Isabel II, 92 a?os y 24.181 d¨ªas de reinado
En un gesto ins¨®lito, la soberana celebrar¨¢ su cumplea?os asistiendo a un macroconcierto en el Royal Albert Hall
Las canciones con alto voltaje sexual de Shaggy no destacan entre las favoritas de la reina de Inglaterra, pero Isabel II no piensa faltar hoy a la actuaci¨®n del rapero y otras estrellas musicales en un macroconcierto organizado en el Royal Albert Hall de Londres con ocasi¨®n de su 92 cumplea?os. Ni su avanzada edad ni la reciente intervenci¨®n quir¨²rgica de su marido servir¨ªan de excusa para una monarca que siempre ha cumplido con lo que considera sus inapelables obligaciones a lo largo de m¨¢s de seis d¨¦cadas y media. Y que a pesar de que las fuerzas flaquean, o de que su consorte ya no puede respaldarle en las funciones oficiales, se mantiene inc¨®lume en su puesto, abrazada por altas cotas de popularidad.
A estas alturas, los brit¨¢nicos ¨Cy el p¨²blico internacional adepto a la serie The Crown¨C creen saberlo ya casi todo sobre una soberana que vino al mundo el 21 de abril de 1926 en el domicilio familiar del n¨²mero 17 de Bruton Street, Londres. Se ha relatado hasta la saciedad c¨®mo la abdicaci¨®n de su t¨ªo Eduardo VIII, empe?ado en casarse con la dos veces divorciada Wallis Simpson, traspas¨® el trono al padre de Isabel y convirti¨® a aquella ni?a de diez a?os en su heredera. A la muerte de su progenitor (Jorge VI), arranca el reinado de Isabel II que, en septiembre de 2015, fue proclamado el m¨¢s longevo de la historia de Inglaterra: al rebasar entonces el de su tatarabuela Victoria. Hoy se cumplen sus 24.181 d¨ªas en el trono.
Efem¨¦rides como la de hoy son, sin embargo, una excusa para que el p¨²blico descubra en la prensa nacional otros detalles m¨¢s mundanos sobre la vida de la reina puertas adentro de palacio. Sus h¨¢bitos nos hablan de una dama que comienza cada jornada escuchando el magazine informativo de la BBC y leyendo el diario de carreras de caballos Racing Post, mientras desayuna el cl¨¢sico porridge (crema de avena) con yogur y mermelada. Que privilegia en el aperitivo la ginebra con Dubonnet y cumple puntualmente con el t¨¦ de la tarde. El chocolate es una adicci¨®n que intenta controlar en su justa medida. Su afici¨®n a legendarios culebrones televisivos, como EastEnders o Coronation Street, entronca con los gustos del brit¨¢nico medio y de cierta edad.
En su condici¨®n de monarca, Isabel II es la ¨²nica persona del Reino Unido cuyo autom¨®vil puede transitar sin matr¨ªcula, pero tambi¨¦n se trata del ¨²nico miembro de la familia real capaz de cambiar una rueda pinchada, habilidad que aprendi¨® como conductora de ambulancias durante la Segunda Guerra Mundial. No se trata de una mujer con caprichos extravagantes, si se except¨²a el trato casi de royals dispensado siempre a sus adorados corgis, la raza de perros que vino criando desde que le regalaron un ejemplar a los 18 a?os, y cuyo ¨²ltimo descendiente (Willow) ha tenido que ser sacrificado esta semana.
El inocente anecdotario acerca al p¨²blico a un retrato m¨¢s personal de la reina, calificada esta semana como ¡°cool¡± por algunos de los j¨®venes artistas que hoy participar¨¢n junto a otros veteranos en el cartel del Royal Albert Hall. Ese calificativo informal y cari?oso contrasta con la frialdad que le fue reprochada a ra¨ªz de la muerte de su nuera Diana de Gales, en 1997, el punto m¨¢s bajo de una d¨¦cada de esc¨¢ndalos en la familia real que hicieron temblar los cimientos de la monarqu¨ªa. La instituci¨®n ha dado muchos pasos desde entonces para adaptarse a los nuevos tiempos, incluida la claudicaci¨®n de que Isabel II pague impuestos, y conf¨ªa en la nueva generaci¨®n (encabezada por su nieto Guillermo) para refrescar su imagen y mostrarse m¨¢s pr¨®xima.
Pero, sobre todo, lo que ha afianzado estos ¨²ltimos 66 a?os de reinado es la percepci¨®n de una soberana con un f¨¦rreo sentido del deber. Muchos de quienes en el pasado alud¨ªan a una figura fr¨ªa y distante reconocen hoy a la anciana reina como una trabajadora incansable que ha lidiado con trece primeros ministros, s¨®lo ha faltado en dos ocasiones a la apertura de las sesiones del Parlamento (por los partos de sus hijos Carlos y Andr¨¦s) y ha realizado 261 visitas oficiales al extranjero, am¨¦n de participar en miles de actos.
El equipo m¨¦dico estar¨¢ hoy muy pendiente de la soberana en una velada musical demasiado agitada para una abuela de 92 a?os, que es tan s¨®lo el arranque de una temporada intensa con el nacimiento inminente del nuevo reto?o de Guillermo y Catalina, seguido de la boda de su nieto Enrique con la exactriz americana Meghan Markle. La agenda oficial de Isabel II ha sido aligerada en los ¨²ltimos a?os, a la par que el heredero, Carlos, toma posiciones: ayer mismo se desvel¨® que suceder¨¢ a su madre como como cabeza de la Commonwealth. ?El inicio de una retirada? Entre los observadores reales, los m¨¢s vaticinan que la reina no se jubilar¨¢ nunca, aferrada al juramento que pronunci¨® en la coronaci¨®n de 1953. Pero algunos insin¨²an que, de llegar a cumplir los 95 a?os, aceptar¨ªa una suerte de regencia, es decir, que Carlos ser¨ªa rey en todos los sentidos menos en el t¨ªtulo.
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