El enigma de Miguel Bos¨¦
La pista sobre la floja econom¨ªa del cantante la dio la subasta de algunas de sus obras de arte. Debe a Hacienda 1,8 millones
Fue una escena digna del ahijado de Luchino Visconti. Ca¨ªa un amable sol de julio sobre la Plaza de San Pedro, en Roma. Miguel Bos¨¦, de blanco y lino, acompa?aba a su madre, do?a Luc¨ªa, a conocer al Papa Francisco. Ella llevaba pamela y vest¨ªa de azul quiz¨¢s por inspiraci¨®n de su fe en el aura de los ¨¢ngeles. Casi al tiempo, los responsables de Hacienda inclu¨ªan al artista en su lista negra con una deuda de 1,8 millones de euros.
Crist¨®bal Montoro, l¨¢tigo del mundo de la cultura y acusado por el sector de acoso permanente a un pu?ado de santones del mismo, como para producir escarmiento. La cantidad no viene a ser una sencilla limosna. Supone un agobio extra para un artista en cierto declive en Espa?a y con m¨¢s presente y mucho futuro en Am¨¦rica: ¡°Principalmente en M¨¦xico¡±, dice la que fue su agente durante a?os y a¨²n buena amiga, Rosa Lagarrigue.
De hecho, Bos¨¦ tiene su residencia en Panam¨¢, donde naci¨® hace 62 a?os, aunque vive gran parte del tiempo a las afueras de Madrid. Posee una baraja de pasaportes: italiano y colombiano, adem¨¢s de espa?ol. Pero est¨¢ obligado a tributar en los pa¨ªses donde desarrolla su trabajo. A pesar de su triple nacionalidad se define a s¨ª mismo como madrile?o.
Y como tal, en cierto modo, castizo. De la torer¨ªa por parte de padre, Miguel Domingu¨ªn, sac¨® estampa est¨¦tica de bailar¨ªn que perfeccion¨® de adolescente junto a leyendas como Lindsay Kemp, Alvin Ailey o Martha Graham. De su presencia esc¨¦nica materna, barniz¨® cierta madera de actor. De otras fuentes, la m¨²sica. Un conglomerado de artista total, con fino olfato para el arte y c¨¢tedra para el buen vivir. Gran cocinero con productos de su propio huerto y corral ¡ªelabora sus tortillas y bizcochos con huevos de sus propias gallinas¡ª, antiguo due?o truncado de bodegas o marcas de jam¨®n en Espa?a junto a la Quinta del Buitre: es decir a pachas con Michel, Butrague?o y Manolo Sanch¨ªs.
Es Miguel Bos¨¦. Poli¨¦drico para la vida. Pol¨ªglota en Espa?a cuando muy pocos lo eran, con esmerada educaci¨®n en el Liceo Franc¨¦s. All¨ª fue un alumno d¨ªscolo, aunque con el tiempo se le pegara un riguroso aire met¨®dico. Hoy es un misterio con malas pulgas con los medios, con virtudes hospitalarias de a¨²pa por el contrario para sus amigos. Padre y patriarca. Hijo, hermano, t¨ªo, primo ejemplar y cabeza de familia. Anfitri¨®n desprendido, mani¨¢tico perfeccionista tanto para montar un espect¨¢culo como para colgar un cuadro o incorporar un sof¨¢ al sal¨®n de su casa, tal y como evidencia ?ngeles Gonz¨¢lez Sinde, cineasta, escritora y amiga suya desde la infancia.
No hace mucho confes¨® pecados en el Festival chileno de Vi?a del Mar y se postul¨® como progenitor ejemplar. Habl¨® de hab¨¦rselo bebido y fumado todo hasta que dijo basta. M¨¢s ahora, que tiene prole. Como le gusta desdoblarse y jugar a la ambig¨¹edad, digamos que Bos¨¦ pocas veces va de farol; Miguel, mucho menos. Sobre todo cuando se la juega a doble o nada. Hace cinco a?os fue entrevistado para hablar de sus dos hijos tra¨ªdos al mundo por maternidad subrrogada. Cu¨¢l fue la sorpresa cuando cont¨® que no eran dos, sino cuatro. As¨ª el mundo supo de Telmo, Tadeo, Ivo y Diego.
Hoy son su faro, su raz¨®n de vida, su motor. Y su mayor enigma. Nunca hab¨ªa mostrado sus caras hasta que reaccion¨® con fiereza al chantaje de quienes quer¨ªan hacerlo y public¨® su foto en Instagram. Se esmera en su educaci¨®n y los protege de los focos. Eso puede dar la sensaci¨®n de que se a¨ªsla o envejece mal. Pero es puro instinto de protecci¨®n hacia algo que le repele por no haberlo elegido: la fama. Al nacer ya era conocido como hijo de¡ Para ¨¦l es el mayor impuesto a sus diversas vocaciones creativas. Tanto que alguna vez se ha planteado tirarlo todo por la borda y dedicarse a una de sus pasiones sin deca¨ªdas en el tiempo: la biolog¨ªa marina.
Le gustar¨ªa desaparecer a menudo. Pero en gran parte vive de la imagen. M¨¢s cuando hay que vender billete para las giras ya que lo de los discos no va y algunos de sus negocios se han ido al traste, como los del sector alimentario. Para la historia y los r¨¦cords quedaron los tours de Bandido, en los ochenta y sus m¨¢s recientes Papito con secuela: Papitwo. Tambi¨¦n aprovecha el foco para causas perdidas. Aparte del ecologismo, su amor por los animales y un pacifismo activo junto a colegas como Juanes, cada vez que puede le da por sacar el l¨¢tigo contra pol¨ªticos a escala global: del PP a los socialistas en Espa?a, de Maduro al r¨¦gimen cubano y ahora Donald Trump.
Las pistas sobre sus momentos econ¨®micos flojos las han dado algunas obras de arte a subasta. Los colegas m¨²sicos que pernoctaban en su casa durante las ¨¦pocas de exceso alucinaban creyendo que se encontraban a veces en mitad de un museo. Sac¨® un buen pellizco de un Warhol que vendi¨® por 450.000 euros a los que hay que sumar 370.000 de unas cer¨¢micas de Picasso hace dos a?os. Estas fueron regalo directo del padrino de su hermana Paola. Recuerdo de familia. Pero tuvo que ponerlas a disposici¨®n del mejor postor en Sotheby's.
La peregrinaci¨®n a Roma bien ha podido servir de milagro. Pero ni la bendici¨®n papal ha evitado que le pongan una cruz en el fisco. No ha dicho ni mu. Lo que est¨¢ claro para quienes le conocen es que a pesar de su ¨²ltimo golpe no echar¨¢ mano de esa cualidad tan cristiana para encarar los reveses: resignaci¨®n.
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