Hombres que violan a mujeres
La sociedad ya no acepta el machismo como orden social. Estamos en plena revoluci¨®n
Est¨¢ hoy abierto el debate sobre las causas de la violencia sexual contra las mujeres. Con la violaci¨®n cometida por La Manada como herida profunda y reciente, y con una extensa indignaci¨®n en la sociedad espa?ola por la persistencia de la violencia sexual; inadmisible, insoportable y que no cesa. Considero un tremendo error acercarse a la violencia sexual de hombres a mujeres desde la naturalizaci¨®n. Partir de lugares como que hay un sexo d¨¦bil y otro fuerte, o una naturaleza m¨¢s sensible, o impulsiva, y obviamente ya no digo las hormonas o la sexualidad irrefrenable; no hay fundamento cient¨ªfico que lo sostenga. D¨¦cadas de investigaciones feministas sobre la construcci¨®n social de la sexualidad desmontaron los argumentos deterministas. Y aun as¨ª, perviven en art¨ªculos, posicionamientos, interpretaciones, e incluso en jurisprudencia.
Si, con la misma naturaleza, existe entre los hombres hoy menos criminalidad y la excepci¨®n que se mantiene atemporal es la violencia contra las mujeres, ser¨¢ que no es en la biolog¨ªa incontrolable donde hay explicaci¨®n.
Creo tambi¨¦n equivocado acercarse a esta cuesti¨®n acusando los cambios contextuales que acontecen a nuestras sociedades, d¨¢ndoles papel de causa de la violencia sexual. Por ejemplo, los cambios de las ¨²ltimas d¨¦cadas en lo laboral ¡ªdesempleo, tecnolog¨ªa, precariedad¡ª, o en lo relacional ¡ªla rotura de esquemas en el amor, sexo, familia(s) o roles de g¨¦nero. [Y ya no digo las creencias racistas de que el problema viene del otro, de fuera; burda falsedad]. No tiene sentido por s¨ª mismo que a un cambio social se responda violando. Los cambios desvelan o ponen contra las cuerdas aquello que subyace, que son relaciones de poder.
Hab¨ªa violaciones antes de los cambios contextuales. Antes de la tecnolog¨ªa, la precariedad, las sociedades multiculturales o el feminismo. Durante gran parte de nuestra Historia, las mujeres fueron consideradas propiedad de los hombres, el acceso a su cuerpo era un derecho y su violaci¨®n, un crimen contra el propietario. El ¡°contrato sexual¡± que describe C. Pateman permite entender c¨®mo se garantiz¨® el acceso de los hombres a los cuerpos de las mujeres. Queda rastro en lo pol¨ªtico, jur¨ªdico, social y cultural. Por ello ser¨ªa tan error como lo anterior tratar el tema desde lo anecd¨®tico, enfermedad o desviaci¨®n.
Para erradicar la violencia sexual contra las mujeres hay que comprender a qu¨¦ responde. La violaci¨®n tiene voluntad de someter; esto va de poder.
Aquello que deber¨ªamos revisar de forma ineludible es, primero, las relaciones de poder que prevalecen. La desigualdad de g¨¦nero estructural, la jerarqu¨ªa social que posibilita violentar, humillar, usar a la otra, en este caso. Ello es v¨¢lido para todo eje de desigualdad, si no pregunten por ejemplo a las personas migradas o racializadas. Y segundo, la adscripci¨®n de ¡ªtodav¨ªa¡ª algunos/demasiados hombres a esa ideolog¨ªa de dominaci¨®n que es el machismo. La violencia ¡ªtambi¨¦n la sexual¡ª viene a generar-mantener-demostrar ese poder.
Fue el feminismo ¡ªmovimiento y teor¨ªa pol¨ªtica¡ª el que comprendi¨® la violencia sexual como forma de violencia de g¨¦nero. S.?Brownmiller en 1975 ya estudiaba la violaci¨®n como mecanismo de control que logra un estado colectivo de miedo. A lo que sigui¨® un rico despliegue de investigaci¨®n acad¨¦mica, los m¨¢s conocidos quiz¨¢s los trabajos de C. MacKinnon sobre sexualidad y dominaci¨®n. Aprendimos que para erradicar la violencia sexual contra las mujeres hay que comprender a qu¨¦ responde y que ello es imposible con ceguera de g¨¦nero. Que la violaci¨®n tiene voluntad de someter y que esto va de poder.
Hoy, tras m¨¢s de dos siglos de lucha feminista, este eje de dominaci¨®n se viene quebrando y la sociedad ya no acepta el machismo como orden social naturalizado. Estamos en plena y maravillosa revoluci¨®n. El tema es qu¨¦ hacemos con ese bagaje patriarcal. Y la pregunta/brecha relevante hoy es por qu¨¦ hay algunos hombres que violan o violar¨ªan y otros no. D¨®nde radica el abismo.
La respuesta habr¨¢ que indagarla en lo cultural, socializador, ideol¨®gico; tendr¨¢ que ver con c¨®mo valoran la libertad de las mujeres, qu¨¦ poder creen ellos que merecen tener sobre las mujeres, qu¨¦ acceso o derecho creen tener sobre nuestro cuerpo, cu¨¢nto sometimiento de mujeres ha habido en su familiarizaci¨®n con el sexo, o si han aprendido a mirarnos como a un objeto o como a un ser humano de igual a igual.
C¨®mo se ven a s¨ª mismos con relaci¨®n a nosotras. Cu¨¢nto machismo tienen interiorizado, normalizado; o bien deconstruido, desechado. Lo positivo es que eso se puede cambiar, necesita ser cambiado y est¨¢ cambiando. Hagamos que cambie definitivamente.
Maria Freixanet Mateo, polit¨®loga, es senadora por En Com¨² Podem. @mariafreixanet
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