Cuestiones del karma
Si hay algo que me gusta en esta vida es levantar a alguien demostr¨¢ndole que se ha equivocado de sitio
Iba en un taxi que ol¨ªa a pedo, sudor y tradici¨®n, m¨¢s contento que unas pitas, camino de la estaci¨®n de Atocha. En la radio sonaba Life is life (La vida es la vida), ¨¦xito ochentero de la banda austriaca Opus ¡ªen realidad su ¨²nico ¨¦xito ya que Opus fue una One hit wonder de libro¡ª.
Me divert¨ª imaginando las charlas del grupo en la furgoneta en pleno subid¨®n, haciendo planes, vislumbrando un futuro prometedor: ¡°?Madre m¨ªa, qu¨¦ bien nos ha quedado esta canci¨®n! ?Pero haremos mejores!¡± No fue el caso. Apoy¨¦ mi frente en el cristal, observ¨¦ como llov¨ªa en el exterior y me re¨ª ¨ªntimamente. Mi taxi pas¨® cerca de una parada de bus, r¨¢pidamente, pisando un enorme charco. El resultado fue un jubilado, una ni?a en uniforme del colegio y una monja, todos calados hasta los huesos. Aqu¨ª no me re¨ª ¨ªntimamente, sino que solt¨¦ una sonora carcajada. Not¨¦ la mirada severa del taxista en el retrovisor. Entonces me recre¨¦ observando su cara ¡ªcomo si esto encerrara una especie de reproche¡ª y algo me llam¨® la atenci¨®n. Era un hombre que rondaba los 60, sin embargo, sus rasgos eran infantiles: ojos grandes y almendrados, nariz respingona, boca en forma de coraz¨®n¡ No le pegaban en absoluto. Me record¨® a una biblia ilustrada que ten¨ªa de ni?o, donde los personajes eran beb¨¦s con barba, as¨ª pues, mi taxista pod¨ªa ser Mois¨¦s.
?El AVE no espera a nadie!
¡ªOiga, dese prisa que llego tarde¡ª le espet¨¦ al taxista.
¡ª Hay mucho trafico.
O¨ª una sirena a nuestra espalda.
¡ªSiga a esa ambulancia.
Me dio mucho gusto observar como los coches se abr¨ªan a nuestro paso, mucho gusto, tanto que me recorri¨® un escalofr¨ªo. Por supuesto que cog¨ª ese tren. Cuando entr¨¦ a mi vag¨®n vi a una persona oronda ocupar mi asiento. Si hay algo que me gusta en esta vida es levantar a alguien demostr¨¢ndole que se ha equivocado de sitio. Discutimos brevemente: "Este es mi asiento; no, perdone es el m¨ªo; mire mi billete; este no es el coche dos, es el tres". Me arrellan¨¦ henchido de gozo viendo como su culo se alejaba por el pasillo. ?Qu¨¦ bien se me estaba dando todo!
Pero entonces¡ el KARMA. A mi lado se sent¨® un chico ¡ªvest¨ªa camisa arlequinada, pantal¨®n pirata y unas zapatillas de cada color¡ª; result¨® ser un mago. Estuvo las dos horas y media haci¨¦ndome trucos de chichinabo. Me est¨¢ bien empleado por cabr¨®n.
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