24 fotosCazadores cazados por la modernidadLos bosquimanos san son el pueblo m¨¢s antiguo del sur de ?frica, pero su cultura corre el riesgo de extinguirse por las pol¨ªticas proteccionistas del GobiernoLola HierroBotsuana - 09 mar 2018 - 00:53CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceLos bosquimanos son el pueblo m¨¢s antiguo del sur de ?frica. Se calcula que unos 100.000 habitan tierras de Botsuana, Namibia, Sud¨¢frica y Angola desde hace 20.000 a?os y poseen saberes y tradiciones antiqu¨ªsimas y muy valiosas. Son cazadores y recolectores n¨®madas, y alrededor de unos cinco mil vivieron hasta finales del siglo XX en la Reserva Central del Kalahari, una superficie protegida de 52.800 kil¨®metros cuadrados situada en Botsuana. En la imagen, dos mujeres bosquimanas llamadas Tata y Gakepagape pasean por el bosque cercano a Ghanzi, un pueblo situado a pocos kil¨®metros de la Reserva Central del Kalahari, en Botsuana.El patrimonio cultural de los bosquimanos ha llegado hasta hoy, pero ahora est¨¢ en grave riesgo de desaparecer porque el Gobierno les ha expulsado de sus tierras ancestrales y ya no pueden cazar ni vivir de la manera en que lo han hecho durante miles de a?os. Tshamiie, en la imagen, muestra unas hierbas que en su comunidad son utilizadas para prevenir la malaria.Wame, de 23 a?os, vistiendo el tradicional atuendo bosquimano hecho de pieles de animales. Los bosquimanos tambi¨¦n tienen prohibido cazar desde que el Gobierno aprobara una ley en 2014 que solo lo permite en granjas privadas, generalmente de personas adineradas que las ceden al turismo extranjero. Esta minor¨ªa caza animales que no est¨¢n en peligro de extinci¨®n, como ant¨ªlopes, para alimentarse y vestirse. Las ropas que lleva Wame no son las que usan en el d¨ªa a d¨ªa, las tienen reservadas para hacer excursiones con turistas extranjeros a los que dan a conocer su cultura y sus tradiciones.De izquierda a derecha est¨¢n Gakelebape, Thsamii, Wame y Quokwa. Ellos y otros bosquimanos trabajan en el sector del turismo para ganar algo de dinero y tambi¨¦n para dar a conocer su cultura, que est¨¢ en riesgo de desaparecer. Ellos, en concreto, trabajan para un camping llamado Trail Blazers dos horas por la ma?ana y dos por la tarde. Primero realizan una excursi¨®n con los clientes del camping en la que les muestran el uso que ellos hacen de las plantas del bosque. Por la noche realizan sus bailes ancestrales ante una hoguera.Un turista pone a Wame su reloj de pulsera. Aunque en la imagen el choque cultural parezca muy evidente, en realidad no es as¨ª, pues chicos como Wame visten a la manera occidental cuando no est¨¢n trabajando. Su generaci¨®n ya ha sido educada en escuelas corrientes, saben ingl¨¦s y est¨¢n al d¨ªa de las comodidades y artilugios de la vida moderna. Esta entrada en el sistema preocupa a los defensores de la cultura bosquimana: Por ejemplo, el hecho de estudiar en un colegio donde no se imparten clases de khoisan, la lengua nativa de esta comunidad, har¨¢ que al final acabe desapareciendo.Los turistas y los bosquimanos pasean juntos por la floresta, en los alrededores del camping, y estos ¨²ltimos explican los usos que ellos dan a las diversas plantas y ra¨ªces. Los ind¨ªgenas hablan una de las variantes del khoisan para expresarse. Este es un idioma muy arcaico y complicado que consta de sonidos como chasquidos de lengua. A la izquierda y con sombrero est¨¢ Robert, el gu¨ªa que hace de traductor entre unos y otros.Robert es el gu¨ªa de Trail Blazers y conoce cinco de las numerosas lenguas khoisan que hablan los bosquimanos del sur de ?frica. De ni?o se cri¨® muy cerca de ellos y conoce sus costumbres y los problemas que est¨¢n sufriendo tras haber sido expulsados de sus tierras.Tres mujeres seleccionan frutos de un arbusto durante un paseo por el bosque con un grupo de turistas.Tshamiie consigue hacer fuego con la ayuda de una piedra y un palo. Los bosquimanos han sido tradicionalmente una comunidad n¨®mada de cazadores y recolectores, y saben sobrevivir perfectamente en plena naturaleza.Quoqkwa, Gakebagape y Tata se lavan las manos. Obtienen el jab¨®n de una ra¨ªz espec¨ªfica y el agua la almacenan en un huevo de avestruz.Un grupo de turistas descansa en el sal¨®n de estar del camping Ghanzi Trail Blazers. Iniciativas tur¨ªsticas como estas son buenas porque aportan un sueldo y un poco de orgullo a los bosquimanos, pero no suponen una soluci¨®n real al problema.Caba?as al estilo bosquimano. Estas pertenecen al camping Trail Blazers y los turistas que lo deseen pueden alojarse en ellas para entender c¨®mo viven los ind¨ªgenas. Ellos, cuando salen del asentamiento para trabajar, se alojan en granjas o casas con ba?os, cocina, dormitorios, etc, pero seg¨²n Noleen Seymour, directora de este camping, ellos prefieren dormir en estas caba?as y sobre el suelo, no en un colch¨®n.Paisaje a ¨²ltima hora de la tarde del bosque cercano a Ghanzi. En parajes as¨ª han vivido los bosquimanos durante miles de a?os.Bootshou es una anciana bosquimana que tambi¨¦n est¨¢ involucrada en el trabajo con los turistas. Los que est¨¢n interesados abandonan los asentamientos por tres meses, aunque si luego est¨¢n a gusto pueden solicitar quedarse m¨¢s tiempo y, si no les gusta, pueden volverse cuando lo deseen.Kayate es un anciano cazador bosquimano que no sabe cu¨¢ntos a?os tiene. ?l vivi¨® en los tiempos en que su comunidad era libre y pod¨ªa habitar en la Reserva Central del Kalahari, y ha vivido las expulsiones que el Gobierno realiz¨® en 1997, 2002 y 2005.Las marcas en la espalda de Kayate son tatuajes. Fue un cazador admirado y reconocido, y lleva esa reputaci¨®n tatuada en el cuerpo: cada raya, una proeza. Su arrugada espalda, igual que el pecho, est¨¢ surcada por una infinidad de ellas.Kayate es todo hueso y pellejo, camina descalzo y viste ¨²nicamente un calz¨®n de piel y una capa. Pero le brillan los ojos como si de un chaval se tratara cuando se yergue para otear el horizonte, como si esperase encontrar un impala o un eland que atravesar con su lanza.Xobana es la mujer m¨¢s joven del grupo que trabaja con los turistas en Ghanzi. A ella le gusta fumar. El tabaco es una novedad en la vida de los bosquimanos, igual que el alcohol, y ambos han hecho mucho da?o a su salud, pues los consumen en exceso gracias a las ayudas econ¨®micas que obtienen del Gobierno. Para Jumanda Gakelebone, activista y portavoz de esta minor¨ªa, el Ejecutivo no tendr¨ªa que darles ninguna ayuda si, simplemente, les dejara volver a vivir seg¨²n sus costumbres.Ni?os como este, que es hijo de Tata, no han conocido la vida en el Kalahari. Los cr¨ªos pueden ir a las escuelas de los asentamientos o a las que hay en los pueblos y ciudades de todo el pa¨ªs, pero en ellas no se imparte el idioma khoisan y tampoco aprenden nada sobre su cultura ancestral. Por eso, en vacaciones muchos acompa?an a sus familiares a trabajar con los turistas, pues as¨ª ellos tambi¨¦n aprenden.Los bosquimanos son muy buenos con la m¨ªmica y la usan para explicar cualquier asunto a los extranjeros. En la imagen, Tshamiie est¨¢ escenificando un dolor de cabeza para luego ense?ar la hierba medicinal que lo cura. Wame y Kayate est¨¢n junto a ¨¦l.Tata da de comer los frutos de un arbusto a su hijo. Tradicionalmente, los bosquimanos se han alimentado de carne de caza, hierbas y ra¨ªces. Al adoptar un estilo de vida moderno y al entrar el dinero en sus vidas, han podido acceder a alimentos procesados que no son muy sanos para la salud. Este cambio de h¨¢bitos est¨¢ aumentando el n¨²mero de personas con obesidad y diabetes, denuncian desde Survival Internacional.La excursi¨®n con los extranjeros acaba con una fogata y unos cigarros.Por la noche, los bosquimanos realizan sus danzas rituales. Es la otra tarea que tienen que cumplir cuando trabajan para dar a conocer a los turistas su cultura. Estos bailes tienen lugar en torno al fuego: las mujeres y los ni?os permanecen sentados, dan palmas y cantan. Los hombres j¨®venes bailan.Wame y Tshamiie hacen un baile con cornamentas de alg¨²n tipo de ciervo frente a un grupo de turistas.