Esa manera tan infame de producir leyes...
Ninguna norma deber¨ªa publicarse sin una Memoria Econ¨®mica que califique su impacto y detalle cuanto cuesta, quien la paga, a quien beneficia y a quien perjudica

Casi es un lugar com¨²n: cuando los historiadores del futuro, superando la neurosis presente por el relato, examinen las etapas de Gobierno del PP, hallar¨¢n que tan grave como la corrupci¨®n result¨® la incompetencia t¨¦cnica. Durante los ¨²ltimos seis a?os de gobierno ¡ªcomo antes, en el periodo 1996-2004¡ª se ha deteriorado d¨ªa tras d¨ªa la administraci¨®n legal del Estado; no s¨®lo se legisla de forma inapropiada, imponiendo decretos donde hay que aplicar leyes, sino que se toman decisiones en caliente, acuciados por problemas sociales o pol¨ªticos que no se ha sabido prever o que son consecuencias de leyes p¨¦simas aprobadas con anterioridad. Ah¨ª est¨¢n el vaiv¨¦n rid¨ªculo con las pensiones o la p¨¦rdida de dinero p¨²blico con las radiales como muestrario de leyes al buen tunt¨²n. La praxis legislativa del PP ha consistido en identificar un problema por la prensa, tomar nota de la reacci¨®n social que provoca y, en caso de que sea elevada, elaborar en 24 horas un decreto perfunctorio, adem¨¢s de mal redactado. Una vez publicado el escriturajo en el BOE, el problema se considera resuelto.
Esta es una forma infame de gobernar en la que han incurrido otros partidos, pero que con el PP ha alcanzado cotas estratosf¨¦ricas. La jungla normativa en Espa?a es un espacio t¨®xico donde es imposible encontrar una norma clara de acci¨®n. Siendo ya una eflorescencia cancerosa la que ha ocupado la maquinaria administrativa, facci¨®n leyes, parece recomendable proceder a una rectificaci¨®n de los m¨¦todos para producir normas desde la administraci¨®n. Son principios modestos para la regeneraci¨®n de los protocolos administrativos, pero si se aplican con decisi¨®n y rigor dar¨¢n m¨¢s claridad y lustre al ¨¢mbito parlamentario. Estos principios se reducen a dos. Como los mandamientos de la doctrina cristiana.
1. Ninguna Ley, Decreto u Orden se publicar¨¢ sin una Memoria Econ¨®mica que califique su impacto y consecuencias. El objetivo de la Memoria, concebido para ilustraci¨®n de los ciudadanos y no para regocijo de leguleyos y plumillas burocr¨¢ticos, ser¨¢ el de aclarar cu¨¢nto cuesta la disposici¨®n legal de marras, qui¨¦n la paga, a qui¨¦n beneficia y a qui¨¦n perjudica. Como saben bien las ¨¢guilas de la administraci¨®n, cualquier cambio legal tiene un coste y, si bien beneficia a una parte de la poblaci¨®n, perjudica a otra parte. Son los principios del trade off y de coste de oportunidad.
2. El trabajo legislativo no terminar¨¢ con la publicaci¨®n de la norma; de hecho, empezar¨¢ a partir de esa fecha. Porque debe considerarse obligado el seguimiento de la utilidad y de la rentabilidad de cada Decreto o Ley. Est¨¢ bien demostrado en las covachuelas administrativas que la mayor¨ªa de las normas y regulaciones son meros placebos, tambi¨¦n conocidos como papel mojado o muletas para sedar al personal; en nada remedian el mal que pretenden combatir y hacen m¨¢s tupida la selva legal. Si el seguimiento de la ley demostrara su inutilidad, ser¨¢ abolida y anulada.
Si se siguen estas dos recomendaciones, en poco tiempo se a?adir¨¢n otras mejoras y la vida p¨²blica ganar¨¢ en claridad y eficacia. O eso es lo que dir¨ªa Pangloss. ?Y que dir¨ªa Carlyle? Pues que nuestra vida p¨²blica y nuestro Estado ¡°son un tejido de verdades a medias y de mentiras completas¡±. P¨®ngase en la categor¨ªa que corresponda la presunci¨®n de que las leyes resuelven nuestros males.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.