La carta de despedida de su hija a Jos¨¦ Mar¨ªa ??igo
En ella Piluca ??igo, periodista como su padre, descubre que el presentador no quiso conocer el alcance de su enfermedad y que siempre prefiri¨® vivir en el presente
Piluca ??igo, la hija del fallecido Jos¨¦ Mar¨ªa ??igo, ley¨® una carta durante la ceremonia de despedida del presentador, que falleci¨® el pasado fin de semana en Madrid, a los 75 a?os de edad a causa de un c¨¢ncer.
Con ella la hija del famoso periodista y presentador emocion¨® a todos los que acudieron a despedirle y su cari?oso texto da detalles desconocidos de su padre, a quien muestra como el ser humano que era y no como la leyenda de la televisi¨®n que tambi¨¦n fue.
Piluca ??igo es hija del segundo matrimonio del periodista y ten¨ªa una relaci¨®n muy c¨®mplice con su padre porque ambos compart¨ªan la misma profesi¨®n y eran unos apasionados de la gastronom¨ªa, un placer que compart¨ªan juntos en muchas ocasiones asistiendo a eventos relacionados con la cocina.
Jos¨¦ Mar¨ªa ??igo y Pilar Piniella, se casaron en 1984 en el Registro Civil de Barcelona despu¨¦s de que ella consiguiera el divorcio del humorista Pedro Ruiz. La pareja tiene otro hijo, Chema, que tambi¨¦n acompa?¨® a su madre en todo momento durante los actos del sepelio. El presentador estuvo casado en primeras nupcias con Josette Nahmias, una artista de origen egipcio y criada en Brasil con quien el locutor tuvo otros dos hijos, Eduardo y Daniel, que estuvieron presentes en la despedida de su padre en Madrid.
Estos son los recuerdos que comparti¨® Piluca en el texto de homenaje a su padre y entre los que desvela que ??igo prefiri¨® no conocer qu¨¦ enfermedad ten¨ªa aunque s¨ª estaba preparado para despedirse de todos sus familiares.
Pap¨¢:
¡±Con que no era grave¡±, es lo que estar¨¢ resonando en su interior. De haber sido enterrado, le habr¨ªa gustado tener esto como epitafio. Pero nunca quiso saber qu¨¦ pasaba. Solo si el bicho, como ¨¦l lo llamaba, era bueno o malo.
Su vida fue m¨²sica y como tal, tomo estas l¨ªneas de sus amigos que dicen que: ¡°algo se muere en el alma cuando un amigo se va; y va dejando una huella que no se puede borrar¡±. Huella que permanece no solo en nosotros, sus familiares, sino en todo un pa¨ªs que ha crecido con su inconfundible figura y voz y que ayer llor¨® su p¨¦rdida.
Pero hablemos en presente, su tiempo. Y dejemos de lamentar su p¨¦rdida y de resaltar la tristeza. La ola de cari?o que levant¨® ayer su marcha transforma esa tristeza en alegr¨ªa, felicidad y sobre todo orgullo. Algo bueno tuvo que hacer. Es m¨¢s, algo muy bueno para que ayer recibi¨¦ramos dos cartas de Palacio, un whatsapp personal de Albert Rivera, una nota del presidente de Gobierno y hasta consiguiera, en esa situaci¨®n tan delicada, que su petici¨®n de tener una plaza con su nombre entrase en los planes de la Comunidad de Madrid. Como siempre dice mi madre: ¡®Piluca: es que no sabes qui¨¦n era tu padre y todo lo que hizo¡¯.
Empez¨® siendo almohadillero en San Mam¨¦s, lector de relatos para un ciego y profesor de franc¨¦s (cuando no sab¨ªa ni decir bonjour) para la Ertzaintza. Aunque no s¨¦ si todo lo que nos dijo era verdad o era una manera de incentivarnos a trabajar y demostrarnos que nada llega solo.
¡±Yo he estudiado periodismo por ¨¦l¡±, ¡°yo soy quien soy hoy en d¨ªa por ¨¦l¡±, ¡°tengo el reconocimiento y fama que me precede, gracias a tu padre¡±. Frases que me repitieron ayer y me siguen repitiendo hoy. ¡°Sin ¨¦l, no habr¨ªa llegado a ser quien soy hoy en d¨ªa¡±. Y esta tambi¨¦n la hago m¨ªa. Porque mucho de su poso lo llevo dentro. Me falta el bigote y sus ojos azules pero comparto su curiosidad, inquietud, af¨¢n por nuestro idioma y descubrir nuevos. E incluso su estatura que como ¨¦l siempre dijo: somos bajitos porque la inteligencia, pesa. ?l es sin duda la persona m¨¢s brillante e inteligente que he conocido. Se ha ido sin que le ganara jam¨¢s un rosco al Pasapalabra, le pillara con el desconocimiento del significado de alguna palabra en ingl¨¦s o me ense?ara ¨¦l una aplicaci¨®n nueva, ¨²til o no, como aquella de ¡°auscultar¡± un mel¨®n con el m¨®vil en el s¨²per para saber si sal¨ªa dulce o no.
?l guarda un s¨¦quito de fieles que, de haber sido predicador, una de las pocas profesiones que le falt¨® por hacer y, estoy segura, habr¨ªa reunido a un inmenso n¨²mero de seguidores, no hay m¨¢s que ver sus redes sociales, habr¨ªa hecho de su vida una religi¨®n: la ??igo. La que supuso el momento m¨¢s visto de la historia de la televisi¨®n en Espa?a. A ver qui¨¦n puede decir eso hoy en d¨ªa, casi 40 a?os despu¨¦s.
Mis hermanos ayer me dec¨ªan que sent¨ªan alivio porque ya hab¨ªa terminado este viaje. Pero yo segu¨ªa queriendo tenerle a mi lado, f¨ªsicamente digo, porque en la memoria y recuerdo estar¨¢ siempre; y de alguna manera, creedme que lo hago. Abrazo a mi hermano Dani, el primog¨¦nito, para sentir a nuestro aita, Dani ponte de pie para que todos puedan abrazarte cuando se acuerden de pap¨¢. Eduardo fue creado a su imagen y semejanza, no hay m¨¢s que verle; Chemi sigue siendo Jos¨¦ Mar¨ªa ??igo, una suerte que le ha abierto muchas m¨¢s puertas que al resto de hermanos, ?verdad? O mi madre, ya que detr¨¢s de un gran hombre siempre hay una gran mujer, aunque en su caso tuvo dos. Incluso en los silencios, esos que para muchos se antojan inc¨®modos, pero que con ¨¦l eran reconfortantes. Paco, su hermano y mi t¨ªo, puede seguir brind¨¢ndonoslos. Recuerdo que me dijo una vez, yo he hecho todo un viaje de 500 km de Madrid a Bilbao sin hablar. A lo que respond¨ª ¡°?ni una palabra?¡± y me dijo ¡°s¨ª: ?ba?o?¡±. Pararon y reanudaron la marcha.
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