Tambi¨¦n rob¨® el t¨ªtulo
Pese a haber traicionado todo aquello que constituye el n¨²cleo de la integridad de un pol¨ªtico, Cifuentes se consideraba apta para representar a los madrile?os
Curiosa la conciencia que dicta que robar un t¨ªtulo oficial de m¨¢ster no es motivo para dimitir pero el hurto de dos botes de crema s¨ª.
M¨¢xime cuando habl¨¢bamos de la presidencia de una instituci¨®n, la Comunidad de Madrid, que tiene a su cargo la educaci¨®n de cientos de miles de alumnos, paga las n¨®minas de miles de profesores y regularmente somete su sistema educativo a pruebas de calidad internacionalmente homologadas.
Por si fuera poco, a la falta de escr¨²pulos a la hora de valerse de los privilegios adquiridos para representar a los ciudadanos con el fin de lograr un trato de favor inaceptable, decide a?adir dos hechos grav¨ªsimos. Uno, aceptar la colaboraci¨®n delincuencial de sus mafiosos protectores en el Instituto de Derecho P¨²blico de la Universidad Rey Juan Carlos para falsificar las actas de su paso por el m¨¢ster y as¨ª exonerarse de la falsificaci¨®n del t¨ªtulo. Dos, mentir en sede parlamentaria, y por tanto, mirando a los ojos a todos los madrile?os, afirmando que defendi¨® presencialmente un trabajo que nunca defendi¨®.
Pese a haber traicionado todo aquello que constituye el n¨²cleo de la integridad de un pol¨ªtico, Cristina Cifuentes se sigui¨® considerando apta y meritoria para seguir representando a los ciudadanos. Imposible de comprender.
De ese peque?o hurto de 40 euros ocurrido hace a?os no se levant¨® acta ni se present¨® denuncia. Del robo del t¨ªtulo de m¨¢ster, valorado en 1.586 euros, s¨ª que se levant¨® acta, fraudulenta, y una investigaci¨®n en la Fiscal¨ªa. Pero nada.
Cifuentes resolvi¨® el hurto por la v¨ªa amistosa: pag¨® el importe de los botes y se march¨®. Y pretendi¨® resolver el robo del m¨¢ster de la misma manera: devolviendo el t¨ªtulo. Ahora tiene que devolver la presidencia. Como si todo se arreglara as¨ª.
M¨¢s all¨¢ del morbo del v¨ªdeo y la humillaci¨®n p¨²blica, el problema no es ni la inmoralidad ni el cinismo del personaje sino el da?o a las instituciones (pol¨ªticas y educativas), a la confianza de la gente en sus pol¨ªticos, a esa cosa llamada ¡°sistema¡± secuestrada por un pu?ado de corruptos y sus mafias. En Valencia entonces y en Madrid ahora el PP se ha convertido en el principal partido antisistema. Y Rajoy en el Ner¨®n que ve c¨®mo arde todo sin mover una pesta?a. @jitorreblanca
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