
Relatos ilustrados de adolescentes migrantes
Texto, fotograf¨ªa e ilustraci¨®n aliados para reflejar las vivencias de chavales que los han arriesgado todo, hasta la vida

Del 1 de enero al 25 de octubre de 2017, m¨¢s de 14.000 menores no acompa?ados desembarcaron en las costas italianas, el 13% de todos los migrantes que llegaron sin autorizaci¨®n por mar. Se trata de un fen¨®meno cada vez m¨¢s importante que ha crecido a lo largo del tiempo, reflejando una migraci¨®n predominantemente individual de j¨®venes casi adultos que suelen llegar desde el continente africano. Al mismo tiempo, aumenta el n¨²mero de ni?os y ni?as alojados en los centros de recepci¨®n: el 30 de septiembre 2017 hab¨ªa m¨¢s de 18.000, el 43% de ellos solo en Sicilia, suspendidos en un limbo donde muchos sienten que est¨¢n perdiendo el tiempo, entre un curso de italiano y la espera de un documento que puede tardar meses. La Fundaci¨®n Terre des Hommes Italia lleva seis a?os trabajando en el puerto de Pozzallo (RG) con el proyecto Faro de atenci¨®n psicol¨®gica y psicosocial a los menores extranjeros y familias con ni?os, siguiendo los casos m¨¢s vulnerables en los meses y a?os siguientes. Estas son algunas de las cientos de historias que el equipo de Terre des Hommes ha recopilado:
A., de Nigeria, lleg¨® a Italia en agosto de 2016 a los 17 a?os. Dej¨® su pa¨ªs a la muerte de su padre para escapar de un matrimonio forzado con su t¨ªo. "Ten¨ªa 50 a?os, recuerda, una exesposa y otros hijos. Dije que no, me enoj¨¦ y mi mam¨¢ lo entendi¨®. La partida fue repentina, una tarde recib¨ª una llamada y una voz me dijo que fuera a Benin City. Desde all¨ª salimos. La persona que me hab¨ªa comprado en Benin estaba de acuerdo con un libio que me llev¨® al gueto de Saba, donde estuve seis meses porque nunca tuve suficiente dinero para irme. Salir de ah¨ª es a¨²n m¨¢s peligroso. Una vez fui a buscar agua, estaba con otra chica, vinieron los chicos de Asma Boys y nos secuestraron, nos llevaron a un edificio abandonado e hicieron con nosotras lo que quisieron".

B., de Gambia, lleg¨® a Italia en julio de 2016, a los 14 a?os. Abandon¨® la escuela y su pa¨ªs cuando su padre muri¨® para ir a buscar trabajo y apoyar a su madre. "Le dije a mi mam¨¢: 'Intentar¨¦ ir a Senegal, tal vez all¨ª encuentre algo que hacer,' pero ella dijo que no, as¨ª que le insist¨ª: 'Si me quedo aqu¨ª no tengo ninguna posibilidad, terminar¨¦ vendiendo drogas. Y yo soy musulm¨¢n, esto no est¨¢ permitido".
"Mi libro favorito es: 'Things fall apart', de Chinua Achebe, dice B., pero desde que llegu¨¦ aqu¨ª solo he le¨ªdo: 'Yo hablo italiano"."Estoy muy preocupado, agrega, porque no tengo un tutor. Comenc¨¦ a asistir a la escuela secundaria aqu¨ª, en Sicilia, pero cuando cumpla 18 a?os me trasladar¨¢n a un centro para adultos que podr¨ªa estar en cualquier parte y podr¨ªa verme obligado a dejar de estudiar, una vez m¨¢s".
"Cuando mi abuelo muri¨®, dej¨® 40 vacas a mi padre. ?l las confi¨® a un se?or de la tribu Fula para que las cuidara, le dijo que no vendiera una en concreto porque era "sagrada", pero el hombre la vendi¨® y se fue, y las otras vacas murieron, una despu¨¦s de la otra. Fue as¨ª como mi padre perdi¨® su riqueza y siempre bromea con mi madre, que viene de la misma tribu de ese hombre".
El viaje de C. dur¨® casi tres a?os. En Libia fue secuestrado, encarcelado y torturado varias veces. "A veces tengo miedo", confiesa. "pero luego me digo a m¨ª mismo: 'est¨¢ bien, mant¨¦n la calma, est¨¢s aqu¨ª, est¨¢s a salvo'. He visto a gente actuar como en el cine: disparar, torturar, he visto todo esto suceder en la realidad". ¡°Hay d¨ªas en los que me siento ¡°suspendido¡±, como cuando estaba en Gambia, que no hago nada. El tiempo pasa. Estoy acostado, no voy a la escuela, estoy tirando mi tiempo a la basura. Veo a otros chicos que han llegado hace uno o dos a?os y tengo miedo de que me espere lo mismo".

D., de Guinea, lleg¨® a Italia en enero de 2017, a la edad de 17 a?os. "Me fui de casa con poca ropa, pero cuando llegu¨¦ ni siquiera ten¨ªa zapatos", explica D. "Mi vida aqu¨ª ya ha cambiado, estoy tranquilo, estoy mejor, pero para estudiar tengo que ir a Francia. Estoy guardando el dinero: aqu¨ª en el centro nos dan 10,50 euros por semana y, a veces, trabajo afuera ayudando a un vidriero".
"Quiero ir a Niza -lo dice en ingl¨¦s, 'Nice'-, y se r¨ªe. "Tengo amigos all¨ª".
"Tarde o temprano quiero ver el desierto otra vez porque es otro mundo, no hay nada, estudi¨¦ en la escuela lo que era el desierto pero nunca hab¨ªa estado all¨ª. Le gustar¨ªa volver en cinco o diez a?os, cuando en Libia terminen "estas cosas bastardas". Le gustar¨ªa ir con su familia.
"Dorm¨ªa all¨ª, en la arena, sin una manta. Hac¨ªa fr¨ªo, cero grados, pero la arena estaba caliente porque hab¨ªa 70 grados durante el d¨ªa. Estuvimos cuatro d¨ªas en el desierto, tuvimos suerte, muchos mueren o se pierden. Dios nos ayud¨®".

M., de Nigeria, lleg¨® a Italia en junio de 2017, a los 16 a?os. "Estoy aprendiendo italiano porque creo que es ¨²til, puedo decir: buenos d¨ªas, nos vemos ma?ana, soy M., soy de Nigeria, tengo 17 a?os, me gusta la manzana, mi abuela me llam¨® ayer". "Cuando a mi abuelo dej¨® de pagar la pensi¨®n, el dinero se agot¨® y tuve que abandonar la escuela", explica M. "Quer¨ªa estudiar m¨²sica y arte. S¨¦ cantar y toqu¨¦ en algunos espect¨¢culos de la iglesia, quer¨ªa ser actriz. Me fui a la ciudad a trabajar como mucama pero no ganaba lo suficiente, mis abuelos lloraban porque no podian ayudarme. Un chico con el que sal¨ªa me pregunt¨® si quer¨ªa ir al extranjero porque ten¨ªa una hermana con su marido en Francia y dijo que se pod¨ªa hacer. Me metieron en una casa donde me hicieron el Juju, me dijeron que era para protegerme. La deuda que hab¨ªa contra¨ªdo para el viaje era de 35,000 euros, pregunt¨¦ cu¨¢nto era en moneda nigeriana, pero me dijeron que no me ten¨ªa que importar. Despu¨¦s de tres d¨ªas comenzamos el viaje. Ya no o¨ª a mi novio, se hab¨ªa ido y mi tel¨¦fono no funcionaba. Estuve en Libia durante siete meses y medio, comenc¨¦ a cocinar en el gueto donde estaba en Sabratha y me gan¨¦ algo de comer, no pens¨¦ que ser¨ªa una prostituta, pero me gritaron, me maltrataron, y lo hice. Yo no quer¨ªa hacerlo". ¡°Mi abuela es como mi madre para m¨ª, es muy vieja, tiene un bast¨®n, no puedo explicarle todo, podr¨ªa tener un ataque al coraz¨®n. Ya no tengo miedo aqu¨ª porque creo en Dios".

R., de Nigeria, lleg¨® a Italia en julio de 2016, a los 16 a?os. "Un d¨ªa lllovi¨® mucho, mi hermana y yo est¨¢bamos en la escuela y cuando volvimos nuestra casa se hab¨ªa derrumbado y nuestros padres hab¨ªan muerto. La casa se construy¨® con dinero prestado, y la deuda ten¨ªa que pagarse. La gente a la que mi padre hab¨ªa pedido el pr¨¦stamo me amenazaba constantemente, pero yo no sab¨ªa c¨®mo pagar, as¨ª que un d¨ªa segu¨ª a un amigo que se iba a Libia. No sab¨ªa que iba a llegar hasta a Italia. Solo me fui, porque de lo contrario me hubieran matado". Antes de llegar a Libia, R. nunca hab¨ªa visto el mar. "Cuando lleg¨® el momento de irnos, los traficantes me empujaron en el bote, me golpearon y me hicieron volar un diente. En un momento, el agua comenz¨® a entrar; yo no s¨¦ nadar, estaba petrificado. Hasta que un barco italiano nos salv¨®. Estaba tan feliz de no estar muerto... ".
![<p>S., de Nigeria, lleg¨® a Italia en septiembre de 2016, a los 17 a?os. La madre de S. la abandon¨® cuando ella ten¨ªa 10 a?os, a¨ª que se qued¨® sola con su padre y su hermana menor. A los 16, S. sali¨® de Nigeria por primera vez y sigui¨® a una amiga a Mali. La mujer le hab¨ªa prometido un trabajo en una tienda con el que podr¨ªa ayudar a su padre, que hab¨ªa quedado discapacitado despu¨¦s de un accidente. Pero el trabajo que S. encontr¨® una vez all¨ª era la prostituci¨®n. ¡°Yo quer¨ªa volver pero no ten¨ªa dinero. Ella me golpe¨®, me encerr¨® en una habitaci¨®n durante un mes. Y entonces tuve que hacerlo. Cuando regres¨¦ a mi casa, mi padre me pregunt¨® lo que hab¨ªa pasado y no le dije nada, pero los vecinos se re¨ªan de m¨ª, no pude resistirme y me fui de nuevo".</p> <p>S. viaj¨® sola a Italia, pagando con el dinero ganado en Mali y sin el control de ninguna Madame. "Cuando veo a otras chicas [v¨ªctimas de la trata] cada vez tengo un flashback y les digo: 'Cr¨¦eme, te est¨¢ mintiendo. Si vas con ellos va a ser esclava para siempre, tu vida ser¨¢ miserable, sin sentido..."</p> <p>En el centro donde vive, S.controla las llamadas telef¨®nicas que hacen las chicas con sus familiares para saber si las presionan para que se prostituyan y respeten al Juju. Y todos los mi¨¦rcoles va al hospital donde ayuda a los inmigrantes nigerianos reci¨¦n llegados a hacerse entender.</p> <p>S. tiene una cicatriz profunda en el brazo, marcada a fuego: "Un hombre en Mali me la hizo para vengarse. Me dijo: 'si alg¨²n d¨ªa tienes hijos tendr¨¢s que explicar por qu¨¦ tienes este signo, tendr¨¢s que contar tu historia".</p>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/JE2SRRU7BRMRVN6LQHWYN3EBBQ.jpg?auth=c324fc4d7120e930416110a8b25ec3cbb470fe835252ced9987d6fa52a87978a&width=414)
S., de Nigeria, lleg¨® a Italia en septiembre de 2016, a los 17 a?os. La madre de S. la abandon¨® cuando ella ten¨ªa 10 a?os, a¨ª que se qued¨® sola con su padre y su hermana menor. A los 16, S. sali¨® de Nigeria por primera vez y sigui¨® a una amiga a Mali. La mujer le hab¨ªa prometido un trabajo en una tienda con el que podr¨ªa ayudar a su padre, que hab¨ªa quedado discapacitado despu¨¦s de un accidente. Pero el trabajo que S. encontr¨® una vez all¨ª era la prostituci¨®n. ¡°Yo quer¨ªa volver pero no ten¨ªa dinero. Ella me golpe¨®, me encerr¨® en una habitaci¨®n durante un mes. Y entonces tuve que hacerlo. Cuando regres¨¦ a mi casa, mi padre me pregunt¨® lo que hab¨ªa pasado y no le dije nada, pero los vecinos se re¨ªan de m¨ª, no pude resistirme y me fui de nuevo".
S. viaj¨® sola a Italia, pagando con el dinero ganado en Mali y sin el control de ninguna Madame. "Cuando veo a otras chicas [v¨ªctimas de la trata] cada vez tengo un flashback y les digo: 'Cr¨¦eme, te est¨¢ mintiendo. Si vas con ellos va a ser esclava para siempre, tu vida ser¨¢ miserable, sin sentido..."
En el centro donde vive, S.controla las llamadas telef¨®nicas que hacen las chicas con sus familiares para saber si las presionan para que se prostituyan y respeten al Juju. Y todos los mi¨¦rcoles va al hospital donde ayuda a los inmigrantes nigerianos reci¨¦n llegados a hacerse entender.
S. tiene una cicatriz profunda en el brazo, marcada a fuego: "Un hombre en Mali me la hizo para vengarse. Me dijo: 'si alg¨²n d¨ªa tienes hijos tendr¨¢s que explicar por qu¨¦ tienes este signo, tendr¨¢s que contar tu historia".

W., de Marruecos, lleg¨® a Italia en agosto de 2016, a los 17 a?os. "Vengo de una ciudad en el centro de Marruecos, es peque?a pero m¨¢s grande que donde vivo ahora", explica W. "Me fui porque un d¨ªa discut¨ª con mis hermanos, y me enter¨¦ de que mis padres eran en realidad mis abuelos. Todav¨ªa estoy en contacto con ellos y nos queremos, pero ya no quer¨ªa estar con mi familia. En Libia estuve encerrada en una habitaci¨®n durante un mes y medio, pero no me maltrataron. Llegu¨¦ a Italia gracias a la ayuda del hijo de mis vecinos en Marruecos, que ya hab¨ªa venido aqu¨ª hace tres a?os, y me explic¨® c¨®mo hacer un Facebook.¡±
¡°?ramos muchos en el barco, yo iba sola y dos mujeres sirias que viajaban con un ni?o peque?o se ocuparon de m¨ª y me protegieron".