Valientes
Este mundo lo salvar¨¢n los que se atreven a enfrentar los peores desastres y construyen muros invisibles de esperanza para contenerlos
Pensemos en las personas valientes. En las que hacen de su vida una gesta valerosa que nos salva a todos. Hemos creado un mundo fr¨¢gil donde los errores o las horrendas casualidades desencadenan cat¨¢strofes incalculables. No me olvido de los liquidadores de Chern¨®bil. Hace poco m¨¢s de tres d¨¦cadas, unas seiscientas mil personas se afanaron en limpiar aquel desastre. Tambi¨¦n los que en marzo del 2011 fueron a descontaminar Fukushima y todav¨ªa lo siguen haciendo.
Esas personas saben que cuando van al epicentro de un apocalipsis para contenerlo est¨¢n renunciando a la cotidianeidad de su existencia para ser parte del mundo que defienden y quieren proteger. Son un esfuerzo compacto que lucha por todos nosotros. Cuando en alg¨²n punto de ?frica retorna la temible epidemia del ¨¦bola son los m¨¦dicos y todo un equipo de sanitarios y profesionales voluntarios los que se entregan por los dem¨¢s a una lucha sin cuartel contra la enfermedad. Se la juegan para salvarnos.
El mundo no es tan grande y no hay fronteras que puedan parar la vulnerabilidad que nos acecha. Una fragilidad latente que nos tiene que hacer conscientes de nuestras responsabilidades colectivas como sociedades desarrolladas. Europa est¨¢ llena de centrales nucleares, y las epidemias son parte de la realidad hist¨®rica de todas las ¨¦pocas. Contra ellas ha luchado la ciencia, pero olvidamos lo que implica contener enfermedades, y ya hay discursos que cuestionan las vacunas. Olvidamos lo que significan los avances tecnol¨®gicos m¨¢s arriesgados, como el del uso civil de la energ¨ªa nuclear y su mantenimiento. Olvidamos que los peores accidentes han sucedido en pa¨ªses que eran punteros en su manejo y se sent¨ªan confiados.
Tenemos que entender que somos parte de un todo, que las redes de Internet comparten informaci¨®n y apasionadas opiniones, pero no son un escudo real contra las desgracias. La indignaci¨®n tiene que ir acompa?ada de inteligencia generosa, nunca de miedo y violencia. Asumimos que otros se hacen cargo de los detalles log¨ªsticos de la sociedad y sus infraestructuras. Pensamos que somos infalibles, que a nosotros no nos llegan los desastres ajenos, que la contaminaci¨®n radiactiva y los virus pertenecen a otros episodios de la historia de los dem¨¢s. Curiosamente, los que nos protegen no son rostros medi¨¢ticos. Este mundo lo salvar¨¢n los valientes, esos que se atreven a enfrentar los peores desastres y construyen con sus propias manos muros invisibles de esperanza para contenerlos. Personas unidas por un mismo impulso y que son imprescindibles.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.