9 fotosNueve libros de esta semanaC¨¦sar Mart¨ªn Ortiz, Llucia Ramis y Elizabeth Jane Howard, entre los autores destacadosEl Pa¨ªs30 abr 2018 - 10:30CESTWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlace"Oz se atreve con casi todo en Judas, su nueva novela. Reinventa la historia del hombre del que se dice que bes¨® y traicion¨® a Jes¨²s y cuestiona incluso la creaci¨®n del Estado de Israel. De un plumazo y sin excesivos artificios, el venerado Oz derriba la historia del cristianismo y de su pueblo. Contado as¨ª, Judas podr¨ªa parecer un libro subversivo, pero en realidad no lo es tanto. Es m¨¢s bien una invitaci¨®n serena a la reflexi¨®n m¨¢s libre posible. Es un libro de preguntas ensartadas en una trama intimista que se desarrolla en el Jerusal¨¦n sombr¨ªo de finales de los cincuenta. ?Qu¨¦ hubiera pasado si en realidad Judas no hubiese traicionado a Jes¨²s? ?Qui¨¦n decide qui¨¦n es un traidor? ?Es m¨¢s leal quien dice que s¨ª a todo o quien disiente por el bien de la causa? ?Habr¨ªa hoy paz en Oriente Pr¨®ximo si Ben Gurion no hubiera decidido crear un Estado jud¨ªo?". Por ANA CARBAJOSASIRUELA"No sabemos su nombre, pero es imposible olvidar al personaje que Eduardo Mendoza nos dio a conocer en El misterio de la cripta embrujada (1979) y El laberinto de las aceitunas (1982): un maleante estrafalario y pendenciero que, a fuerza de verse involucrado en algunas historias rocambolescas, se hace detective. Va siempre a su aire, y tiene como m¨¦todo ¡°echarle cara y paciencia a los asuntos¡±. A?os m¨¢s tarde reaparec¨ªa en La aventura del tocador de se?oras (2001), y volv¨ªamos a encontrarlo en El enredo de la bolsa y la vida (2012), novela ambientada en la reciente crisis econ¨®mica de nuestro pa¨ªs. Ya un tanto cambiado, el detective regentaba entonces una peluquer¨ªa de se?oras que al final traspasaba a los due?os de un vecino bazar chino. Estos abrir¨¢n all¨ª un restaurante y le dar¨¢n empleo, confi¨¢ndole peque?os encargos. En esta situaci¨®n lo vemos al inicio de El secreto de la modelo extraviada, la nueva novela de Eduardo Mendoza. Anda afanado en el desempe?o de un encargo, cuando de repente un incidente callejero le lleva a recordar un caso en el que estuvo involucrado 20 a?os antes". Por ANA RODR?GUEZ FISCHERSEIX BARRAL"Adda Ravnkilde era una muchacha danesa, de la provincia de Jutlandia, que se traslad¨® a Copenhague para formarse como maestra. All¨ª conoci¨® al famoso cr¨ªtico Georg Brandes, a cuyas clases asist¨ªa y al que entreg¨® un primer manuscrito que aquel acogi¨® con simpat¨ªa y le inst¨® a corregir defectos y seguir escribiendo. Poco despu¨¦s, Adda le entreg¨® un nuevo manuscrito, este que comentamos. Brandes estaba muy ocupado y cuando por fin pudo leerlo, admirarlo y hablar con ella, la joven se hab¨ªa suicidado. Ten¨ªa 21 a?os. Adda le hab¨ªa comentado en un encuentro anterior: ¡°Dichoso usted que ha logrado las dos cosas que siempre he deseado, vivir en un lugar con una vista hermosa y rodearse de seres inteligentes¡±. Por J. M. GUELBENZUALBA"Javier Aparicio Maydeu, profesor de literatura en la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona, y cr¨ªtico de Babelia, analiza en La imaginaci¨®n en la jaula, el fen¨®meno de Internet en relaci¨®n con la creatividad. Se trata de una obra muy exigente con el lector, de prosa densa y frases largas, de extranjerismos, de notas exhaustivas a pie de p¨¢gina que a menudo ocupan m¨¢s espacio que el texto principal. Eso no impide hallar muchas ideas interesantes, como la expuesta en el cap¨ªtulo 10: la facilidad de dar a conocer hoy en d¨ªa la creaci¨®n (mediante auto?ediciones, difusi¨®n por redes sociales¡, la hipercomunicabilidad en definitiva) ha hecho que disminuyan la pr¨¢ctica de la autocr¨ªtica y la b¨²squeda honrada de la autenticidad y la originalidad. Eso desacredita cualquier auctoritas y hasta extingue ¡°cualquier vestigio de la necesidad de una escala de valores¡±. Por ?LEX GRIJELMOC?TEDRA"Es un secreto a voces que Mariano Peyrou (1971) posee una de las escrituras m¨¢s personales y sorprendentes del panorama actual. Su nuevo libro, Ni?os enamorados, est¨¢ m¨¢s cerca de las ondulaciones perceptuales de Estudio de lo visible (2007) que de la implosi¨®n imaginativa de Temperatura voz (2010), dos obras que le permitieron escapar del infierno de las j¨®venes promesas para ingresar en el limbo de las no tan j¨®venes evidencias. El discurso de Peyrou se complace en las rupturas l¨®gicas y psicol¨®gicas, en el juego de las ambig¨¹edades y en el placer de lo discontinuo. As¨ª, el sujeto reflexivo y reflejo de Ni?os enamorados se va desvelando en composiciones extensas pero fragmentarias, cuyo fraseo recuerda a las desviaciones imprevistas del free jazz". Por LUIS BAGU? QU?LEZPRE-TEXTOS"Un espacio evocador (Isla Negra) con poeta incluido (Pablo Neruda) en el periodo de tr¨¢nsito de una mujer (Delia de Carril) a otra mujer (Matilde Urrutia), con el tenue trasfondo de los malos poemas de Los versos del capit¨¢n, todo ello visto con los ojos curiosos y ¨¢vidos de una chica de 12 a?os, muy dotada para la rememoraci¨®n de los olores, hija de la sirvienta de la casa. Mar¨ªa Fasce (Buenos Aires, 1969) se sirve de una prosa precavida, que sugiere m¨¢s que dice, donde todo cede al registro, dentro o alrededor de la casa, de las entradas y salidas de esos personajes que, de no tener nombres prestigiados, apenas pasar¨ªan de figurantes. Por debajo, como una intriga de melodrama, por fortuna no estridente, un secreto familiar que la chica ignora y le ser¨¢ revelado tras la muerte de la madre. Se trata de una novela de sensibilidad y, por tanto, de construcci¨®n de una personalidad marcada por un misterio que, al despejarse, demanda una confesi¨®n que tambi¨¦n es un desagravio de la madre humillada y leal". Por FRANCISCO SOLANOALIANZA EDITORIAL"Debemos a Ortega y Gasset una de las mejores defensas del romanticismo. ¡°El romanticismo fue el libertador de la fauna emotiva viviente en nosotros¡±, escribi¨®. ¡°Merced a esta consagraci¨®n del sentimiento, hay, por ejemplo, en la literatura desde 1800 dos calidades deliciosas que antes faltaron siempre: color y temperatura¡±. Alberto Santamar¨ªa recupera este texto para preguntarse por las pol¨ªticas de lo sensible que aparecen a finales del siglo XVIII y que, m¨¢s all¨¢ de sus manifestaciones art¨ªsticas memorables, recorren la est¨¦tica moderna hasta hoy. La comprensi¨®n rom¨¢ntica de la literatura como un proceso de autoexpresi¨®n a menudo es malentendida como una especie de egocentrismo sensiblero. La vida me sienta mal, en cambio, parte del reconocimiento de un descubrimiento esencial del romanticismo: la exploraci¨®n de la realidad s¨®lo es posible gracias a la potencia expresiva de nuestra subjetividad. Nuestra sensibilidad inyecta sentido en un mundo yermo que as¨ª se vuelve comprensible. El env¨¦s de este hallazgo rom¨¢ntico es que la experiencia art¨ªstica se ve abocada a preguntarse por sus condiciones de posibilidad. La carencia de un armaz¨®n objetivo que le d¨¦ legitimidad arroja la literatura rom¨¢ntica a una iron¨ªa y una fragmentaci¨®n que cuartea los diques de la Ilustraci¨®n". Por C?SAR RENDUELESEL DESVELO"Hablar de cualquier parida parece f¨¢cil, pero no lo es. Lo com¨²n es que lo hablado acabe siendo un latazo, un clich¨¦ horrendo o un galimat¨ªas atroz. Asimismo, una o dos veces cada siglo aparece un piernas capaz de hacer divertido cualquier tema: buganvillas, rock japon¨¦s, lacrosse o tetinas de biber¨®n. Julio Camba era as¨ª, sin duda. En una pluviosa isla vecina viven tambi¨¦n varios de esos: Guy Browning (un hombre que hace que las llaves de casa o el ascensor se tornen temas mondantes, explosivos e hist¨®ricos a la vez, como un cruce imposible entre Top Secret, el tratado de Versalles y ¡°You really got me¡±) o mi h¨¦roe, Charlie Brooker, un fulano que me hizo leer un libro entero sobre videojuegos. Llorando de risa". Por KIKO AMATPEPITAS DE CALABAZA"Crimen de guerra, crimen contra la humanidad y genocidio son tres figuras jur¨ªdicas que usamos indistintamente para calificar grandes cr¨ªmenes, por ejemplo Auschwitz, pero que no son intercambiables. El Tribunal de N¨²remberg conden¨® a los dirigentes nazis por cr¨ªmenes de guerra, pero no por perpetrar un genocidio. A los jueces les desconcertaba este neologismo, genocidio, que acababa de entrar en escena de la mano de un jurista lituano, el jud¨ªo Rapha?l Lemkin, que ven¨ªa huyendo de la persecuci¨®n nazi. Hab¨ªa visto con sus propios ojos que el proyecto nazi de destrucci¨®n de los jud¨ªos europeos era algo distinto al crimen de guerra porque iba contra no beligerantes y ten¨ªa el claro prop¨®sito de destrucci¨®n de todo un pueblo. Se parec¨ªa al asesinato en masa de los armenios en Turqu¨ªa, y ¨¦l no quer¨ªa que el crimen nazi corriera la misma suerte que el turco porque, como dec¨ªa Hitler, ¡°?qui¨¦n habla hoy del exterminio armenio?¡±. Todo estaba olvidado". Por REYES MATEC. E. P.