Alquileres sociales

El mercado del alquiler necesita con cierta urgencia clarificar la definici¨®n de lo que es un piso tur¨ªstico, con el fin de que pueda ser regulado como actividad econ¨®mica; y sin duda es necesario coordinar las m¨²ltiples legislaciones auton¨®micas, porque el desorden legislativo favorece casi siempre la infracci¨®n y la evasi¨®n tributaria. Nada hay que oponer a la iniciativa declarada tanto desde Fomento como desde Industria de poner coto a los desmanes de los pisos tur¨ªsticos, cuya explosi¨®n de precios est¨¢ identificada como una de las principales causas del encarecimiento, casi especulativo (en torno al 18% en 2017), de los alquileres en Espa?a. Dado que el alquiler es hoy la forma m¨¢s asequible de acceso a la vivienda de trabajadores y profesionales castigados por la crisis y tambi¨¦n un resorte de seguridad para evitar una burbuja inmobiliaria, la intenci¨®n del Gobierno est¨¢ plenamente justificada.

Pero la presi¨®n actual de los precios de alquiler no puede corregirse tan solo con actuaciones parciales, por muy correctas que sean, tal como la ampliaci¨®n de los per¨ªodos de los contratos. El problema es de fondo: la demanda de alquileres crece a mayor ritmo que la oferta, y esa tensi¨®n solo puede resolverse aumentando de forma sustantiva el volumen de pisos que pueden alquilarse en el mercado. Dicho con m¨¢s precisi¨®n: la oferta privada de pisos en alquiler tiene que ser completada con un aumento de la oferta de vivienda p¨²blica para alquilar. Porque se trata no solo de enfriar los precios mediante un aumento de la oferta sino tambi¨¦n de ofrecer alquileres m¨¢s bajos que puedan competir con la presi¨®n especulativa de quienes acumulan vivienda para arrendarla confiando en un aumento persistente del precio.

El mercado de la vivienda pide pues una acci¨®n coordinada en varias direcciones. Y una negociaci¨®n pol¨ªtica a varias bandas que no ser¨¢ sencilla.