La papelera (o basurero) de la historia

El portavoz de Esquerra en el Congreso Joan Tard¨¢ sostuvo a comienzos de la semana que antes de plantear cualquier nueva iniciativa era necesario ampliar la base social del soberanismo, lo que implicaba un acercamiento a los comunes y al PSC de Iceta. La idea fue asumida en t¨¦rminos gen¨¦ricos por la coordinadora del PDeCAT, Marta Pascal. Carles Riera, uno de los interlocutores de la CUP en la ronda de partidos de Torrent del pasado lunes, respondi¨® rechazando tales sugerencias por la raz¨®n de que el objetivo de su partido es ¡°tirar el autonomismo a la papelera de la historia¡±.

La expresi¨®n fue empleada por Trotski la noche del 25 de octubre de 1917, en el Congreso de los soviets celebrado tras la toma del Palacio de Invierno por los bolcheviques. La emple¨® en respuesta a la propuesta del l¨ªder de los mencheviques, Yuli Martov (1873-1923) de una salida negociada, cuyo rechazo por los vencedores del d¨ªa provoc¨® su abandono de la reuni¨®n. ¡°Nuestra insurrecci¨®n ¡ªdijo Trotski¡ª ha triunfado y ahora nos propon¨¦is: renunciad a vuestra victoria, negociad. ?Con qui¨¦n? (...) ?Con ese pu?ado pat¨¦tico que acaba de irse (...)? A los que se han ido y a los que hacen tales propuestas les decimos: ?sois gentes aisladas y tristes; hab¨¦is fracasado; vuestro papel ha terminado! ?Id a donde pertenec¨¦is: al basurero de la historia!¡±

La respuesta de Martov est¨¢ a la altura del momento: ¡°Un d¨ªa comprender¨¦is el crimen en que est¨¢is participando¡±. El testimonio de M¨¢ximo Gorki presenta a Martov como un tipo ¡°de aspecto enfermizo y desali?ado, dubitativo, incapaz para la acci¨®n, intelectual brillante, culto¡±. Y como alguien que tuvo una influencia extraordinaria en el joven Lenin, que no dej¨® de apreciarle por encima de la brecha que las divergencias pol¨ªticas cavar¨ªan entre ellos desde la ruptura de 1903 (¡°?Qu¨¦ esplendido camarada, y qu¨¦ hombre absolutamente sincero¡±, le oy¨® decir Gorki. Y susurrar poco antes de morir: ¡°Y dicen que Martov tambi¨¦n se est¨¢ muriendo¡±).

En la reuni¨®n en la que Trotski pronunci¨® la desgraciada sentencia, Martov hab¨ªa abogado por un Gobierno provisional de coalici¨®n entre bolcheviques y mencheviques y por la apertura de un proceso democr¨¢tico constituyente. El gesto de abandonar la reuni¨®n revela la triste constataci¨®n por parte de Martov de la imposibilidad de enderezar la deriva totalitaria de la revoluci¨®n bolchevique y supone un pron¨®stico sobre su coste en vidas humanas.

La condena a la papelera como destino del autonomismo es contradictoria con el objetivo de ampliar la base social del soberanismo. Pues esa ampliaci¨®n solo puede alcanzarse sobre la base compartida de un autogobierno respetuoso con la legalidad, incluyendo el marco auton¨®mico. Y resulta incoherente defender esa ampliaci¨®n de la base social y sostener a la vez que lo m¨¢s urgente es llegar a un acuerdo con la CUP, la fuerza m¨¢s radical y sectaria en presencia. Esto tiene que ver con la pol¨ªtica de alianzas, pero tambi¨¦n con el programa a aplicar por el futuro Govern para garantizar el respeto de la pluralidad social de una Catalu?a en la que, seg¨²n el sondeo m¨¢s reciente del CIS catal¨¢n, un 54% de sus ciudadanos est¨¢ en contra de la independencia, frente a un 41% que es favorable a ella.

El acuerdo entre los de Puigdemont y Esquerra para complacer a la CUP de forma que apoye una hipot¨¦tica investidura de Jordi S¨¤nchez demuestra el arraigo de la inclinaci¨®n catalana a tropezar con la misma papelera.