Los que sig¨¢is vivos, pod¨¦is iros. Pero dejad vuestras extremidades. Ahora me pertenecen a m¨ª¡±. La venganza, a veces, puede ser retroactiva. Y siempre es satisfactoria. Ver la escena pinchando aqu¨ª.Los participantes. Judah Ben-Hur (Charlton Heston) y Messala (Stephen Boyd) canalizan su odio y, seg¨²n la leyenda, su tensi¨®n sexual no resuelta ante 7.000 extras a los que les da igual qui¨¦n gane siempre y cuando haya espect¨¢culo. Y vaya si lo hay. El escenario. Un circo romano: el decorado m¨¢s grande construido hasta la fecha. Por qu¨¦ es tan buena. El director, William Wyler, cedi¨® las riendas a sus dos directores de segunda unidad para que, a lo largo de un a?o, preparasen y rodasen la legendaria carrera de cuadrigas. El objetivo era rodar la escena m¨¢s grandiosa de la historia. Una huida sin escapatoria que apela a la rivalidad m¨¢s antediluviana: el bien contra el mal. Caballos blancos contra caballos negros. El se?or contra el esclavo. La ausencia de escr¨²pulos de Messala tuneando sus ruedas para destrozar las de sus contrincantes y cosi¨¦ndolos a latigazos contra la dignidad de Ben-Hur, cuyo ¨²nico talento es aguantar. Y, sin embargo, lo m¨¢s apabullante de la escena y lo que har¨¢ que trascienda por los siglos de los siglos es la actitud de los dos rivales, como si nada importase m¨¢s en la Tierra que esa carrera. En la Antigua Roma, las carreras de cuadrigas eran el mayor acontecimiento del mundo conocido. En 1959, 2000 a?os despu¨¦s, volvieron a serlo: esta es la primera escena de acci¨®n moderna y sigue apabullando como si estuviera rodada ayer. Ver la escena pinchando aqu¨ª.