El Derecho del Trabajo
Est¨¢ sucediendo que lo importante son las estad¨ªsticas y no las condiciones en las que se trabaja
En las ¨²ltimas d¨¦cadas se hab¨ªa avanzado espectacularmente en las reducciones de la desigualdad, en la mejora de las condiciones de vida y de trabajo y en el acceso de las mujeres al empleo. Y todo ello con avances continuados en la productividad. De todo ello hemos sido testigos privilegiados los inspectores de trabajo. Sin embargo, como siempre es m¨¢s f¨¢cil destruir que avanzar, al amparo de la crisis se han cambiado las reglas de juego. La reforma laboral de 2012 ha sido decisiva. El di¨¢logo social ha dado paso a la imposici¨®n, la articulaci¨®n de la negociaci¨®n colectiva ha sido desplazada por el ataque a los convenios colectivos de m¨ªnimos, la negociaci¨®n en el seno de la empresa sobre la base de la flexiseguridadse ha sustituido por la modificaci¨®n unilateral de las condiciones de trabajo sin causa suficiente.
El objetivo, no declarado pero real, de la reforma, se ha conseguido plenamente: la devaluaci¨®n interna ha sido de proporciones in¨¦ditas, permitiendo un trasvase forzado de rentas de los asalariados a los detentadores del capital. Hasta el extremo de que se ha ido la mano, de modo que el principal problema de nuestra econom¨ªa productiva hoy son los bajos salarios. No s¨®lo han empeorado las condiciones de vida de muchos trabajadores y ha avanzado la desigualdad: los bajos salarios son la verdadera causa de la puesta en cuesti¨®n del sistema de seguridad social.
El segundo efecto ha sido un grave aumento del fraude empresarial. Medidas como la modificaci¨®n de la regulaci¨®n del contrato a tiempo parcial han permitido la proliferaci¨®n de trabajo y salario no declarados, al prolongarse frecuentemente las jornadas pactadas a voluntad del empresario sin posibilidad de control de la Inspecci¨®n. La posibilidad de negociaci¨®n de convenios colectivos de empresa sin respetar los m¨ªnimos de ¨¢mbito superior ha conducido en muchos sectores a la confecci¨®n de convenios a la carta, siempre bajo m¨ªnimos e incluso con representaci¨®n fraudulenta de los trabajadores.
La degradaci¨®n de las condiciones de trabajo y del poder colectivo de los trabajadores se une a las facilidades para el fraude a causa de la desaparici¨®n de instrumentos de control, hasta el punto de que en muchos casos da la sensaci¨®n de que el mayor ¨¦xito de la reforma es la generalizaci¨®n de la idea de que todo est¨¢ permitido en la mayor impunidad. A medida que nuestro trabajo se dificulta, las facilidades para el fraude se multiplican.
As¨ª se manifiesta la huida del Derecho del Trabajo: de un lado, la desregulaci¨®n, de otro, los obst¨¢culos para el control de cumplimiento de las normas. Ejemplo paradigm¨¢tico es la proliferaci¨®n consentida y alentada de los falsos aut¨®nomos. Es razonable que se fomente el desarrollo empresarial y que se ayude a quienes quieran emprender una actividad econ¨®mica. Pero no confundir a cualquier trabajador aut¨®nomo con una manifestaci¨®n de creaci¨®n de empleo.
Mientras tanto, el poder p¨²blico no parece darse por aludido, contemplando como crece una sociedad extractiva y no equitativa. El Derecho del Trabajo es sustituido por el derecho del empleo. El cambio de denominaci¨®n del Ministerio del ramo no es inocente: el objeto del poder p¨²blico es permitir que exista empleo a cualquier precio y en cualquier condici¨®n. La raz¨®n de ser del Ministerio de Trabajo ya no es la propuesta de las mejoras en las condiciones de trabajo y el control de cumplimiento de la legalidad laboral. Lo de menos es en qu¨¦ condiciones se trabaja, con tal de que las estad¨ªsticas sean favorables y oculten que el aumento del empleo se debe a razones de coyuntura econ¨®mica.
La culminaci¨®n de ese camino hoy es el Plan Estrat¨¦gico de la Inspecci¨®n de Trabajo, aprobado en Consejo de Ministros del 6 de abril, que deber¨ªa ser una respuesta eficaz a la demanda de la dram¨¢tica realidad socio laboral y no un compendio de competencias y obligaciones de la Inspecci¨®n, enmascarando la huida del Derecho del Trabajo.
Cuando se entiende que el derecho de los trabajadores a prestar su trabajo en condiciones dignas y libres de abusos constituye un obst¨¢culo, no estamos construyendo una sociedad libre y democr¨¢tica. Retornar al papel moderador del Estado, reivindicar el aliento civilizador del Derecho del Trabajo, es imprescindible para defender el ¨²ltimo basti¨®n de la democracia al que se refer¨ªa hace tiempo Javier Mar¨ªas en un art¨ªculo dedicado a Europa, asaltada por los insolidarios y retr¨®grados de todo jaez.
Juan Ignacio Mar¨ªn Arce y Ferm¨ªn Y¨¦benes Saelices representan a la Uni¨®n Progresista de Inspectores de Trabajo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.