Mercado negro de estupidez

El debate sobre los l¨ªmites ideales de la libertad de expresi¨®n es dif¨ªcil de resolver: entre otras cosas, porque m¨¢s o menos todos incurrimos en la tentaci¨®n de preferir que proh¨ªban la ¡°estupidez que no es la nuestra¡±, como dec¨ªa Daniel Gasc¨®n citando a David Trueba. Sin embargo, antes de seguir con ¨¦l deber¨ªamos plantearnos si tan siquiera funcionan estos l¨ªmites.

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Dejemos por un momento de lado las llamadas cre¨ªbles a la actuaci¨®n violenta, que van m¨¢s all¨¢ de lo expresivo. Centr¨¦monos en injurias, ofensas, ataques al honor, faltas a la verdad y similares. Esta semana hemos tenido varios ejemplos ilustrativos de lo que en internet se conoce como efecto Streisand: la censura que otorga atenci¨®n. IFEMA retira una obra de Santiago Sierra en ARCO y todo el mundo empieza a hablar de ella; una denuncia provoca la decisi¨®n judicial del secuestro cautelar de Fari?a, de Nacho Carretero, y la gente se lanza a comprarlo por Amazon; se condena a un rapero (s¨ª, ya s¨¦: no s¨®lo ni principalmente por injurias a la Corona, pero tambi¨¦n por eso) y ya nos podemos imaginar lo que pasar¨¢ con sus descargas en MP3.

Seg¨²n nuestro sesgo, cada uno de estos ¨ªtems culturales nos pueden parecer err¨¢ticos, contribuciones valiosas al debate p¨²blico, o reprobables: a m¨ª, por ejemplo, as¨ª me lo parecen las tres anteriores justamente en ese orden de correspondencia. Da igual, porque la cuesti¨®n es que la gente que quiera seguir hablando de presos pol¨ªticos, remarcando la relaci¨®n entre miembros del PP gallego y el narco (relaci¨®n que, por cierto, fue probada ante un juez), o insultando al Rey, lo va a seguir haciendo igualmente. Basta asomarse a Twitter para comprobarlo.

¡°Recuerda, tu misi¨®n en esta vida es luchar contra la estupidez, no prohibirla. Prohibirla s¨®lo crea un mercado negro de est¨²pidos¡±. La frase me la dijo Roger Senserrich hace seis a?os, y le viene como anillo al dedo a la situaci¨®n actual. Todos estos actos legales e institucionales no hacen desaparecer las opiniones que no nos gustan, si acaso les dan alas. Practicar la ignorancia o los argumentos s¨®lidos, seg¨²n la ocasi¨®n, me parecen armas m¨¢s poderosas. @jorgegalindo