?Una Constituci¨®n ¡°big¨¦nero¡±?
No es f¨¢cil entender a qu¨¦ se refiere la vicepresidenta Carmen Calvo cuando reclama un ¡°lenguaje inclusivo¡± en el texto constitucional. Porque el 'masculino gramatical', en tanto que g¨¦nero no marcado, ya es inclusivo del femenino
Como siempre hago cuando me propongo emitir alguna observaci¨®n y comentario sobre declaraciones orales, he visto y o¨ªdo atentamente el v¨ªdeo que contiene la comparecencia de la vicepresidenta del Gobierno y ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, do?a Carmen Calvo Poyato, ante la Comisi¨®n de Igualdad del Congreso de los Diputados, el pasado d¨ªa 10 de julio. Emulando a los taqu¨ªgrafos de las c¨¢maras ¡ªsolo que sin saber taquigraf¨ªa¡ª he anotado con exactitud lo que dijo. Y a fe que dijo cosas dignas de comentarse.
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Empezar¨¦ por lo que manifest¨® en ultim¨ªsimo lugar (y espero que el lector me admita, en gracia a mis esfuerzos transcriptores, el uso de las comillas): ¡°Cuando este Gobierno, feminista, con m¨¢s mujeres y [sic, por ¡°que¡±] hombres, fuimos a la toma de posesi¨®n, a algunas nos costaba trabajo prometer como ministros, fundamentalmente porque ¨¦ramos ministras¡±. Me parece que al decir esto la se?ora Calvo no se estaba ajustando del todo a la realidad de los hechos, pues, naturalmente, ella prometi¨® ¡°... cumplir fielmente las obligaciones del cargo de vicepresidenta del Gobierno y ministra de...¡±. ?C¨®mo iba a emplear una mujer ¡°vicepresidente¡± o ¡°ministro¡±? Imagino que el folio que ten¨ªa delante estaba preparado para la ocasi¨®n, y ya estar¨ªa previsto en ¨¦l si el ¡°prometiente¡± (perd¨®neseme el neologismo) era hombre o mujer. Lo mismo hicieron todas sus compa?eras ministras poco despu¨¦s: prometieron cumplir fielmente las obligaciones del cargo de ¡°ministra de...¡±. As¨ª lo hicieron tambi¨¦n a lo largo de los a?os las ya muchas ministras que ha habido en Espa?a desde la primera que lo fue en la actual etapa democr¨¢tica, Soledad Becerril; sin olvidar, tiempo atr¨¢s, a Federica Montseny.
Lo que s¨ª alter¨® la vicepresidenta, con plena intenci¨®n, fue el final de la f¨®rmula. Supongo que el papel que ten¨ªa delante dir¨ªa: ¡°... as¨ª como mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros¡±. Pero ella meti¨® lo que en el lenguaje de los opositores (y en el del teatro) se llamaba en mis tiempos una ¡°morcilla¡±; y dijo, en tono muy firme: ¡°... del Consejo de Ministras y Ministros¡±. Todos los que (?y todas las que!) vinieron despu¨¦s, excepto dos ministros varones (Borrell y ?balos) y una ministra (Calvi?o) ¡ªquienes, dicho sea de pasada, demostraron as¨ª una independencia de criterio que los honra¡ª, la imitaron.
Mas, como ya he razonado en una carta a este peri¨®dico, el ¡°Consejo de Ministros¡± es el nombre de un ¨®rgano de nuestro entramado pol¨ªtico, y no prejuzga el sexo de sus componentes, del mismo modo que lo es el Defensor del Pueblo como instituci¨®n, independientemente del sexo de su titular (lo fue, por cierto, la mencionada Becerril).
El ¡®Consejo de Ministros¡¯ es un ¨®rgano de nuestra estructura pol¨ªtica; no prejuzga el sexo
Pero lo m¨¢s llamativo que dijo Calvo en su comparecencia fue esto: ¡°Tenemos una Constituci¨®n en masculino¡±. Y a?adi¨®: ¡°He encargado a la Real Academia, a la RAE de nuestra lengua, un estudio sobre la adecuaci¨®n de la Constituci¨®n a un lenguaje inclusivo, correcto, y, en este caso, verdadero a [SIC]la realidad de una democracia que transita entre hombres y mujeres¡±.
En efecto, la vicepresidenta se ha dirigido a la Real Academia Espa?ola solicit¨¢ndole un estudio ¡°sobre el buen uso del lenguaje inclusivo en nuestra Carta Magna¡±. Y en la comparecencia a?adi¨® que ¡°en cuanto que [SIC]ese estudio se realice lo traer¨¦ a esta comisi¨®n¡±.
No acabo de entender muy bien el alcance de la expresi¨®n ¡°lenguaje inclusivo¡±. Obviamente, a lo que parece que se quiere aludir con ella es a un lenguaje que no excluya a las mujeres. Pero se da la paradoja de que el masculino gramatical, como hemos explicado hasta la saciedad algunos ling¨¹istas, es, en tanto que ¡°g¨¦nero no marcado¡±, justamente un g¨¦nero inclusivo en cuanto al contenido; inclusivo del femenino, y por tanto de los individuos femeninos ¡ª?que no individuas!¡ª, esto es, de las mujeres. Si yo tengo en clase quince alumnos y quince alumnas y alguien me pregunta: ¡°?Cu¨¢ntos alumnos tienes?¡±, respondo: ¡°Treinta¡±. Y si me pregunta: ¡°?Cu¨¢ntas alumnas tienes?¡±, respondo: ¡°Quince¡±. Produce fatiga tener que explicarlo una vez m¨¢s, y uno ya no sabe qu¨¦ esfuerzos de pedagogismo hacer que no hayan sido ya ¡ªin¨²tilmente¡ª hechos.
Finalmente, Carmen Calvo a?adi¨®: ¡°Independientemente de la reforma de la Constituci¨®n, s¨ª que ser¨¢ necesario empezar por tener un texto de la Constituci¨®n que nos incluya a las mujeres. Lo haremos como la Real Academia nos indique¡±. Mas es de suponer que una persona de su perspicacia prevea que lo que la Academia en su momento indique no vaya a diferir mucho de lo que explic¨® el documento ¡°Sexismo ling¨¹¨ªstico y visibilidad de la mujer¡±, redactado en 2012 por el acad¨¦mico don Ignacio Bosque y suscrito por todos los miembros de la corporaci¨®n. Seguro que lo ha le¨ªdo.
Pues bien, vayamos al texto de la Constituci¨®n que nuestra vicepresidenta y ministra desear¨ªa, previsiblemente, retocar, o acaso reescribir. Para no cansar al lector, y porque ser¨¢ suficiente, no pasar¨¦ de la f¨®rmula promulgatoria inicial y el Pre¨¢mbulo.
Las lenguas cambian; pero la nuestra, como otras, no ha variado el armaz¨®n desde el medievo
La f¨®rmula dice: ¡°Don Juan Carlos I, rey de Espa?a, a todos los que la presente vieren y entendieren...¡±. ?Habr¨ªa de decir: ¡°... a todos los que y a todas las que la presente vieren...¡±?
El Pre¨¢mbulo comienza: ¡°La Naci¨®n espa?ola, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran...¡±. ?Habr¨ªa de decir ¡°... promover el bien de cuantos y cuantas la integran¡±?
Se proclama despu¨¦s la voluntad de la naci¨®n de ¡°proteger a todos los espa?oles y pueblos de Espa?a...¡±. ?Deber¨ªa decir ahora ¡°proteger a todos los espa?oles y todas las espa?olas y pueblos de Espa?a...¡±?
?Es necesario seguir? El resultado ser¨ªa de una farragosidad grotesca. Y lamento tener que utilizar una vez m¨¢s para este asunto el procedimiento dial¨¦ctico de la reducci¨®n al absurdo. No encuentro otro m¨¢s ¨²til. Al menos para con quienes quieran avenirse a razones.
Se oye constantemente este argumento: ¡°Las lenguas cambian, las nuevas ideas se traducen en novedades del lenguaje¡±. Pues claro que s¨ª. ¡°A m¨ª me lo va usted a decir¡±, si se me permite el desplante algo chulesco de historiador de la lengua. Las lenguas cambian, s¨ª. Pero en la nuestra, como en otras, el armaz¨®n de su funcionamiento morfol¨®gico y sint¨¢ctico no ha variado desde tiempos medievales, desde que la lengua existe, y no es en absoluto previsible que lo haga. Por mucho que se empe?en los ¡°desdobladores¡± (otro neologismo).
Si el lector quiere solazarse un rato a costa de una aut¨¦ntica org¨ªa de ¡°desdobles¡±, o ¡°desdoblamientos¡±, o ¡°dobletismos¡±, le sugiero que eche un vistazo a la Constituci¨®n Bolivariana de Venezuela, de 1999, f¨¢cilmente encontrable en Internet.
?Nos querr¨¢n llevar por esa senda?
Pedro ?lvarez de Miranda es miembro de la Real Academia Espa?ola.
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