20 fotosLos refugiados desaf¨ªan a los AlpesTras cruzar el desierto y el Mediterr¨¢neo, las personas que buscaron acogida en Europa durante el pasado invierno arriesgaron su vida en peligrosas rutas monta?osasEl Pa¨ªsItalia - 18 abr 2018 - 16:16CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceLas g¨¦lidas temperaturas invernales no han dado un respiro a las personas que durante los meses m¨¢s frios de 2017 y 2018 han intentado acceder a Europa en busca de refugio. Tras cruzar el desierto y el Mediterr¨¢neo, miles han arriesgado su vida en peligrosas rutas monta?osas para llegar a Francia y solicitar asilo. En la imagen, un migrante maliense da sus ¨²ltimos pasos en la localidad italiana de Bardonecchia antes de adentrarse en las monta?as. Desde esta ciudad partieron el a?o pasado muchos refugiados rumbo a Francia.Esta peligrosa ruta fue utilizada en otros tiempos por quienes hu¨ªan del fascismo. Con una altura superior a 1.760 metros, el Colle della Scala, en los Alpes italianos, es uno de los pasos fronterizos entre los dos pa¨ªses. Debido a la cantidad de nieve, de noviembre a mayo es extremadamente peligroso atravesarlo.A la estaci¨®n de Bardonecchia, a 90 kil¨®metros de Tur¨ªn, llegaron cada d¨ªa decenas de nuevos migrantes y desplazados por los conflictos durante el pasado invierno.Malang lleg¨® a Italia desde Libia, donde le torturaron. Sufre una tartamudez traum¨¢tica desde entonces. En el momento de tomar la imagen, esperaba a subir a un tren que le llevara a Francia. Ten¨ªa muchas probabilidades de ser desalojado por la polic¨ªa, que tiene orden de expulsar a todos los 'sin papeles' desde el verano de 2015.Malang espera junto a otros dos compa?eros de viaje en la estaci¨®n. Muchos van equipados con maletas, algo que les frena a la hora de desafiar la monta?a.Las botas y la maleta de un migrante. A pocos pasos de su equipaje, descansa tumbado junto a un radiador de la sala de espera de la estaci¨®n de tren. Hace un par de a?os permanec¨ªa abierta toda la noche, ahora se cierra a las 21.30 horas.Lamir Camar¨¢ es de Senegal. Su ¨²nico trabajo ha sido en la agricultura, en Foggia (Italia), al sureste del pa¨ªs. Reconoce que fue ¡°tratado como un esclavo¡± y vivi¨® en un gueto. Sin trabajo, no le quedaba esperanza para continuar en Italia.Ahmed, tunecino, fue uno de los migrantes devueltos por la furgoneta de la polic¨ªa gala en el momento de realizar este reportaje. Consigui¨® llegar a Modane en autob¨²s, pero all¨ª la polic¨ªa le entreg¨® la carta de expulsi¨®n. ¡°Game Over¡±, dice. Asegur¨® que no dejar¨ªa de intentarlo hasta reunirse con su hermano.Momed es de Guinea. Es un superviviente de la polio y arrastra una de sus piernas. La mayor¨ªa intenta cruzar la monta?a en condiciones deplorables, con calzado y ropa no adecuada para el fr¨ªo y la nieve.Simone Bobbio forma parte de la organizaci¨®n Soccorso Alpino. Comunica que la situaci¨®n cambi¨® en diciembre con fuertes nevadas. Ha participado en algunos de los rescates nocturnos de migrantes atrapados y advierte de la peligrosidad del Colle della Scala, una monta?a con gran pendiente y con riesgo de avalanchas.Las puertas de la asociaci¨®n Tous Migrants se abren para los migrantes y desplazados reci¨¦n llegados a la localidad francesa de Brian?on.Cada noche duermen en sus camas una media de 30 personas. Sin embargo, han registrado picos de 70 y relatan que hubo d¨ªas en los que hasta dos personas dorm¨ªan en el mismo colch¨®n.Un migrante en uno de los dormitorios de la asociaci¨®n Tous Migrants. Su paso es temporal. Esperan ir a ciudades m¨¢s grandes donde comenzar el protocolo para solicitar asilo.Por este refugio pasaron m¨¢s de 2.500 personas desde agosto de 2017.Ian escap¨® de Mali. Cruz¨® el desierto, el Mediterr¨¢neo y los Alpes. Lleg¨® a Brian?on con principio de congelaci¨®n en los pies. Como muchos de los migrantes, estuvo un tiempo atrapado en Libia. ¡°Me hace da?o hablar de ello. Todo el mundo sabe lo que est¨¢ pasando all¨ª¡±, dice en referencia a las torturas. Solo con nombrar este pa¨ªs, muchos lloran o comienzan a temblar. Las heridas siguen abiertas.Carteles informativos en el centro del protocolo sobre qu¨¦ hacer en caso de control policial.En la planta baja hay un sal¨®n donde los migrantes cocinan y se dividen las tareas. Se organizan en cuatro equipos: comida, salud, administraci¨®n y limpieza. Chicos de entre 14 y 17 a?os cruzaron la frontera. Algunas noches, m¨¢s de la mitad de los refugiados eran menores no acompa?ados, apunta una voluntaria.En las semanas previas a la realizaci¨®n de este reportaje, tambi¨¦n llegaron a este centro mujeres con ni?os peque?os de apenas un a?o.Carolina, de Camer¨²n, consigui¨® llegar sana y salva a Brian?on. No corri¨® la misma suerte Beauty, nigeriana embarazada de 31 a?os que fue expulsada de Francia cuando intentaba cruzar la frontera con su marido. El 9 de febrero ingres¨® en el hospital de Sant¡¯Anna. Al mes siguiente, el 15 de marzo, muri¨® tras el parto. El beb¨¦, Israel, que vio la luz a las 29 semanas, lucha ahora por sobrevivir.Uno de los refugiados mira por la ventana del ba?o ¨Csolo hay dos en toda la casa¨C. Para muchos, el sue?o se llama Par¨ªs.