El llanto del ¡®proc¨¦s¡¯

Aunque la l¨®gica del espect¨¢culo se rige por la consigna the show must go on, no es posible mantenerse perpetuamente fuera de la realidad. Y a la gran mascarada del proc¨¦s se le agotan los recursos. Cuesta creer que en los dos meses pr¨®ximos, una vez que corre el reloj de la investidura o elecciones, haya un viraje al realismo, pero antes o despu¨¦s tendr¨¢ que suceder. Quiz¨¢ desde Waterloo a¨²n parezca que todo es posible, y por eso Puigdemont mantiene sus delirios de Napoigdemont, pero es diferente cuando toca presentarse ante el juez. De hecho, Rovira ha huido de Espa?a y sus socias acudieron a Llarena despojadas del acta para conjurar la sombra de la c¨¢rcel. Por m¨¢s empe?o que pongan en que el espect¨¢culo debe continuar, en alg¨²n momento ya no puede continuar.

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Editorial | El reloj ya corre

El proceso de independencia ha sido una gran performance. Desde el Freedom for Catalonia ol¨ªmpico a las megapitadas al Rey o los 17:14 del Camp Nou, desde los lazos amarillos en los esca?os a las imponentes movidas por la Diada, la exhibici¨®n ha sido constante en el proceso de nation building pujolista. Todos los nacionalismos, desde el nacionalsocialismo o el franquismo al estalinismo, siempre han sido muy de coros y danzas. Desde luego el espect¨¢culo ha sido el fundamento del proc¨¦s. Como sostiene Vargas Llosa en La civilizaci¨®n del espect¨¢culo, es un esp¨ªritu propio de sociedades ricas con un alto bienestar. Pero todo acab¨® al salir de esos l¨ªmites atravesando la l¨ªnea roja real de la legalidad el 6 de septiembre, escenificando el 1-0 y proclamando la Rep¨²blica. Las fantas¨ªas se desvanecen al ser convertidas en realidad. Tanto m¨¢s si son delictivas.

La iron¨ªa es que sea la CUP , el miniyo de JxS¨ª, la que clausure el show: ¡°Damos por acabado el proc¨¦s¡±. En definitiva ellos venden, a su manera, autenticidad; y la autenticidad, seg¨²n el inspirador terapeuta gest¨¢ltico Jorge Bucay, no se puede negociar a cambio de ser aceptados. El proc¨¦s ya era una pantomima insostenible. Se han dejado los espolones, y m¨¢s tras ver a Anna Gabriel pasar del uniforme reglamentario de antisistema a perfecta se?orita en Suiza. Para la CUP, con cuatro esca?os y quiz¨¢ nuevas elecciones, solo quedaba certificar la defunci¨®n en el Parlament, donde Turull demandaba en la tribuna ?autonom¨ªa! volviendo d¨¦cadas atr¨¢s a la Transici¨®n. Un final casi melanc¨®lico en clave de cup¡­cup...rrucu¡­cup.

La ¨²ltima mascarada de la investidura expr¨¦s ya no ha colado. Turull se levant¨® el jueves pensando en la presidencia y se acost¨® pensando en la prisi¨®n. Es el camino de la realidad. S¨®lo Napuigdemont ¡ªque pudo ganar tiempo invisti¨¦ndolo con la renuncia a su acta¡ª mantiene la simulaci¨®n junto a los pr¨®fugos, l¨¦ase a Rovira. Los dem¨¢s ya han asumido que el Estado de derecho no es un teatro de m¨¢scaras, aunque mantengan la ret¨®rica victimista del Estado autoritario. Es un consuelo de derrotados: fantasear con una victoria moral. Seguramente continuar¨¢n enga?¨¢ndose, pero cuando el independentismo haga balance de da?os ¡ªp¨¦rdida de autogobierno, credibilidad, confianza inversora, divisi¨®n social, presos, multas¡­¡ª tendr¨¢n que mirar a la cara a la realidad.