Listas est¨¦riles y responsables ocultos
?Qui¨¦n, desde los puentes de mando de la Agencia Tributaria, permiti¨® que la morosidad fiscal fuese creciendo sin tasa ni freno durante varios ejercicios?
Aunque el Ministerio de Hacienda de Montoro vendi¨® la lista de morosos como un ejercicio supremo de transparencia y a pesar de la sonoridad de los nombres que aparecen en ella, en realidad apenas va m¨¢s all¨¢ de una relaci¨®n circunstanciada de empresas en trance de desahucio. Quien est¨¢ en esa lista es porque no puede pagar su deuda fiscal; y las personas f¨ªsicas que, en sospecha de la buena s¨ª pueden hacerlo, sufrir¨¢n sin duda la labor indagatoria de los funcionarios para acabar pagando lo que deben con sus bienes ocultos. Como tantas otras decisiones de Crist¨®bal Montoro y de los Gobiernos del PP, cantadas con p¨ªfanos y tambores, no pasa de ser un trampantojo; ofrece transparencia cuando, en una gran parte, s¨®lo es una relaci¨®n est¨¦ril de personas y sociedades atrapadas en procesos judiciales, concursos de acreedores o quiebras crudas y duras. ?Cualificaci¨®n m¨¢s exacta de esta m¨¢scara de morosidad? Pues que hasta el 44% de los 15.300 millones pendientes de cobro pertenecen a compa?¨ªas en concurso de acreedores. La lista no informa de nada sustancial, pero deslumbra con la retah¨ªla de nombres que aparecen en ella.
Veamos de cerca c¨®mo se precipitan los morosos en esta relaci¨®n. La Agencia Tributaria determina a una persona o empresa una deuda fiscal; pero a veces se presentan declaraciones sin posibilidad de pago y solicitan un aplazamiento; para aceptarlo, Hacienda pide un aval bancario al declarante y es posible que su banco no lo preste; entonces, se explora una hipoteca o prenda sobre bienes del titular; si el deudor tiene sus bienes embargados, el aplazamiento se deniega, salvo en casos excepcionales. La deuda entra en v¨ªa ejecutiva y el deudor pasa a la lista de morosos. Los que deben m¨¢s de un mill¨®n son los que aparecen en la relaci¨®n publicada el jueves.
De esa deuda ejecutiva se suele recuperar un euro de cada tres. Menos es nada. Ahora bien, si se var¨ªa ligeramente el ¨¢ngulo de percepci¨®n del fen¨®meno podr¨¢ llegarse a una conclusi¨®n m¨¢s interesante que la propia comprobaci¨®n de desdichas, impagos y carreras por ocultar bienes que ser¨¢n indefectiblemente descubiertos. Una deuda de 300 millones de euros no se consigue as¨ª como as¨ª; se necesitan a?os para acumularla. La pregunta relevante al caso es qui¨¦n, desde los puentes de mando de la Agencia Tributaria (hay m¨¢s de uno), permiti¨® que esa deuda fuese creciendo sin tasa ni freno durante varios ejercicios. Tiene el mismo inter¨¦s examinar los argumentos, jur¨ªdicos y econ¨®micos, que permitieron amontonar el d¨¦bito hasta que ya no se puede pagar, es decir, no se puede cobrar. ?Hay nombres de responsables p¨²blicos de la Agencia Tributaria que puedan explicarlo? ?O es que no estamos ante una gesti¨®n descuidada del patrimonio p¨²blico?
Con id¨¦ntica suspicacia hay que analizar el hecho de que s¨®lo las empresas sean consideradas deudoras. En ellas hay administradores que han propiciado los aplazamientos hasta conseguir que dos tercios de la deuda ejecutiva sean incobrables. Las empresas que deben un mill¨®n o m¨¢s tienen consejeros, directores financieros y otros cargos de lustre que han participado con sus decisiones fiscales en un quebranto de recursos p¨²blicos. ?Tan dif¨ªcil es que, cuando exista constancia de su participaci¨®n en la morosidad de sus empresas, sus nombres aparezcan mencionados junto a la sociedad morosa y establecer que la responsabilidad del impago pueda derivarse hacia ellos?
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