El PP se rearma
Los conservadores giran a la derecha con Casado para recuperar electorado
El XIX Congreso del Partido Popular eligi¨® ayer a Pablo Casado como nuevo presidente en una coyuntura pol¨ªtica dif¨ªcil para el partido. El PP, en ca¨ªda libre demosc¨®pica, se ha visto en unas pocas semanas desalojado del poder y descolocado en el tablero pol¨ªtico, con un Ciudadanos que lleg¨® desde el centro y ven¨ªa comi¨¦ndole el terreno radicalizando su discurso hacia posiciones conservadoras. La elecci¨®n de Pablo Casado, futuro candidato a la presidencia del Gobierno, no es, si se presta atenci¨®n al contenido de sus discursos, la mejor opci¨®n para organizar un centro-derecha moderno, un partido conservador similar a los que existen en nuestros socios europeos.
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El nuevo presidente se ha presentado en estas primarias como un representante del aznarismo ideol¨®gico; no hay por qu¨¦ descartar que act¨²e de forma menos radical e ideologizada una vez que ha terminado la campa?a para captar votos en su propio partido. El Partido Popular se ha considerado heredero de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar y de Mariano Rajoy, al tiempo que ha optado por una enmienda a la totalidad del estilo de este ¨²ltimo. La experiencia y la tecnocracia que ofrec¨ªa Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa, leal a Rajoy y a sus pol¨ªticas, ha sido derrotada por un liderazgo de perfil m¨¢s radical. Por estas razones, el viaje hacia un partido conservador de corte europeo y centrado, m¨¢s capaz de adaptarse a las evoluciones sociales, se antoja hoy m¨¢s largo que ayer.
La vieja derecha espa?ola necesita una aut¨¦ntica renovaci¨®n ideol¨®gica. No es posible regresar a la ley del aborto de 1985, cuestionar la Ley de Memoria Hist¨®rica o ignorar las consecuencias de la dictadura franquista, mantener la religi¨®n cat¨®lica como asignatura evaluable, defender una exacerbada vocaci¨®n centralista ni mostrar el menor rasgo de complacencia con la corrupci¨®n. No hay espacio pol¨ªtico para retroceder en los avances conseguidos en una sociedad democr¨¢tica. Si el Congreso de ayer ha demostrado que las bases del PP ¡ªno muy nutridas, como han desvelado las primarias¡ª apuestan por el rearme ideol¨®gico y pol¨ªtico, es obligado insistir en que no es ese el partido conservador que necesita la democracia espa?ola.
El PP ha sido y es una formaci¨®n vertebradora de la pol¨ªtica espa?ola. Deber¨ªa volver a serlo, adapt¨¢ndose a la modernidad, y buscar la oportunidad de hacerlo. Celebrar primarias por primera vez en su historia ha sido un importante paso adelante hacia esa nueva pol¨ªtica m¨¢s abierta a una confrontaci¨®n de ideas que, lamentablemente, apenas se ha dado. El af¨¢n de integrar candidaturas ha sido una lecci¨®n para otras formaciones. Pablo Casado es un hombre de perfil medi¨¢tico de solo 37 a?os que, en contra de su eslogan de regeneraci¨®n, solo ha propuesto en sus discursos un cambio de formas y una mayor polarizaci¨®n del electorado. As¨ª lo augura la defensa de esos ideales desacomplejados que enarbola y as¨ª lo indica un partido que ha elevado al liderazgo a un pol¨ªtico que abult¨® descaradamente su curr¨ªculo acad¨¦mico y curs¨® un m¨¢ster que est¨¢ investigando la justicia. Esperemos que la gesti¨®n pol¨ªtica del nuevo presidente del PP se aleje del contenido de sus discursos y se aproxime m¨¢s a lo que debe ser un partido europeo de centroderecha. Margen tiene para ello.
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