El independentismo catal¨¢n se sobrevalora a s¨ª mismo
El cuento de los catalanes oprimidos por Espa?a lo han comprado tambi¨¦n muchos alemanes, pero el caso Puigdemont es m¨¢s complejo
Pocos fuera de Espa?a han identificado el movimiento independentista catal¨¢n como un movimiento nacional-populista. Y, sin embargo, encaja como un guante. Empecemos por su frame b¨¢sico, que queda perfectamente plasmado en estas declaraciones de Puigdemont en Madrid en mayo del a?o pasado: "El Estado espa?ol no tiene tanto poder para impedir tanta democracia". Analic¨¦moslo como har¨ªa E. Laclau, el ¨²nico te¨®rico al que cabr¨ªa considerar como tal dentro del populismo. De lo que aqu¨ª se trata es de "resignificar" el concepto de "democracia", reduci¨¦ndolo a su dimensi¨®n de elecci¨®n plebiscitaria que se ve frustrada por el Estado espa?ol, el polo negativo de la relaci¨®n dicot¨®mica.
Esta confrontaci¨®n entre el "poder" de unos y la "democracia" del "nosotros" cumple la funci¨®n de escindir el campo pol¨ªtico en dos, crea una frontera entre la "comunidad aut¨¦ntica", "democr¨¢tica" ¡ªel polo positivo¡ª y el antagonista, el perverso "poder" del Estado espa?ol que impide su realizaci¨®n.
Como he podido observar a trav¨¦s de una multiplicidad de art¨ªculos en varios medios alemanes, es un discurso que no ha tenido ning¨²n inconveniente en comprar una buena parte de la intelligentsia alemana; a saber, la existencia de un Estado antidemocr¨¢tico que impone su poder a un pueblo que lucha por su libertad. Si vamos a los datos resulta que la cosa es mucho m¨¢s compleja. Para empezar, Freedom House incluye a Espa?a entre los pa¨ªses con m¨¢s nota, y el ranking de The Economist Democracy Unit, uno de los m¨¢s prestigiosos, ubica a nuestro pa¨ªs dentro del escaso grupo de full democracies, pr¨¢cticamente al nivel del Reino Unido, y por encima de Estados Unidos, Francia e Italia, que se encuentran en el de flawed democracies. Por otro lado, Catalu?a goza de una de las cotas de autogobierno m¨¢s altas de Europa; o sea, que nadie podr¨ªa imaginar que fuera un pa¨ªs "oprimido".
El independentismo toma la parte por el todo
No deja de ser ir¨®nico que cuando se intent¨® impedir el refer¨¦ndum ilegal del pasado 1 de octubre, el Gobierno espa?ol tuvo que alojar a su polic¨ªa en un barco y en varios hoteles de la costa. Curioso pa¨ªs opresor, que no dispone siquiera de barracones en la regi¨®n dominada para alojar a sus "fuerzas represivas"; debe de ser el ¨²nico en la historia mundial. O que, al aplicarse el art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n espa?ola y, consecuentemente, suspender la autonom¨ªa de la regi¨®n hasta que se constituya un nuevo gobierno, lo primero que hace es convocar elecciones y mantiene inc¨®lume el sistema de agitprop (agitaci¨®n y propaganda) de los medios de comunicaci¨®n dependientes del gobierno catal¨¢n.
El resultado de dichas elecciones es conocido. Por las caracter¨ªsticas del sistema electoral, los partidos independentistas consiguieron la mayor¨ªa de esca?os en el Parlament en las ¨²ltimas elecciones, pero no llegaron ni al 47 por ciento de los votos. Y eso que se celebraron ya con algunos de sus l¨ªderes en la c¨¢rcel; o sea, bajo perfectas condiciones de agravio. Seg¨²n la ¨²ltima encuesta del Centro de Estudios de Opini¨®n catal¨¢n, estar¨ªa ahora en torno al 40 por ciento. Como puede observarse, en l¨ªnea con otros movimientos populistas, el independentismo catal¨¢n sufre del vicio de la sin¨¦cdoque, el tomar la parte por el todo. Ese "un sol poble" de su discurso que aspira a la independencia resulta que no llega al cincuenta por ciento de la poblaci¨®n. No parece cosecha suficiente como para dar el salto hacia la declaraci¨®n unilateral de independencia. Esto no lo digo yo, lo dice cualquier teor¨ªa sobre la secesi¨®n y fue el n¨²cleo de la doctrina establecida por el propio Tribunal Supremo canadiense. Su decisi¨®n es que la Constituci¨®n no excluye la secesi¨®n de Quebec, pero se?ala n¨ªtidamente que 1) La declaraci¨®n unilateral de independencia ¡ªlo que hizo el gobierno de Puigdemont¡ª es contraria al derecho nacional y al derecho internacional; y 2) que en el caso de que hubiera una clear majority a favor de la misma, que se suele interpretar en torno al 65 por ciento de los habitantes de un Estado federado, el gobierno federal (der Bund) estar¨ªa obligado a establecer negociaciones pol¨ªticas para concretar los t¨¦rminos de la separaci¨®n.
Fernando Vallesp¨ªn es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAM. Este art¨ªculo fue publicado en Die Zeit el 5 de abril de 2018.
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