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Cincuenta y cuatro a?os reci¨¦n cumplidos y una vida en los tabloides. El conde Charles Spencer lleva d¨¦cadas paseando sus carrillos sonrosados y su melena pelirroja por las revistas de coraz¨®n de medio mundo. Cuestiones de familia. Su linaje y sus condados se remontan 250 a?os atr¨¢s, pero la m¨¢s famosa de su estirpe fue la menor y m¨¢s t¨ªmida de los cuatro hermanos: Diana, la que acabar¨ªa convertida en princesa de Gales y del pueblo.

Aquellas generaciones han dejado paso a estas. Hace cuatro d¨ªas el hijo menor de Diana, el pr¨ªncipe Enrique, contra¨ªa matrimonio. Esta vez los invitados que acaparaban la atenci¨®n en su pase¨ªllo hacia la iglesia no eran sus t¨ªos, sino la nueva camada de los Spencer. El pelirrojo ha dejado paso a una cuadrilla de rubios (muy rubios) que se han convertido en carne de revista y hasta de pasarela. Tanto que han sido la comidilla de la boda de los duques de Sussex: varios medios brit¨¢nicos no han tardado en calificarlos de ¡°nuevos solteros de oro¡±.

Le han cundido los 54 a?os al conde, que gestiona el patrimonio familiar (con una fortuna estimada por Tatler de unos 100 millones de libras, 120 millones de euros) y en especial Althorp, una mansi¨®n de 90 habitaciones con 220 hect¨¢reas de terreno a dos horas al norte de Londres y en cuyos bosques descansa Diana. Tambi¨¦n maneja una vida nada f¨¢cil: una esposa, dos exesposas y siete hijos de entre 27 y 5 a?os nacidos de esos tres matrimonios distintos. Spencer se cas¨® en 1989 con Victoria Lockwood (ahora Victoria Aitken) y tuvieron cuatro hijos hasta su divorcio, en 1997. En 2001, con Caroline Freud, con quien tuvo otros dos (hoy de 14 y 12 a?os) para divorciarse en 2007. En 2011 celebr¨® su ¨²ltimo matrimonio, que a¨²n resiste, con Karen Gordon, con quien ha tenido una hija, Charlotte Diana, cuyo nombre rinde homenaje a su difunta hermana.

Son los cuatro mayores los que llaman poderosamente la atenci¨®n de la prensa, como lo hizo su madre en su d¨ªa, cuando fue modelo e imagen de Ralph Lauren. Ahora su primog¨¦nita, lady Kitty Spencer, acapara titulares con su herencia de la belleza familiar, su rubia melena, su tocado minimalista y su vestido verde de Dolce&Gabbana.

No es la primera vez que esta lady de 27 a?os viste de la firma italiana: el pasado febrero desfil¨® para ellos en Mil¨¢n junto a otros influencers y promesas (o hijos de: de Jude Law, Sylvester Stallone, Jamie Fox o Rene Russo). Su imagen tambi¨¦n llama la atenci¨®n de sus 276.000 seguidores en Instagram que ven sus fotos de viajes y lujosas fiestas junto a antiguas instant¨¢neas con su madre y sus hermanas gemelas, Eliza y Amelia, a?o y medio menores que ella. Hoy este d¨²o aparece poco (solo Eliza acudi¨® a la boda de Harry y Meghan) y parecen m¨¢s discretas y hasta reformadas de sus peleas con m¨¢s clientes en las colas de McDonalds cuando eran adolescentes, que acabaron con lady Amelia detenida por la polic¨ªa en Ciudad del Cabo.

Cuando sus padres se separaron, en aquel 1997 horribilis para los Spencer, la familia viv¨ªa en la capital sudafricana. Los chicos y su madre (que ese a?o fue tratada por problemas de drogas, alcohol y depresi¨®n) se quedaron all¨ª, mientras que el conde volvi¨® al Reino Unido. Los ni?os estudiaron en sus colegios y universidades hasta que fueron mayores, cuando fueron retornando a Inglaterra; hoy, Kitty vive en Fulham, uno de los barrios m¨¢s chic de Londres.

El ¨²nico que sali¨® de Sud¨¢frica para estudiar fue el peque?o de los cuatro, Louis, primer var¨®n y heredero del legado. El ya vizconde Louis Spencer tiene 24 a?os reci¨¦n cumplidos y pas¨® sus d¨ªas universitarios en Edimburgo. Guarda buena relaci¨®n con sus primos Guillermo y Enrique: ¨¦l ha acudido a la boda de los dos, y ellos (y tambi¨¦n Kate, la duquesa de Cambridge, entonces embarazada de ocho meses) fueron a la celebraci¨®n de su 21? cumplea?os en Althorp.

Sin embargo, su perfil es mucho m¨¢s discreto: no se prodiga en redes (ni siquiera tiene perfiles oficiales), no es carne de fiestas y no se le conoce pareja, aunque tras verle en la boda no le han faltado candidatos que le reclamaban por Twitter. No ha sido hasta la boda de su primo Enrique cuando se le ha visto aparecer, t¨ªmidamente, ante los medios, y ya se ha convertido en carne de ca?¨®n. Los focos ya han encontrado un nuevo Spencer al que apuntar.