Poner los cuernos (pero con cuidado)
De los portales de ligoteo al sexo m¨¢s liberal
La violencia y el acoso obligan a extremar las precauciones de las mujeres que deciden ser infieles.
Elijan un nombre femenino, el que quieran. ?branse una cuenta en cualquier red social e interact¨²en durante una semana. Muevan la informaci¨®n que les interese, comenten lo que les brote. Pasados esos siete d¨ªas, hayan dicho lo que hayan dicho, habr¨¢ dado tiempo para que en esa cuenta con nombre de mujer reciban un insulto o sean acosadas. ?Por qu¨¦? Por nada. Solo por haber existido, aunque sea virtualmente. La facilidad de comunicaci¨®n impl¨ªcita en las nuevas tecnolog¨ªas, se magnifica en todos los sentidos. Ligamos m¨¢s f¨¢cilmente, encontramos amantes inmediatos, nos exhibimos profesionalmente y tambi¨¦n somos m¨¢s f¨¢cilmente maltratadas. La violencia cibern¨¦tica o ciberacoso provoca a veces ataques m¨¢s virulentos que en la vida real, amparados por el anonimato de los perfiles falsos. Amnist¨ªa Internacional denuncia que m¨¢s del 19% de las espa?olas con un perfil en internet ha sufrido acoso, amenazas o insultos.
Con la infidelidad la cosa se complica.
En 2009 nace Gleeden. No fue la primera ni ser¨¢ la ¨²ltima plataforma que utilice la protecci¨®n de las mujeres como estandarte para promocionarse. Algo as¨ª como un "s¨¦ infiel que nosotros nos encargamos de que sean buenos chicos" que le ha proporcionado m¨¢s de cuatro millones y medio de usuarios en todo el mundo, 600.000 solo en Espa?a. La plataforma permite conocer amantes, pero garantiza la protecci¨®n absoluta de la infiel. Los hombres, todos, dejan rastro: para contactar con las mujeres de la aplicaci¨®n, los caballeros deben comprar cr¨¦ditos. As¨ª nadie sabr¨¢ que Fulanito de Tal tontea con una que no es su esposa, pero para tontear habr¨¢ tenido que pagar con una tarjeta de cr¨¦dito. Si en alg¨²n momento la mujer es acosada y denuncia a su agresor, ese rastro permite identificar al interfecto. No es la ¨²nica medida, Gleeden se enorgullece de poner especial ¨¦nfasis en la protecci¨®n de sus usuarias: "Tenemos un equipo de moderaci¨®n que est¨¢ revisando la web 24 horas del d¨ªa y cierra perfiles o da toques de atenci¨®n ante indicios de abusos o intercambio de dinero. Cualquier usuaria puede denunciar un perfil si no se encuentra c¨®moda, y entre las usuarias mismas pueden advertirse de qu¨¦ perfil no es un "don Juan", explica Silvia Rubianes, responsable de comunicaci¨®n en Espa?a y Latinoam¨¦rica.
En la esquina superior izquierda de la p¨¢gina tambi¨¦n est¨¢ el "bot¨®n del p¨¢nico" que redirecciona a una p¨¢gina inocua, que no llame tanto la atenci¨®n, por si de repente el esposo o los v¨¢stagos aparecen junto al ordenador desde el que se est¨¢ ligando. Gala, usuaria de la plataforma agradece sentirse arropada cuando conoce a los hombres con los que, espor¨¢dicamente, mantiene aventuras: "Son muy educados, amables y m¨¢s parecidos a los hombres por los que me podr¨ªa interesar fuera de la red. Desde que empiezas a chatear te das cuenta de si te gusta la persona que est¨¢ al otro lado. Y, los que yo he conocido, no me han defraudado. Eran parecidos a lo que yo me hab¨ªa imaginado. No es necesario mentir, pero s¨ª seducir".
Del ligoteo cibern¨¦tico a hurtadillas a los cuernos m¨¢s evidentes. En el intercambio de parejas todo sucede tan a la vista que se facilita la seguridad individual y colectiva. Ser¨ªa poco probable que alguien cometiera una imprudencia en un local liberal, los propios compa?eros de juegos expulsar¨ªan inmediatamente al que cometiera la villan¨ªa, pero los primeros interesados en que no ocurra son los responsables del local, que act¨²an como aut¨¦nticos guardas de seguridad.
La persona responsable de tres de los locales de intercambio de parejas m¨¢s conocidos de Madrid (Momentos, Divernis y Naked Spa) admite un incremento en el n¨²mero de clientas en los ¨²ltimos a?os. Cada vez son m¨¢s mujeres las que acuden solas o en grupos de amigas, sinti¨¦ndose libres y a la vez protegidas para practicar la sexualidad no convencional que han elegido. Y la protecci¨®n en estos locales es uno de los motivos. "Alguna vez ha podido suceder algo, pero no pasa del intento, porque autom¨¢ticamente actuamos. Hay gente que viene y no tiene tan claro que aqu¨ª se viene a disfrutar del sexo libre. Cuando se dan situaciones violentas, entramos en acci¨®n nosotros, obligando al responsable a que desaloje inmediatamente. Basta tener constancia de que alguien ha dicho "d¨¦jame en paz", para "que se articule".
Seguridad, tranquilidad y libertad hasta para poner los cuernos. Esa es la clave.
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