Yassin, de Siria, 23 a?os: "Soy un kurdo sirio. Viv¨ªa con mi familia en Alepo hasta que la guerra lleg¨® a nuestra calle. Todos los edificios quedaron destruidos por las bombas. Decidimos irnos a un pueblo cercano, Kafr Seghir, donde nos quedamos unas semanas. En mayo de 2013, dej¨¦ a mi familia y me dirig¨ª a Turqu¨ªa.
Durante meses en Turqu¨ªa intent¨¦ encontrar trabajo, pero con la barrera del idioma se me hac¨ªa dif¨ªcil. Fue entonces cuando decid¨ª ir a Libia. En 2013 todav¨ªa hab¨ªa trabajos en Libia y escuch¨¦ que las cosas estaban mejor. As¨ª que viaj¨¦ a Egipto y luego por tierra hasta la frontera con Libia.
Me qued¨¦ en Libia cuatro a?os. Trabaj¨¦ como artesano haciendo decoraciones con yeso para casas. Durante los primeros dos a?os en Libia, pude enviar dinero a mi familia. Hice hermosos adornos y ten¨ªa un negocio prometedor. Pero, en 2015, ocurri¨® la segunda revoluci¨®n, y desde entonces Libia ya no es segura. Hubo bombardeos indiscriminados y pod¨ªa ser secuestrado y retenido mientras caminaba por la calle para pedir despu¨¦s un rescate.
Trat¨¦ de ganarme la vida en Bengasi, en Ajdabiya y, finalmente, en Tr¨ªpoli. Pero antes llegu¨¦ a estar secuestrado hasta en cuatro ocasiones. Me detuvieron en los controles de carretera o me persiguieron en un coche. Nunca supe qui¨¦nes eran exactamente mis secuestradores ni a qu¨¦ bando pertenec¨ªan. Todos llevaban ropa de milicia. Me vendaron los ojos, me quitaron todo mi dinero y usaron mi tel¨¦fono para llamar a mi familia y amenazaron con matarme si no enviaban dinero. Me llevaron a cuartos oscuros, donde me qued¨¦ durante d¨ªas.
Una vez, en Bengasi, los secuestradores me golpearon la cara hasta que se hinch¨®. Me acusaron de ser miembro de Daesh [Estado Isl¨¢mico]. Me pusieron una pistola en la cabeza y me interrogaron, y finalmente me liberaron. Al final, no le encontraba sentido a vivir as¨ª. No hab¨ªa seguridad y yo quer¨ªa irme. Mis amigos y yo encontramos un traficante y le pagamos 3.400 dinares libios [385 euros]. El traficante nos llev¨® a un apartamento durante un d¨ªa y luego nos traslad¨® al patio de una casa. All¨ª nos trat¨® como animales.
Una noche, a las tres de la madrugada, nos metieron en botes peque?os, y despu¨¦s nos trasladaron a un bote de madera. Cuando vi los barcos por primera vez, sent¨ª miedo. Le dije al hombre a cargo del barco que quer¨ªa regresar, pero me dijo que era demasiado tarde y que ten¨ªamos que irnos. Ellos ten¨ªan armas. Cuando abord¨¦ el bote de madera, me sent¨ª muy mareado y comenc¨¦ a vomitar. Est¨¢bamos en medio del mar, ?y si el barco se averiaba? Pod¨ªa ver la muerte frente a mis ojos, hasta que fuimos rescatados por el barco de MSF, seis horas despu¨¦s.
En Europa intentar¨¦ ganarme la vida haciendo artesan¨ªa decorativa. Espero llegar a Alemania o B¨¦lgica porque algunos kurdos sirios que conozco est¨¢n all¨ª. Aprender¨¦ el idioma. Si Siria vuelve a ser lo que sol¨ªa ser, quiz¨¢s piense en volver, pero hasta entonces no lo har¨¦. Mi sue?o es volver a ver a mi familia. Somos 13, siete hermanos y seis hermanas, pero ahora todos estamos en diferentes partes del mundo.
Dos de mis hermanos est¨¢n en el Kurdist¨¢n iraqu¨ª, un hermano est¨¢ en Turqu¨ªa, dos en Libia y uno todav¨ªa en Siria. Una de mis hermanas est¨¢ casada en Turqu¨ªa, dos est¨¢n en la frontera turco-siria, y otra todav¨ªa est¨¢ en Alepo. Mis otras tres hermanas est¨¢n casadas, pero no estoy seguro de d¨®nde viven. No he visto a mi familia en cinco a?os. ?Puedes creerlo? Mi madre y mis hermanas significan todo para m¨ª, pero no hay nada que pueda hacer para reunirme con ellas. Si volviera a Siria, tendr¨ªa que llevar armas, matar personas y morir. Eso no es lo que quiero".