13 fotosPor qu¨¦ estos 14 tesoros est¨¢n desaparecidos y cu¨¢l es su valor (II)Algunas de estas magn¨ªficas obras permanecen ocultas. Encontrarlas es el tit¨¢nico desaf¨ªo humanoICON03 jun 2018 - 17:00CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceDe qu¨¦ tesoro hablamos. Estas soberbias representaciones de Buda fueron esculpidas hacia el siglo VI d. C directamente en la roca del acantilado del valle de B¨¡miy¨¡n (Afganist¨¢n). All¨ª ten¨ªan tambi¨¦n sus viviendas los monjes budistas. Se sabe que originalmente estaban policromadas, aunque despu¨¦s perdieron la capa de color. A lo largo de la historia fueron varias las ocasiones en que peligr¨® su integridad, y de hecho sufrieron destrucciones parciales. C¨®mo desapareci¨® y por qu¨¦ nadie lo ha encontrado. Lo que no hicieron mil quinientos a?os de historia, invasiones y pulsiones iconoclastas lo lograron los talibanes de este siglo. Pese a los intentos de varios organismos ¨Centre ellos la Organizaci¨®n de la Conferencia Isl¨¢mica¨C por impedirlo, en 2001 la milicia ultraortodoxa isl¨¢mica afgana acometi¨® la destrucci¨®n de los dos budas gigantes de 55 y 36,5 metros de altura mediante misiles antia¨¦reos, minas antitanque y cargas de dinamita. El ministro de exteriores talib¨¢n, Wakil Ahmed Muttawakil, declar¨® que el motivo era que las estatuas iban ¡°contra los principios del Islam¡±. Los dos grandes budas fueron destruidos y quedan los nichos gigantescos que los acog¨ªan, y tambi¨¦n otras esculturas menores. En 2013 se inici¨® una pol¨¦mica restauraci¨®n que fue interrumpida por orden de la Unesco. Seg¨²n la Unesco, ahora ¡±el vac¨ªo es la verdadera escultura¡± y aboga por dejarlo como est¨¢. Cu¨¢l es su valor. Como cualquier coloso ¨Co m¨¢s que cualquier otro, por estar inevitablemente fijados al paisaje en que se esculpieron¨C dif¨ªcilmente podr¨ªan ponerse a la venta. A la izquierda, una imagen del hueco donde se encontraba uno de los budas de B¨¡miy¨¡n. A la derecha, una r¨¦plica de 30 pies de alto del Buda B¨¡miy¨¡n erigido con motivo del cumplea?os de Buda el 7 de mayo de 2001.GettyDe qu¨¦ tesoro hablamos. De algo que obsesiona desde hace siglos a Occidente: el cuenco o copa donde para los creyentes cristianos Jesucristo deposit¨® los alimentos objeto del milagro de la transubstanciaci¨®n y que despu¨¦s se habr¨ªa utilizado para recoger la sangre vertida en la crucifixi¨®n. Aunque en los Evangelios se habla de un c¨¢liz que en la ?ltima Cena contiene el vino de la eucarist¨ªa, las posteriores vicisitudes del grial son ap¨®crifas, y no se conserva texto escrito alguno que las mencione hasta la Baja Edad Media. C¨®mo desapareci¨® y por qu¨¦ nadie lo ha encontrado. La leyenda decidi¨® que un hombre rico llamado Jos¨¦ de Arimatea ¨Ccuyo nombre s¨ª figura en el Nuevo Testamento¨C lo habr¨ªa llevado a tierras brit¨¢nicas y all¨ª custodiado hasta su desaparici¨®n en circunstancias totalmente desconocidas. La historia del rey Arturo y sus caballeros de la Mesa Redonda, tal y como la desarroll¨® en la Edad Media el poeta Chr¨¦tien de Troyes (y otros despu¨¦s) bas¨® gran parte de su intriga argumental en la b¨²squeda de tan preciada pieza de vajilla, uniendo la tradici¨®n cristiana con mitos paganos celtas. Actualmente hay dos centenares de supuestos griales solo en Europa, varios de ellos en Espa?a: destacan una copa en la catedral de Valencia y otra en el del Monasterio de Santa Mar¨ªa do Cebreiro (Lugo), aunque recientemente los historiadores Margarita Torres y Jos¨¦ Miguel Ortega aseguraron que la aut¨¦ntica reliquia se encuentra en Le¨®n. Cu¨¢l es su valor. Partiendo de la dudosa existencia de tal cosa como un santo grial, dif¨ªcilmente se podr¨ªa probar que un hallazgo -nuevo o antiguo- sea el aut¨¦ntico. Pero si as¨ª fuera estar¨ªamos quiz¨¢ ante el objeto m¨¢s valioso sobre la faz de la Tierra. En la imagen, Harrison Ford con el Santo Grial en la pel¨ªcula 'Indiana Jones y la ¨²ltima cruzada'.De qu¨¦ tesoro hablamos. El Museo Isabella Stewart Gardner, de Boston (EE UU), se cre¨® en 1903 para acoger la colecci¨®n privada de esta rica heredera estadounidense de origen irland¨¦s. Su primera adquisici¨®n fue nada menos que 'El Concierto', del pintor barroco holand¨¦s Johannes Vermeer, tras la cual se hizo con otras obras maestras como el ¨²nico paisaje marino de Rembrandt ('La tormenta en el mar de Galilea'), o un doble retrato y un autorretrato de este mismo autor. Sin embargo, si acuden al museo y buscan estas joyas, lo que encontrar¨¢n en su lugar son marcos vac¨ªos. C¨®mo desapareci¨® y por qu¨¦ nadie lo ha encontrado. ¡°No le estamos arrestando: ?esto es un robo!¡±. Estas fueron las palabras que unos intrusos disfrazados de polic¨ªas dirigieron a los empleados de seguridad del museo la noche del 18 de marzo de 1990. Esposados y atados, los guardas no pudieron evitar que, durante una hora, los ladrones camparan a sus anchas por las salas de la pinacoteca y se llevaran trece obras: cuadros de Vermeer, Rembrandt, Manet, Degas y Flinck, y antiguos elementos ornamentales de bronce. Los expertos han se?alado que por su 'modus operandi' los malhechores no eran ladrones especializados en arte, y se tiende a apuntar a la mafia local. Pero nadie fue detenido, y ni una sola de las piezas se ha recuperado. Ni las recompensas ofrecidas ni la labor del FBI han servido para nada de momento, aunque no se pierde la esperanza. Cu¨¢l es su valor. En su momento se estim¨® en 500 millones de d¨®lares (unos 400 millones de euros) el valor total de los elementos robados. Pero eso fue hace casi treinta a?os, as¨ª que hoy podr¨ªa cuadruplicarse la cifra. Solo la obra de Vermeer se estima en unos 200 millones. En la imagen, 'El Concierto', de Johannes Vermeer, que estaba en el lote de los robados.De qu¨¦ tesoro hablamos. Durante los ¨²ltimos treinta a?os de su vida, el impresionista Claude Monet (Francia, 1840-1926) pint¨® una larga serie llamada 'Los Nen¨²fares' ('Les Nymphe¨¢s' en franc¨¦s). Cuando comenz¨® a hacerlo contaba casi sesenta a?os, y muchas de las 250 obras las realiz¨® cuando su vista estaba ro¨ªda por las cataratas. Hoy la serie est¨¢ considerada como uno de los paradigmas del impresionismo, y sus piezas m¨¢s representativas son las que pueden verse en el pabell¨®n de l¡¯Orangerie de Par¨ªs, inaugurado en 1927, poco despu¨¦s de la muerte de Monet. Varios de los cuadros fueron a parar a otras instituciones, entre ellas el MoMA de Nueva York, que en 1955 compr¨® uno de los de gran formato (de cinco metros y medio de largo) y otro m¨¢s peque?o. C¨®mo desapareci¨® y por qu¨¦ nadie lo ha encontrado. El 15 de abril de 1958, uno de los trabajadores que estaban reparando el sistema de aire acondicionado del MoMA neoyorquino encendi¨® un cigarrillo, y una chispa hizo prender una pila de serr¨ªn y unas telas. Se organiz¨® entonces un furioso incendio que oblig¨® a desalojar el edificio. Un grupo de voluntarios (incluido el magnate Nelson Rockefeller) colabor¨® en sofocar el fuego y salvar las obras de arte en peligro. Aparte de la ¨²nica v¨ªctima mortal que se produjo, la principal p¨¦rdida fueron los dos cuadros de Monet. Seg¨²n narr¨® un testigo al diario 'New York Times', el m¨¢s peque?o qued¨® ¡°como un malvavisco tostado¡± (y ese fue el mejor parado de los dos). La historiadora y doctora en Filosof¨ªa por la Universidad Aut¨®noma de Madrid, Ruth P¨¦rez-Chaves, espera que sirva para evitar otros incidentes en el futuro: ¡°Podr¨ªa volver a pasar en cualquier momento, aunque no por un cigarro, sino por otras negligencias. En ocasiones, cuando los museos pintan las paredes no descuelgan las obras¡ Hay mucho que hacer en conservaci¨®n preventiva, me temo¡±. Cu¨¢l es su valor. Hace diez a?os la casa de subastas Christie¡¯s vendi¨® otro cuadro de la serie, de dos metros de largo y pintado en 1919, por 40,9 millones de libras (unos 58,22 millones de euros). Un precio similar a ¨¦ste podr¨ªa alcanzar la obra m¨¢s peque?a perdida en el MoMA, y bastante m¨¢s -?quiz¨¢ 80 millones?- la de mayor tama?o. De qu¨¦ tesoro hablamos. El Zeus de Olimpia estaba incluida en la lista de las siete maravillas del mundo antiguo. Se trataba de una escultura en oro y marfil de unos doce metros de altura que representaba al padre de los dioses griegos y se encontraba en un templo en Olimpia, al oeste de Grecia. Fue realizada por el gran Fidias hacia la mitad del siglo V a. C. En ella Zeus aparec¨ªa con el torso descubierto, sentado en un imponente trono y sosteniendo con una mano su vara de mando y con la otra una escultura m¨¢s peque?a, la de Nik¨¦, diosa de la victoria. La idea era que los visitantes al templo se quedaran sobrecogidos ante la contemplaci¨®n del m¨¢s poderoso de los dioses. C¨®mo desapareci¨® y por qu¨¦ nadie lo ha encontrado. No se sabe a ciencia cierta en qu¨¦ momento y c¨®mo desapareci¨®, aunque como otros tesoros art¨ªsticos de su tipolog¨ªa pudo ser llevado a Constantinopla, capital del Imperio Romano de Oriente, y destruirse en el incendio del palacio de Lauso en el siglo V de nuestra era. Cu¨¢l es su valor. Su precio ser¨ªa, por supuesto, incalculable. Y de todos modos no parece probable que pudiera considerarse objeto de intercambio en el mercado. En la imagen, grabado de la estatua de Zeus en Olimpia, por Fischer von Erlach.GettyDe qu¨¦ tesoro hablamos. El escultor estadounidense Richard Serra (San Francisco, 1939) realiz¨® en 1986 esta escultura expresamente para el espacio que ocupar¨ªa en la exposici¨®n inaugural del Centro de Arte Reina Sof¨ªa. Se compon¨ªa de cuatro bloques macizos de acero corten de 148,5 cm de altura cada uno. Dos de ellos pesaban 4 toneladas y otros dos 15 toneladas cada uno. Al cierre de la exposici¨®n, el Ministerio de Cultura adquiri¨® la obra por 36 millones de pesetas (unos 216.000 euros). Tras guardarse en un almac¨¦n, en 1990 fue de nuevo expuesta en el museo y despu¨¦s desmontada y almacenada. C¨®mo desapareci¨® y por qu¨¦ nadie lo ha encontrado. En 1998, la Seguridad Social embarg¨® las instalaciones, situadas en Arganda del Rey, de la empresa de almacenaje que hab¨ªa entrado en suspensi¨®n de pagos. No se hac¨ªa referencia a la escultura de Serra en la correspondiente acta de incautaci¨®n.?Tres a?os m¨¢s tarde se edific¨® en el solar un nuevo edificio que deb¨ªa contener el archivo general del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Cuando en 2005 la nueva directora del Reina Sof¨ªa decidi¨® que ya era hora de volver a exponer la obra, se encontr¨® con que los responsables de la empresa de almacenaje desconoc¨ªan su paradero. La investigaci¨®n de la Brigada de Delitos contra el Patrimonio Hist¨®rico de la Polic¨ªa Judicial no lleg¨® a ninguna conclusi¨®n definitiva, aunque se aventuraron hip¨®tesis como que los bloques quedaron sepultados bajo los cimientos del nuevo edificio construido en el solar del almac¨¦n. La posibilidad de la sustracci¨®n resulta menos probable, aunque de haber sido as¨ª nos encontrar¨ªamos ante un aut¨¦ntico supervillano, pues no cualquiera es capaz de volatilizar como si nada un fardo de metal de 38 toneladas de peso. La pieza fue reconstruida con la colaboraci¨®n de Serra, para lo que ¨²nicamente hubo de abonarse 78.000 euros adicionales en concepto de materiales y mano de obra. Cu¨¢l es su valor. Resulta dif¨ªcil de responder a la cuesti¨®n en este caso ya que, de existir a¨²n la primera escultura, habr¨ªa sido suplantada como ¡°original¡± por su reproducci¨®n posterior, lo que generar¨ªa una situaci¨®n parad¨®jica y fascinante. Lo mismo podr¨ªa venderse al peso para el desguace que a cambio de varios millones de euros. En la imagen, la reconstrucci¨®n de la escultura de Richard Serra que se hizo en 2007, y que se exhibi¨® poco despu¨¦s en el MoMA neoyorquino.GettyDe qu¨¦ tesoro hablamos. En 1954, Winston Churchill ten¨ªa asuntos muy serios en los que pensar, como la gesti¨®n del fin del Imperio Brit¨¢nico o el mantenimiento de las relaciones cordiales con Estados Unidos, que hab¨ªa salido de la II Guerra Mundial convertido en la primera potencia mundial indiscutible. Pero tambi¨¦n cumpl¨ªa 80 a?os, y con tal motivo el Parlamento decidi¨® regalarle un gran retrato realizado por Graham Sutherland, nombre que entonces disfrutaba de cierto prestigio como pintor de vanguardia. El propio Churchill era, como artista aficionado, autor de innumerables cuadros de paisajes en un estilo impresionista que entonces llevaba ya m¨¢s de medio siglo francamente pasado de moda. As¨ª que aquel encuentro estaba destinado a generar chispas. Y, sin embargo, al principio todo fue bien: de hecho, Churchill pos¨® en diversas ocasiones para Sutherland, que realiz¨® as¨ª unos cuantos bocetos preparatorios sin que se registraran incidencias. C¨®mo desapareci¨® y por qu¨¦ nadie lo ha encontrado. El retrato fue presentado primero a Lady Churchill, quien tom¨® una fotograf¨ªa para mostrarla a su marido. Y lo que vio no le gust¨®. ¡°Asquerosa¡± y ¡°mal¨¦vola¡± son los adjetivos que, seg¨²n ha trascendido, le aplic¨® el primer ministro a la pintura. El historiador Jos¨¦ Mar¨ªa Lanzarote nos describe una escena m¨¢s prosaica: ¡°En realidad dijo que el cuadro lo mostraba en postura de estar haciendo esfuerzos ("apretando") en el ba?o, y que parec¨ªa 'medio tonto¡±. En un gesto de diplomacia, el retrato fue oficialmente aceptado y Churchill emiti¨® un discurso en el que lo valor¨® como ¡°un notable ejemplo de arte moderno¡±. Pero nunca fue exhibido en p¨²blico, y se rechazaron todas las peticiones para incluirlo en retrospectivas de su autor. Solo en 1978, trece a?os despu¨¦s de la muerte del pol¨ªtico, se supo que Lady Churchill hab¨ªa hecho despedazar la obra para despu¨¦s incinerar los restos. Como curiosidad, el caso ha formado parte de las tramas de un episodio de la serie 'The Crown'. Cu¨¢l es su valor. Graham Sutherland, fallecido en 1980, no es un artista que se encuentre en la cresta de la ola. Pero dado el valor hist¨®rico del retrato, unos 300.000 euros no parecen descabellados. En la imagen, Winston Churchill el d¨ªa que recibi¨® el retrato de Graham Sutherland en su 80 cumplea?os.GettyDe qu¨¦ tesoro hablamos. Del Palacio de Ribeira (o Pa?o da Ribeira), en Lisboa, cuya construcci¨®n fue ordenada por el rey Manuel I de Portugal a finales del siglo XV. Fue durante 250 a?os la residencia oficial de los monarcas lusos. Estaba ubicado en un lugar estrat¨¦gico de la ciudad, en la actual Pra?a do Com¨¦rcio, y respond¨ªa a un estilo entre el g¨®tico manuelino (como el Convento de los Jer¨®nimos o la Torre de Bel¨¦m) y el renacentista. Posteriormente, nuestro Felipe II, convertido en rey de Portugal, a?adi¨® una torre manierista dise?ada por su arquitecto de confianza, el italiano Filippo Terzi. C¨®mo desapareci¨® y por qu¨¦ nadie lo ha encontrado. El edificio se destruy¨® 1755 como consecuencia del c¨¦lebre terremoto de Lisboa, ¡±pero sobre todo del tsunami que lleg¨® a continuaci¨®n¡±, seg¨²n apunta el historiador Jos¨¦ Mar¨ªa Lanzarote, de la Universidad Aix-Marseille. ¡°Con ¨¦l se perdieron las colecciones acumuladas por la casa real portuguesa a lo largo de varios siglos de expansi¨®n mar¨ªtima y acumulaci¨®n de riqueza: se habla de obras de Tiziano, Rubens o Correggio. El desastre arras¨® tambi¨¦n un teatro de la ¨®pera a la italiana que se acababa de inaugurar, obra de Giuseppe Bibiena. Y la magn¨ªfica biblioteca que estaba situada en un torre¨®n que miraba al mar¡±, a?ade Lanzarote. El rey Jos¨¦ I, apodado O Reformador, no se encontraba en la residencia en aquel momento, por lo que su vida no peligr¨®. Cu¨¢l es su valor. Nos asomamos de nuevo al abismo de lo incalculable. Pero entre las distintas construcciones y las obras de arte que conten¨ªan, estamos seguros de que existen pa¨ªses con un PIB menos abultado. En la imagen, dibujo de Palacio de Ribeira, en el siglo XVIII.De qu¨¦ tesoro hablamos. Se trata de un exquisito ¨®leo sobre lienzo de peque?o-mediano formato (46 por 56 cent¨ªmetros) pintado por C¨¦zanne hacia 1875, en plena euforia de trabajo al aire libre. En el pueblo de Auvers, no muy lejos de Par¨ªs, viv¨ªa el doctor Gachet, amigo de artistas como Pissarro o el propio C¨¦zanne, que luego apoyar¨ªa tambi¨¦n a Van Gogh. El cuadro lo adquiri¨® en 1980 el Ashmolean Museum de Oxford, el primer museo universitario del mundo y lugar de exposici¨®n abierto al p¨²blico de forma permanente. C¨®mo desapareci¨® y por qu¨¦ nadie lo ha encontrado. Durante la Nochevieja del a?o 2000, unos ladrones entraron en la pinacoteca a trav¨¦s de la vidriera del techo y se llevaron limpiamente la obra, burlando todos los sistemas de seguridad. Nadie fue detenido por el robo y el cuadro jam¨¢s ha aparecido. ¡°Fue el peor d¨ªa de mi vida¡±, fue la ingenua declaraci¨®n de Christopher Brown, entonces director del museo. Cu¨¢l es su valor. En su d¨ªa se valor¨® en unos 5 millones de euros, y dada la evoluci¨®n del mercado del arte este precio bien podr¨ªa duplicarse: hace un par de a?os otro paisaje del mismo autor, ¡°Ferme en Normandie, ¨¦t¨¦ (Hattenville)¡±, se adjudic¨® en subasta por 5,1 millones de libras (unos 6 millones de euros). De qu¨¦ tesoro hablamos. El primer Faberg¨¦ fue creado por el joyero ruso de este nombre en 1885 por encargo del zar Alejandro III, que deseaba regalar una joya con forma de Huevo de Pascua a su esposa, Mar¨ªa Fi¨®dorovna. Realizados en lujosos metales, esmaltes y piedras preciosas, cada uno de ellos es un prodigio de creatividad escult¨®rica, y todos contienen fabulosas sorpresas en su interior. Se llegaron a realizar 69 ejemplares, cada vez m¨¢s barrocos y sorprendentes, de los que se conservan 61. Hoy son especialmente apreciados por los oligarcas rusos. C¨®mo desapareci¨® y por qu¨¦ nadie lo ha encontrado. La colecci¨®n de huevos fue requisada por los bolcheviques durante la Revoluci¨®n Rusa de 1917 y trasladada al Kremlin. Tras su ascensi¨®n al poder, Stalin los hizo vender para financiar al gobierno comunista. Ocho de ellos desparecieron misteriosamente en este proceso, pero a ver qui¨¦n le hac¨ªa rendir cuentas a Stalin. A principios de los 2000, un chatarrero norteamericano compr¨® por 14.000 d¨®lares (unos 11.000 euros) lo que result¨® ser una de estas joyas perdidas. Del resto ¨Cel ¡°Huevo neceser¡± o el ¡°Querub¨ªn con carruaje¡± entre ellos- nada se sabe. Cu¨¢l es su valor. Los especialistas los valoran en unos 30 millones de euros por huevo. Y son siete. En la imagen, tres de los huevos de Imperial Faberg¨¦ creados por el taller de Peter Carl Faberg¨¦ para la Familia Imperial Rusa.GettyDe qu¨¦ tesoro hablamos. En 1955, el director franc¨¦s de cine Henri-Georges Clouzot rod¨® el documental 'El misterio de Picasso' sobre el proceso creativo de quien estaba considerado como el mayor genio art¨ªstico vivo, Pablo Picasso. Todo lo que se ve durante los 78 minutos que dura la pel¨ªcula es c¨®mo el pintor malague?o realiza una obra tras otra en plano fijo. En realidad, puesto que la c¨¢mara est¨¢ situada al otro lado del lienzo, el espectador no ve al artista, as¨ª que se produce el efecto de que los cuadros se pintan solos, siguiendo la voluntad de un ser sobrenatural (?un dios?). Y, contra lo que pueda pensarse, resulta fascinante. C¨®mo desapareci¨® y por qu¨¦ nadie lo ha encontrado. Adem¨¢s de los metros de celuloide montados, galardonados en Cannes con el Premio Especial del Jurado de 1956, el resultado material de esta larga 'performance' fueron decenas de pinturas. A Picasso, que controlaba de manera estricta ¨Cdirectamente o a trav¨¦s de sus marchantes¨C las cuestiones comerciales, no le interesaba inundar el mercado con todo aquello, as¨ª que exigi¨® su destrucci¨®n. Se cree que alguna pieza s¨ª pudo haberse salvado, aunque no se sabe a ciencia cierta su paradero (posiblemente habr¨ªa que preguntar a los herederos de Clouzot). Cu¨¢l es su valor. No suele pasar mucho tiempo sin un nuevo r¨¦cord pulverizado en subasta por una obra de Picasso. El precio m¨¢s alto que se ha pagado por una obra picassiana son los 179,4 millones de d¨®lares (unos 145 millones de euros) de 'Les femmes d¡¯Alger', en 2015. Curiosamente, esta obra se pint¨® el mismo a?o del rodaje de 'El misterio de Picasso'. Pese a su car¨¢cter ¡°instrumental¡±, no nos extra?ar¨ªa que por su rareza cada una de las pinturas realizadas para el filme pudiera acercarse a los 100 millones. En la imagen, Picasso en un momento del documental 'El misterio de Picasso'. De qu¨¦ tesoro hablamos. Pintado en 1849, es una de las obras m¨¢s importantes de Courbet, maestro franc¨¦s del realismo. Representaba una escena cotidiana de trabajadores captados en plena faena, de un modo formalmente revolucionario para la ¨¦poca pese al sustrato cl¨¢sico de su composici¨®n. Se exhibi¨® al p¨²blico por vez primera en el Salon de Par¨ªs de 1850. C¨®mo desapareci¨® y por qu¨¦ nadie lo ha encontrado. Tras pasar por varias colecciones privadas, lo adquiri¨® la Gem?ldegalerie Alte Meister de Dresde. En febrero de 1945, en el ¨²ltimo tramo de la II Guerra Mundial, la ciudad alemana fue bombardeada por las aviaciones brit¨¢nica y estadounidense. Adem¨¢s de segar miles de vidas, el ataque a¨¦reo devast¨® la arquitectura de la ciudad, sin que se salvara parte de su principal museo de arte, con su contenido. Por ejemplo, este cuadro de Courbet del que se conservan un boceto a l¨¢piz y dos ¨®leos preparatorios. Cu¨¢l es su valor. Un desnudo femenino de Courbet se vendi¨® en 2015 por 15,3 millones de d¨®lares (unos 12,4 millones de euros). Con 'Los picapedreros' podr¨ªamos no andar muy lejos de esa cifra. De qu¨¦ tesoro hablamos. En 1820, Per¨² era el escenario de duros enfrentamientos b¨¦licos por la independencia del pa¨ªs. En este contexto, como m¨ªnimo proced¨ªa que Espa?a tratara de poner a buen recaudo sus riquezas en el pa¨ªs andino. As¨ª que el Virrey Joaqu¨ªn de la Pezuela dio la orden de reunir una cantidad ingente de monedas, piezas de oro, piedras preciosas y obras de arte y embarcarlas rumbo a M¨¦xico bajo la custodia del brit¨¢nico William Thompson, capit¨¢n del barco Mary Dear. C¨®mo desapareci¨® y por qu¨¦ nadie lo ha encontrado. Despu¨¦s de haber zarpado, el capit¨¢n Thompson decidi¨® poner en pr¨¢ctica su propia agenda, y junto con sus hombres se declar¨® en posesi¨®n del tesoro tras haber asesinado a los guardias que la corona espa?ola hab¨ªa dispuesto para acompa?arlo. En lugar de llegar a M¨¦xico como estaba previsto la nave arrib¨® a la isla del Coco, en la actual Costa Rica, donde el tesoro habr¨ªa sido enterrado. O al menos eso asegur¨® Thompson cuando lo apresaron, con el fin de evitar que lo colgaran. Sin embargo, las riquezas nunca se encontraron, y Thompson escap¨® de nuevo sin que tampoco se descubriera su paradero. Cu¨¢l es su valor. Aparte de la cuesti¨®n de la independencia peruana (hecho hist¨®rico bien cierto), esta historia transita entre la leyenda y la realidad, como sucede con lo que rodea a la mayor¨ªa de los tesoros de este tipo. Pero quienes prefieren creerla estimaron en unos 220 millones de euros el valor del bot¨ªn. En la imagen, ilustraci¨®n de un barco espa?ol similar al Mary Dear cargado con un tesoro procedente de Per¨².Getty