El PP, al desnudo

Todo proceso de democracia interna en los partidos es por principio positivo, adem¨¢s de obligatorio. Pero al mismo tiempo entra?a el riesgo de poner en evidencia las carencias de la organizaci¨®n. Es lo que ha ocurrido en el Partido Popular, donde el primer intento de conceder a los militantes la decisi¨®n sobre su futuro liderazgo ha puesto al descubierto la desmovilizaci¨®n masiva de sus seguidores, la falta de debate interno y las debilidades de un m¨¦todo de elecci¨®n que, al conceder la palabra final a los compromisarios, puede torcer en alguna medida la voluntad de los militantes. Las primarias est¨¢n desvelando, en suma, el profundo retraso que arrastra el primer partido de Espa?a en t¨¦rminos de cultura democr¨¢tica.

Los 66.706 inscritos para las primarias ya reflejaron, cuando se conoci¨® la cifra, el pinchazo en la burbuja de militantes del PP, que siempre se hab¨ªa atribuido m¨¢s de 800.000. A la hora de la verdad, solo el 7,6% de ese ej¨¦rcito se ha hecho visible y est¨¢ dispuesto a participar en la batalla. Los est¨ªmulos para su decisi¨®n, adem¨¢s, han sido escasos, pues se disponen a votar ma?ana sin haber asistido a un solo debate entre los seis aspirantes y sin haber podido contrastar sus propuestas. A falta de precedentes en su propia organizaci¨®n, las primarias del PP solo pueden compararse en Espa?a con las del PSOE y con las de Podemos, acostumbrados ya a exhibir sus divisiones en sus procesos internos. El 80% de los 187.000 militantes del PSOE vot¨® en las primarias en 2017 y en la ¨²ltima consulta de Podemos, lo hicieron 188.000 inscritos, el 38,57% del total.

Las campa?as de los candidatos favoritos en el PP han transcurrido bajo una lluvia fina de gestos y gui?os, sin programas diferenciados, m¨¢s all¨¢ de lo que representan sus propias personalidades: Dolores de Cospedal ha acentuado su profunda vinculaci¨®n al partido con peque?os gestos como el anuncio de su candidatura en la sede en Castilla La Mancha o la visita a la hermana de Rita Barber¨¢. La exvicepresidenta Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa ha intentado subrayar su capacidad de gobierno y su deseo de medirse con Pedro S¨¢nchez en ¨²ltima instancia. Y Pablo Casado ha construido el discurso m¨¢s aznarista y conservador, aunque basado en su juventud. Su candidatura ha sorprendido en capacidad de convocatoria, pero la sombra de su m¨¢ster y la amenaza de una posible acci¨®n judicial se proyectan sobre su futuro.

Descolocado a¨²n por su repentino desalojo del Gobierno tras la sentencia de G¨¹rtel, los miembros del PP han afrontado adem¨¢s todo el proceso entre el pesado silencio de Mariano Rajoy y el exhibicionismo de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, que ayer mismo lanz¨® nuevas pullas contra el ex presidente y se jact¨® de haber dejado el partido con tres millones m¨¢s de votos. La batalla interna est¨¢ servida, pero no son muchas las armas que tienen los candidatos para librarla ni los militantes para decidir. El m¨¦todo elegido para que, tras el voto de de ma?ana, los compromisarios elijan dentro de dos semanas entre los dos finalistas, es bastante mejorable desde un punto de vista democr¨¢tico. Sea como sea, el PP tendr¨¢ que llevar a cabo cuanto antes un reposicionamiento pol¨ªtico que le permita recobrar el contacto con su electorado natural.