El trist¨ªsimo manto de la marmota
El m¨¢ster ficticio de la se?ora Cifuentes no puede esconderse bajo la niebla de la nimiedad
Tened cuidado con no convertir en nimiedades cosas que son consecuencia de una gran herencia de ordenada libertad, reclamaba a sus disc¨ªpulos un gran diplom¨¢tico estadounidense. Mucho cuidado, nos dir¨ªa hoy, con convertir en trivialidades cosas que forman parte de los esquemas ordenados de libertades en nuestro pa¨ªs: el caso Cifuentes, por ejemplo, no es una nimiedad; la llamada ley mordaza, que permite encarcelar a personas cuyas expresiones pueden ofender, pero que no est¨¢n incitando a hechos violentos concretos, no es una minucia; que los responsables de la Generalitat en Catalu?a (el Estado) dieran instrucciones a un cuerpo armado, como los Mossos, para que facilitara la actividad de quienes iban a desobedecer a los tribunales no es un detalle irrelevante. Y no se pueden convertir en nimiedades porque afectan a principios b¨¢sicos de los acuerdos de convivencia.
El PP ha renunciado a ocupar la agenda pol¨ªtica con la acci¨®n de su Gobierno y nos ha metido a todos en una secuencia agotadora.
Hay dos cosas que se aprenden pronto en periodismo: es mucho m¨¢s ¨²til para la sociedad plantear la cr¨ªtica sobre la acci¨®n del Gobierno (sea estatal o auton¨®mico) que sobre los errores de la oposici¨®n y es importante lograr que los problemas pol¨ªticos se planteen en t¨¦rminos exactos, no en el marco confuso en el que los interesados quieran confinarlo.
El Partido Popular, en el Gobierno, es un especialista en convertir todo lo que le hace objeto razonable de cr¨ªtica en nimiedades. Los portavoces populares quieren reducir ahora lo ocurrido en la Comunidad de Madrid a un caso de malas pr¨¢cticas administrativas. Pero el llamado caso Cifuentes es mucho m¨¢s que todo eso porque Cristina Cifuentes no es una ciudadana particular que padece irregularidades administrativas ajenas a su voluntad, sino la presidenta de la Comunidad de Madrid, un cargo pol¨ªtico en el que maneja un presupuesto de casi 20.000 millones de euros, y que se ha beneficiado de documentos p¨²blicos que, seg¨²n todos los indicios, han sido manipulados ilegalmente. Hasta hace poco un juez pod¨ªa condenar en Madrid por delito de estafa o receptaci¨®n a una persona que utilizara un abono transporte ajeno o que manipulara el documento para cambiar la foto. Y aun ahora, sin pena de c¨¢rcel, la multa es cuantiosa. El m¨¢ster ficticio de la se?ora Cifuentes no puede esconderse bajo la niebla de la nimiedad, salvo que demos por bueno que una marmota gigantesca ha ca¨ªdo sobre este pa¨ªs: ?cuantos d¨ªas iguales hay que soportar antes de salir de este bucle? ?Cu¨¢nto va a mantener Ciudadanos a los madrile?os atrapados en el tiempo, como si esta ciudad fuera el diminuto condado de Punxsutawney y todos sus habitantes Bill Murray? ?A qu¨¦ hay que esperar para que ?ngel Gabilondo devuelva el pulso, hasta las pr¨®ximas elecciones, a una comunidad cansada y triste?
?Cu¨¢nto va a mantener Ciudadanos a los madrile?os atrapados en el tiempo, como si esta ciudad fuera el diminuto condado de Punxsutawney y todos sus habitantes Bill Murray?
Es cierto que el Partido Popular se ha encontrado en esta legislatura, porque as¨ª lo ha querido (o porque su presidente, Mariano Rajoy, pens¨® que era la ¨²nica manera de conservar el poder), en una situaci¨®n extra?a, sin mayor¨ªa parlamentaria y sin acuerdo suficiente de gobierno, pero la estrategia adoptada a continuaci¨®n ha agravado los problemas en lugar de aliviarlos. El PP ha renunciado a ocupar la agenda pol¨ªtica con la acci¨®n de su Gobierno y nos ha metido a todos en una secuencia agotadora. Conste sin embargo que su obligaci¨®n sigue siendo actuar, tomar la iniciativa pol¨ªtica y demostrarnos que tiene algo que decir para salir del d¨ªa de la marmota, en Madrid, en Catalu?a y en donde sea. Es trist¨ªsimo que un Gobierno, sujetado con pinzas por Ciudadanos, que solo parece pensar en sus intereses electorales, sea incapaz de plantear sus propias opciones y de debatirlas p¨²blicamente con todo aquel que lo desee. Trist¨ªsimo un Gobierno que convierte en nimiedad parte de la buena herencia de libertades ordenadas.
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