Entre el cielo y el barrio
El Papa Francisco es populista y diluye las esperanzas de los que esperaban reformas ¨¦ticas
La palabra de un Papa siempre es parte relevante del debate internacional. Robustece su eco no solo la dimensi¨®n de la Iglesia cat¨®lica sino la circunstancia de que las dem¨¢s corrientes religiosas, cristianas, jud¨ªas o aun musulmanas, no tienen un vocero ¨²nico y formal.
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Juan Pablo II, con su incuestionable carisma, fue el centro de una vigorosa corriente, claramente definida. Conservadora en los temas de familia y bio¨¦tica, liberal en el enfrentamiento de las democracias a las caducas estructuras del comunismo europeo, fue influyente y protag¨®nica.
El papa Francisco, en cambio, navega en medio de extra?as contradicciones: a cada rato desciende de la universalidad de su posici¨®n a min¨²sculos combates pol¨ªticos de un inexplicable provincianismo argentino, al tiempo que no oculta la ra¨ªz populista-peronista que el historiador italiano Loris Zanatta revel¨® no bien fue ungido.
Estos d¨ªas aval¨® de un modo desconcertante a la se?ora Hebe de Bonafini, l¨ªder de las Madres de Mayo y ferviente kirchnerista, que ha degradado una noble causa con su radicalismo y la corrupci¨®n de la entidad que dirige. Esa buena se?ora celebr¨® el atentado contra las Torres Gemelas, en tiempos en que llamaba fascista al entonces cardenal Bergoglio. Cuando ¨¦ste lleg¨® a Papa la recibi¨® ostentosamente, para que en la puerta vaticana despotricara con violencia contra el presidente Macri, el compatriota electo por su pueblo, al que por entonces hab¨ªa recibido con una frialdad tan notoria que asombr¨® al mundo. El hecho es que ahora, en el mismo instante en que la se?ora de Bonafini se resist¨ªa a acatar un mandato judicial, pudo ella leer una carta de Su Santidad en que le dec¨ªa: ¡°No hay que tener miedo a las calumnias. Jes¨²s fue calumniado y lo mataron despu¨¦s de un juicio dibujado con calumnias. La calumnia solo ensucia la conciencia y de quienes la arroja¡±. La destinataria pudo regodearse comentando en la televisi¨®n: ¡°Casi no me compara con nadie¡¡±.
Se ha negado reiteradamente a entender el valor social y democr¨¢tico del desarrollo de las ¡°clases medias"
En estos d¨ªas no ha cosechado muchos aplausos en un Chile que no entendi¨® su actitud ante las situaciones de pedofilia. Tambi¨¦n es incomprensible que no atendiera un reiterado pedido del presidente electo Sebasti¨¢n Pi?era para un encuentro personal. Hasta sus colegas jesuitas no fueron complacientes con ¨¦l.
En Per¨², pa¨ªs m¨¢s cat¨®lico, le fue mejor. All¨ª trat¨® muy bien al presidente peruano Kuczynski, tan liberal o m¨¢s que Pi?era y en muy malos d¨ªas por su indulto a Fujimori. All¨ª, en cambio, fue ideol¨®gicamente bien claro: ¡°Se estaba buscando un camino hacia la Patria Grande y de golpe cruzamos hacia un capitalismo liberal inhumano que hace da?o a la gente¡±. En una palabra, con Cristina Kirchner, Correa, Dilma, Evo y Maduro, ¨ªbamos hacia la Patria Grande bolivariana que hoy solo sustenta el venezolano¡ En cambio, habla de un ¡°liberalismo inhumano¡± que ?qui¨¦n sostiene hoy? ?Acaso el gradualista Macri, que trabajosamente va enderezando a la Argentina con el cuestionamiento de muchos economistas liberales? ?El traidor Len¨ªn Moreno que ha impedido la monarqu¨ªa de Correa? ?Pi?era, que ya fue presidente y no desmont¨® la obra social de los gobiernos de la Concertaci¨®n?
Su populismo ha sido reiteradamente expresado, cuando se indignaba porque ¡°todo entra dentro del juego de la competitividad¡±, como si fuera posible superar la pobreza en una econom¨ªa incomunicada. O abjurando del ¡°mercado libre, la globalizaci¨®n, el crecimiento econ¨®mico o el consumo¡±. Por cierto, se ha negado reiteradamente a entender el valor social y democr¨¢tico del desarrollo de las ¡°clases medias¡± y hoy por hoy diluye las esperanzas de un mundo, creyente o no, que esperaba reformas ¨¦ticas que superaran la condenaci¨®n anacr¨®nica de los divorciados o del uso de anticonceptivos, que ayudan a que la maternidad sea algo querido y no una fatalidad a la que resignarse.
No siendo cat¨®lico, no incurro en el atrevimiento de mirar al Papa desde esa perspectiva religiosa. Como ciudadano, en cambio, desear¨ªa que ayudara a defender la libertad individual, los sistemas democr¨¢ticos y una econom¨ªa moderna que ¡ªregulada por reparadoras leyes sociales¡ª genere riqueza para poder distribuir. Es desde ese ¨¢ngulo que lamento que los Gobiernos, aun socialdem¨®cratas, no encuentren esa voz de apoyo para luchar contra la pobreza mediante un real desarrollo, basado en la productividad, bien lejos de la demagogia que condena a los pobres, como ocurre en la doliente Venezuela de hoy.
Julio Mar¨ªa Sanguinetti fue presidente de Uruguay.
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