Cambiar de registro
La comedia est¨¢ bien, para un rato, pero siempre he querido cambiar e interpretar un papel dram¨¢tico
Siempre he ansiado cambiar de registro, porque un actor no lo es de verdad hasta que hace un papel dram¨¢tico: un amn¨¦sico, un veterano de guerra, un concejal de urbanismo¡ La comedia est¨¢ bien, para un rato¡ Pero, ?y los premios? ?la gloria? ?los oropeles? Alguien dijo una vez: ¡°Es m¨¢s f¨¢cil hacer re¨ªr que llorar¡±. Esa persona era m¨¢s tonta que afilamazas. Provocar la risotada es sencill¨ªsimo: es el vecino el que elige al alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde¡ etc¨¦tera.
Persiguiendo esa estrella me present¨¦ a un casting. Me ten¨ªa que preparar un mon¨®logo; pens¨¦ en cosas muy tristes que hab¨ªa experimentado: la muerte de mi gato Calcetines, el ¨²ltimo cap¨ªtulo de Los Serrano¡ cosas as¨ª, y me lanc¨¦:
¡°Me llamo R. Nac¨ª en el seno de una familia humilde en el sur de X. Mi padre nos abandon¨® cuando yo ten¨ªa 12 a?os. Fue entonces cuando tuve que dejar el colegio y ponerme a trabajar recogiendo piedras en la cantera de Y. Despu¨¦s de cuatro meses trabajando, el patr¨®n me dijo que faltaba la plata para los jornales. Yo le dije que no sab¨ªa nada, pero me despidi¨®. Me doli¨®, porque me llam¨® ladr¨®n. Para entonces mi hermanito peque?o Z estaba ya muy enfermo y a los pocos d¨ªas muri¨®. Mi madre me dijo que era un borracho y un in¨²til y que me marchara. Me escond¨ª en el motor de un autob¨²s y por poco me muero de calor. Al llegar al paso fronterizo de S la polic¨ªa registr¨® el autocar y me descubri¨®. Me esposaron y me metieron en un cami¨®n junto a otros hombres. Por la noche salt¨¦ del cami¨®n y empec¨¦ a correr por el desierto. Me iluminaban con sus linternas y me gritaban que me parara. Yo segu¨ªa corriendo. Empezaron a disparar como demonios. Yo corr¨ªa. Corr¨ªa y pensaba en mi madre. Pensaba en mi hermanito muerto. Y corr¨ªa. Y corr¨ªa. Las balas silbaban por todas partes. Entonces sent¨ª como fuego en mi cabeza y todo se apag¨®¡±.
Cuando termin¨¦ el mon¨®logo estaba exhausto emocionalmente y, sinceramente, con la sensaci¨®n de que lo hab¨ªa bordado. Pero ?Sab¨¦is que pas¨®? SE PARTIERON DE RISA.
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