Los robots que no tiran bombas pero juegan en la Bolsa
Esperemos que dejar en manos de algoritmos las ¨®rdenes de venta en los mercados no acabe como Skynet en 'Terminator'
Uno de los hechos m¨¢s inquietantes que se han producido durante el desplome de la Bolsa de Nueva York registrado la semana pasada es la no intervenci¨®n humana en una proporci¨®n importante del proceso. Cuando una serie de acciones comenzaron a bajar por debajo de un l¨ªmite determinado con antelaci¨®n, entraron en juego unos algoritmos que ordenaron de venta autom¨¢tica de los paquetes de acciones afectados. El resultado es que se produjo un descenso todav¨ªa mayor que hizo perder en un solo d¨ªa 1.600 puntos al principal mercado del mundo.
Y nadie puede decir que esto haya sido una sorpresa porque no es la primera vez que pasa. En mayo de 2010 ¡ªhace nada menos que ocho a?os¡ª lo que empez¨® como una fuerte bajada ¡ªpero m¨¢s o menos normal¡ª se precipit¨® sin control. Los responsables de la instituci¨®n entraron en p¨¢nico al percatarse de que en ese momento el mercado estaba en manos de los sistemas inform¨¢ticos de negociaci¨®n. Hubo acciones que en segundos pasaron de valer 74 d¨®lares a 0,0001. Como soltar al Skynet de Terminator en la Bolsa.
Habr¨¢ quien considere que esto es un problema de ricos y que afecta solo a quienes depositaron su dinero en acciones. ?No les gusta jugar y tienen para jugar? Pues a veces se pierde. Vale, tapemos el sol con el dedo de la demagogia, pero eso no impide que, nos guste o no, un gran hundimiento en las Bolsas se traduzca, entre otras cosas, en que haya gente que pierda su trabajo y su modo de vida. Y como la econom¨ªa ¡ªde nuevo, guste o no¡ª est¨¢ conectada a nivel global, esos dramas personales y familiares pueden suceder en cualquier parte del mundo.
El problema es que esas ¨®rdenes autom¨¢ticas ¡ªesa delegaci¨®n de la capacidad humana de decisi¨®n en una f¨®rmula matem¨¢tica que ejecuta una m¨¢quina y que cada vez gana m¨¢s terreno¡ª tambi¨¦n ayudan considerablemente a que el mercado de acciones funcione m¨¢s r¨¢pido y mejor. Es decir, a crear riqueza. Prescindir del sistema ralentizar¨ªa todo y probablemente frenar¨ªa el crecimiento. La soluci¨®n que se nos dice es que hay que mejorar la herramienta. La poco tranquilizadora realidad es que prescindir de ella es pr¨¢cticamente imposible.
Uno de los principales problemas que presenta la inteligencia artificial ¡ªpor muy rudimentaria que sea¡ª es que ejecuta sus instrucciones de forma absolutamente inhumana en el sentido literal de la palabra y con todas sus connotaciones. Pero la econom¨ªa es un campo donde para que funcione es casi imprescindible una lectura humana ¡ªy lo ideal es que fuera adem¨¢s humanista¡ª de las situaciones. Sin embargo, acabamos de constatar que ya no es as¨ª del todo.
?Perderemos definitivamente el control? Tengamos esperanza pero no cometamos el error de ser optimistas porque como dice Charles J. Chaput, arzobispo de Filadelfia, en Extranjeros en tierra extra?a ¡°el optimismo da por hecho que, antes o despu¨¦s, todo ir¨¢ a mejor autom¨¢ticamente. La esperanza no se hace tantas ilusiones¡±.
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