Distop¨ªa Trump
La Casa Blanca justifica actitudes fascistas con los inmigrantes por un problema de "lagunas jur¨ªdicas"
De la noticia de los ni?os separados de sus padres migrantes en la frontera de EE?UU, ni?os de entre dos y seis a?os encerrados en una suerte de jaula y cuyos gritos y llantos ha revelado ProPublica, es importante comprobar la distancia entre quienes lo justifican y a quienes espanta, y c¨®mo se pretende seguir resolviendo esa distancia mediante el eufemismo de las ¡°diferencias pol¨ªticas¡±. Los inmigrantes infestan las calles para Trump y los gitanos deben ser censados para Salvini: cada vez cuesta m¨¢s distinguir si hablan de personas o de zombis. Es un discurso tan agresivo que, cuando se convierte en actos, se producen reacciones como las del polic¨ªa que dice que esos llantos, los de unos cr¨ªos que no tienen m¨¢s de seis a?os, parecen una orquesta.
Despu¨¦s de que un periodista le preguntase a la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, si no sient¨ªa empat¨ªa siendo ella tambi¨¦n madre, Sanders respondi¨® esgrimiendo ¡°lagunas jur¨ªdicas¡± para achacar la responsabilidad a los dem¨®cratas: traslada de esta forma al lenguaje burocr¨¢tico una aberraci¨®n humana. Es pura banalidad del mal. De tal forma que si encontrase alg¨²n tipo de contradicci¨®n o ¡°laguna jur¨ªdica¡± que permitiese tirotear migrantes y enterrarlos en el desierto, podr¨ªa defenderlo exactamente con la misma asepsia. Ya la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, dijo que el Gobierno no ten¨ªa que pedir disculpas porque ¡°las acciones ilegales tienen consecuencias¡±, sin importar qu¨¦ acciones ilegales son y a qu¨¦ se deben, ni calibrar la dimensi¨®n de esas consecuencias.
Son actitudes y pol¨ªticas que recuerdan al fascismo en su fase m¨¢s trabajosa, la de convencerse de la supremac¨ªa de una clase de individuo y la adhesi¨®n a una causa despoj¨¢ndose de sentimientos hacia el otro, sacrificio necesario para un make America great again limpio de intoxicaciones. Mirando unos para otro lado, calculando otros los beneficios y unos m¨¢s participando sin hacerse preguntas. Solo as¨ª se desmonta progresivamente la capacidad de sentir empat¨ªa por otro ser humano hasta entender, justificar y defender que unos ni?os, al llegar a un pa¨ªs extranjero, sean separados de sus padres y recluidos en jaulas o centros. Ni el testimonio sonoro de lo que eso significa, un material informativo compuesto ¨²nicamente por gritos y llantos como en una guerra o un centro de torturas, despierta remordimientos. Todo ello mediante la habitual acumulaci¨®n de mentiras, como la que dice que la medida ya fue adoptada por Obama; no: pudo ser adoptada por Obama, pero no lo fue. Es m¨¢s obvio el da?o que hace el Gobierno de EE?UU observando la reacci¨®n de quienes lo apoyan que la de sus v¨ªctimas; quiz¨¢s se recuperen antes las segundas que los primeros.
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