A decidir

La convicci¨®n m¨¢s arraigada de parte de nuestra izquierda es que los Gobiernos de derechas son una anomal¨ªa en democracia, que solo se corrige cuando regresa al poder la izquierda... sea en las circunstancias que fueren. As¨ª ha vuelto a demostrarse tras la moci¨®n de censura, cuando tantos han exultado como si ya por fin tuvi¨¦semos un Gobierno leg¨ªtimo despu¨¦s de a?os de usurpaci¨®n. ?Se ha restablecido lo que el pueblo quiere y nuestros males pol¨ªticos ser¨¢n purificados! Aunque confieso que me he llevado bastantes sustos al respecto (la democracia es inmejorable como r¨¦gimen pol¨ªtico, pero fatal para los nervios), me encantar¨ªa saber lo que los ciudadanos quieren hoy. Sabemos lo que quisieron ayer viendo el Parlamento actual, cuando el nombre del ahora presidente se consideraba veneno para las urnas. Para conocer si han cambiado de opini¨®n y en qu¨¦ sentido no hay m¨¢s remedio que convocar elecciones. No bastan los elogios al Gobierno reci¨¦n nombrado, para unos ¡°brillante¡± y para otros solo ¡°reluciente¡±, ni la celebraci¨®n por algunos medios entusiastas de las ma?anas que cantan y r¨ªen mientras nos esperan. Hay que preguntarle a la gente, por si acaso interpretamos mal sus deseos.

Estamos hartos de o¨ªr a quienes piden el ¡°derecho a decidir¡± y a¨²n m¨¢s de escuchar a los despistados responder que tal derecho no existe en las constituciones democr¨¢ticas, cuando es el fundamento de todas. Lo que nadie tiene es derecho a decidir qui¨¦n puede decidir y qui¨¦n no en cada parcela del pa¨ªs de todos. Ahora toca ejercer el derecho a decidir aut¨¦ntico, en elecciones generales. No debemos conformarnos con el interesado dictamen de que ya tenemos no solo lo que de veras queremos sino lo que necesitamos, aunque nos lleve tiempo darnos cuenta... ?Elecciones, ya!