Europa: ni tanto ni tan r¨¢pido
Mientras el mundo cambia deprisa, el viejo continente lo hace con lentitud. En este contexto, el acuerdo entre Merkel y Macron, aunque impreciso, supone un avance. Queda por ver si cristalizar¨¢, pero hay que seguir intent¨¢ndolo
El mundo est¨¢ cambiando de forma profunda y r¨¢pida. Europa lo hace a paso de vaca, cuando no de crisis en crisis. Est¨¢ ante una nueva ocasi¨®n de avanzar, esta vez de la mano de la pol¨ªtica antes que de la tecnocracia. Desde que es presidente de Francia, Emmanuel Macron viene planteando para la Uni¨®n Europea lo que los atletas buscan en los Juegos Ol¨ªmpicos: citius, altius, fortius (m¨¢s r¨¢pido, m¨¢s alto, m¨¢s fuerte). Pero el resurgir de profundas brechas en torno a la inmigraci¨®n y los refugiados, y los estrechos intereses econ¨®micos nacionales pueden impedir que este jueves y viernes en Bruselas los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 pongan en marcha una hoja de ruta significativa para el futuro de la UE. En juego est¨¢ si la Uni¨®n Europea ser¨¢ abierta o cerrada, solidaria (hacia adentro y hacia fuera), con peso en el mundo o liviana en un entorno posoccidental, din¨¢mica o rezagada en la Cuarta Revoluci¨®n Industrial, y con una Uni¨®n Monetaria capaz de aguantar la pr¨®xima crisis econ¨®mica, que inevitablemente acabar¨¢ llegando, es de esperar que no antes de completarla.
El acuerdo conseguido la semana pasada en Meseberg entre Macron y Angela Merkel marca un avance en varios frentes, pese a que resulte a¨²n impreciso. Habr¨¢ que esperar a diciembre para los detalles, pero ha plantado una semilla. Algunas de las propuestas ser¨¢n resistidas por otros pa¨ªses. Par¨ªs y Berl¨ªn cuentan con el apoyo de Madrid, entre otros. Esta ¨²ltima est¨¢ recobrando un protagonismo europeo con el cambio de Gobierno, la acogida a los refugiados del Aquarius y un posicionamiento espa?ol m¨¢s abiertamente a favor de las tesis de Macron, aprovechando, adem¨¢s, el vac¨ªo que deja una Italia instalada en el nuevo euroescepticismo de su sociedad y de su gobierno de coalici¨®n de populismos. Y Francia y Alemania han recuperado el olvidado, pero central concepto, de convergencia econ¨®mica, social y fiscal, que interesa sobremanera a Espa?a.
Pero hay una oposici¨®n organizada de doce pa¨ªses n¨®rdicos, b¨¢lticos y otros capitaneada por Pa¨ªses Bajos, aunque el hecho de que el plan franco-alem¨¢n prevenga transferencias de los pa¨ªses m¨¢s ricos a los que tengan problemas puede acabar por ablandarlos. Los pa¨ªses de Europa central y oriental, fuera del euro, con involuciones democr¨¢ticas en el caso de Polonia y Hungr¨ªa, y absolutamente insolidarios frente a los refugiados, tampoco son entusiastas.
Aunque el eje Par¨ªs-Berl¨ªn se ha recompuesto en torno a un entendimiento m¨¢s compartido de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria, el acuerdo, como tantas otras veces, es un cruce, m¨¢s que una coincidencia, de intereses y compromisos. Merkel ayuda a Macron con el principio de un presupuesto propio para la eurozona. Este le echa un cable a la canciller en materia de inmigraci¨®n y asilo, cuesti¨®n que est¨¢ poniendo en peligro su coalici¨®n gubernamental ante la actitud de los socialcristianos b¨¢varos y su liderazgo nacional y europeo.
Es la primera vez que Berl¨ªn acepta el principio de un presupuesto propio para la zona euro
Es la primera vez que Berl¨ªn acepta el principio de un presupuesto propio para los 19 de la zona euro, para pa¨ªses en dificultades y otros objetivos, aunque no detalle su cuant¨ªa ¡ªMacron aspiraba a varios puntos del PIB¡ª ni los recursos de los que se nutrir¨¢. Tendr¨¢, adem¨¢s, que esperar a 2021. Tambi¨¦n se contempla transformar el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el fondo de rescate de la eurozona, en una especie de fondo monetario europeo (el nombre est¨¢ por concretar). Aunque se comunitarice, ser¨ªa con las mismas reglas de gobernanza intergubernamental que en la actualidad, lo que dar¨ªa un poco democr¨¢tico derecho de veto a Alemania, Francia e Italia. Nada hay de un fondo com¨²n de garant¨ªa de dep¨®sitos en una uni¨®n bancaria que seguir¨¢ incompleta.
Se anuncia para diciembre un estudio sobre un posible fondo europeo de estabilizaci¨®n del desempleo, pero ¡°sin transferencias¡±, es decir, limitado. Y avances en materia de ciencia y tecnolog¨ªa. Macron y Merkel han decidido lanzar un centro com¨²n franco-alem¨¢n, algo europeo pero poco europe¨ªsta, de investigaci¨®n en inteligencia artificial. En el terreno de la pol¨ªtica exterior y de seguridad, Alemania ha aceptado la idea francesa de una Iniciativa de Intervenci¨®n Europea (entre unos pocos, frente a la m¨¢s general Cooperaci¨®n Permanente en Defensa), de un Consejo Europeo de Seguridad y m¨¢s decisiones por mayor¨ªa y no por unanimidad en este campo. Adem¨¢s de otras reformas institucionales.
Es un plan de profundizaci¨®n, con alcance pol¨ªtico. Sin embargo, nada est¨¢ garantizado. La semilla puede no prosperar. Y la cuesti¨®n migratoria puede echar todo a perder, porque ata?e a algo a¨²n m¨¢s delicado que la econom¨ªa: las identidades. En la limitada precumbre bruselense del pasado domingo se pusieron sobre la mesa propuestas variopintas, desde plataformas regionales de desembarco fuera o dentro de la UE para separar a los migrantes econ¨®micos de los necesitados de protecci¨®n internacional, a esquemas entre Estados voluntarios (geometr¨ªa variable) a una nueva pol¨ªtica europea com¨²n de inmigraci¨®n, asilo y protecci¨®n de fronteras. La advertencia de Italia no debe caer en saco roto: debe haber m¨¢s solidaridad entre europeos, o se puede romper Europa, desde luego el sistema Schengen, y volver las fronteras internas a falta de una frontera externa com¨²n. Todo ello en un contexto de retroceso ¡ªsuicidio, se?alan algunos¡ª demogr¨¢fico de una Europa que va a estar necesita de inmigraci¨®n y adem¨¢s presionada desde fuera: las previsiones de la ONU apuntan que para 2050 Europa tendr¨¢ menos habitantes que ahora, envejecidos, y ?frica 1.300 millones m¨¢s, en su mayor¨ªa j¨®venes.
Europa tiene que optar por un futuro esta semana, en plena guerra comercial con EE?UU
Para Macron, y otros, una propuesta europe¨ªsta, la de una ¡°Europa que protege¡±, tambi¨¦n sus fronteras externas, puede ser ganadora entre sus electores en tiempos del Brexit y de Trump. Supone pasar de la defensiva a la ofensiva. El ¨²ltimo Eurobar¨®metro, a un a?o de las elecciones al Parlamento Europeo, avala esta estrategia: dos tercios de los encuestados consideran que sus respectivos pa¨ªses se han beneficiado de su pertenencia a la UE, el nivel m¨¢s alto desde 1983. Las nada sorprendentes grandes excepciones son Reino Unido, Austria, Eslovaquia, Rep¨²blica Checa, Hungr¨ªa, Grecia, e¡ Italia. Ahora bien, no cabe ignorar que en no pocas recientes elecciones las fuerzas antieuropeas han seguido creciendo.
Europa tiene que optar por un futuro esta semana, en plena guerra comercial con EE?UU, con una China en auge, con la lucha por el dominio tecnol¨®gico en el trasfondo y con el sentido de Occidente y de la OTAN cuestionado. La UE tiene la oportunidad de avanzar, pero no tanto ni tan r¨¢pido ni de forma tan europea como pretende el presidente franc¨¦s. Mas, como dec¨ªa Max Weber, hay que intentar una y otra vez lo imposible para lograr lo posible. ?Podremos decir el viernes, si el Consejo Europeo no se atasca, algo m¨¢s que el manido eppur si muove? La UE tiene que moverse de forma m¨¢s ol¨ªmpica. El resto del mundo no la va a esperar.
Andr¨¦s Ortega es investigador s¨¦nior asociado del Real Instituto Elcano y director del Observatorio de las Ideas.
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