Casado, el m¨¢ster y las viejas esencias del nuevo PP

Si la renovaci¨®n del Partido Popular se limita al recambio generacional, hay que admitir que la formaci¨®n de Rajoy ha acometido un espl¨¦ndido lavado de cara. Pablo Casado (37 a?os) releva Mariano Rajoy, que tiene 26 m¨¢s que el nuevo l¨ªder, y, de paso, se alinea con la juventud y ciertas maneras de sus rivales: Pedro S¨¢nchez (46 a?os), Pablo Iglesias (39) y Albert Rivera (38). Por lo dem¨¢s, el flamante presidente del PP es un buen representante de algunas de las esencias que distinguen al partido conservador espa?ol.

La voluntad integradora del nuevo l¨ªder, actitud que le honra, es una muestra, a su vez, de su escaso esp¨ªritu innovador. Difundi¨® la foto de final de campa?a rodeado de Jos¨¦ Manuel Soria, Rafael Catal¨¢, Isabel Garc¨ªa Tejerina, Mar¨ªa Dolores de Cospedal, Dolors Monserrat, Juan Ignacio Zoido y Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa Margallo. Era una estampa demostrativa de que el concepto de renovaci¨®n de Casado est¨¢ tan vac¨ªo de contenido como el que abanderaba el exministro Margallo, que fue candidato en las primarias con escaso ¨¦xito y cumplir¨¢ este verano los 74 abriles.

Hay analistas que consideran que quiz¨¢ su giro ideol¨®gico a la derecha es una estrategia electoral dise?ada para atraer a las bases, m¨¢s conservadoras que algunos de sus primeras espadas. El tiempo dir¨¢ si tal apreciaci¨®n se corresponde con la realidad o, en efecto, emprende una batalla sin cuartel contra la ley de plazos del aborto, la eutanasia o la de Memoria Hist¨®rica. Pero, de momento, hay se?ales evidentes de que Casado forma parte, como m¨ªnimo, de esa cultura pepera que tanto abomina de las corruptelas de los dem¨¢s mientras minimiza las propias aderez¨¢ndolas de medias verdades.

Solo un alto cargo del PP investigado por un m¨¢ster universitario que presuntamente no curs¨® es capaz de optar al liderazgo sin pesta?ear. No solo eso, sino que admiti¨® con desenvoltura que no acudi¨® a clase porque no lo exig¨ªan las normas; un argumento falaz, seg¨²n los docentes. Pero es igual. Casado se present¨® a las primarias y, preguntado por el fastidioso m¨¢ster, ech¨® mano de otra t¨¢ctica sobradamente ensayada entre los suyos: ?Qu¨¦ casualidad!, vino a decir, que me investiguen ahora, justo cuando soy candidato. Tramposa estrategia, toda vez que el esc¨¢ndalo fue previo a las primarias.

La Universidad Rey Juan Carlos, en la que tambi¨¦n curs¨® un sospechoso m¨¢ster la expresidenta de Madrid Cristina Cifuentes, ha quedado desacreditada y la justicia sigue hoy desmontando las coartadas de los dos pol¨ªticos. El instinto no le fall¨® a Pablo Casado, y semejante tacha en su historial, unida a un curr¨ªculo acad¨¦mico artificial y enga?osamente hinchado, no le ha pasado factura alguna en el Partido Popular. Al fin y al cabo ¡ªy en esto tienen raz¨®n¡ª, es un caso menor frente a los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n en los que han estado se?alados (y condenados) otros. Claro que en el PP a¨²n se sostiene que la sentencia de G¨¹rtel no justifica la moci¨®n de censura que dio el poder al PSOE. Casado todav¨ªa tiene que aprender que algunas esencias de su partido ya no se pueden pasar por alto. Ciudadanos ha advertido que, de ser imputado, tendr¨¢ que dimitir. Y eso lo cambia todo. Con una frase similar inici¨® Rivera, sin saberlo, la expulsi¨®n de Rajoy de la vida p¨²blica.