El mundo desde Andoain
La fiesta de los chivatos, de los j¨®venes dispuestos a se?alar a uno que se llamaba Pagaza
En Andoain hab¨ªa un jefe de la Polic¨ªa Municipal que estaba amenazado de muerte y lo sab¨ªa. Sab¨ªa que la amenaza era muy seria, porque ven¨ªa de ETA, una organizaci¨®n mafiosa que llevaba ya unos ochocientos muertos en sus cuentas.
El sargento de los municipales era enemigo de los asesinos. Era un tipo valiente y honrado, de los que ganan a los malos en las pel¨ªculas. Se llamaba Joxeba Pagazaurtund¨²a, y la gente, para abreviar, le llamaba Pagaza.
Yo le conoc¨ª un d¨ªa hace m¨¢s de veinte a?os. Me llev¨® a verle el que fue durante muchos a?os mi gu¨ªa aut¨®ctono para moverme por Euskadi, Mario Onaindia. Se trataba de que yo conociera a un hombre que ten¨ªa que aplicar la ley incluso donde sus jefe, del PNV, no quer¨ªan que se aplicara.
Como la pel¨ªcula era de Arte y Ensayo, a Pagaza le mataron los malos. Unos chavales, llamados Ignacio e I?aki, le se?alaron como v¨ªctima adecuada, y otro chaval, llamado Gurutz, le asesin¨® a sangre fr¨ªa mientras le¨ªa el peri¨®dico en el bar donde desayunaba todos los d¨ªas.
Gurutz sigue en la c¨¢rcel, pero I?aki e Ignacio acaban de salir hace unos d¨ªas del talego. Y, como es natural, han sido recibidos como h¨¦roes, y saludados con un aurresku en su pueblo, en Andoain. Un pueblo de 15.000 habitantes, lleno de gente encantadora y de fan¨¢ticos de los asesinos. Con una alcaldesa elegida con los votos de Bildu y el apoyo democr¨¢tico del PNV. EH-Bildu, la base social del terror. Hoy, los valientes y ensalzados colaboradores de quienes mataron a Pagaza pueden pavonearse, presumir delante de los seis militantes del PP que, de acuerdo con los biempensantes del nacionalismo, hicieron un escrache a los chivatos que celebraban su justo homenaje.
Todo ha sido como era previsible, y el 30% de los pac¨ªficos ciudadanos que vota a Bildu se han podido quedar con la cara de los seis convecinos que han ido a amargarles la fiesta.
La fiesta de los chivatos, de los j¨®venes dispuestos a se?alar a uno que se llamaba Pagaza.
Es muy dif¨ªcil decir desde all¨ª que Andoain es un pueblo habitado por tantos miserables y canallas. Por eso se echaba tanto de menos el otro d¨ªa a los representantes de otros partidos que, como el PSE, se dejaron tanta sangre por el camino.
Los seis de Andoain estaban solos contra la barbarie. Casi tan solos como Pagaza.
Ellos son ahora quienes nos salvan a todos de sufrir el destino que los nacionalistas reservan a las minor¨ªas.
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