Conservadores y reaccionarios
Con Casado asistimos a la recuperaci¨®n del PP reaccionario. En nombre de ¡°los principios¡± y fidelidad al linaje pol¨ªtico, Fraga incluido
El historiador Jos¨¦ Antonio Maravall hac¨ªa notar que el recurso a los principios era la se?a de identidad del pensamiento reaccionario. El tema vuelve a la actualidad con el inesperado ascenso de Pablo Casado a la direcci¨®n del PP, en el puesto antes desempe?ado por Mariano Rajoy. Y tambi¨¦n por las reflexiones en el curso de las cuales un m¨¢s que notable historiador de la literatura ha reivindicado determinados principios, de los que carecer¨ªa Pedro S¨¢nchez, como base de la acci¨®n pol¨ªtica, en una circunstancia cr¨ªtica como la actual.
El riesgo de los ¡°principios¡± reside en su condici¨®n de pilares de las ideolog¨ªas y de las mentalidades, con una dimensi¨®n necesaria de permanencia, de inmutabilidad. Es lo que les convierte en clave de b¨®veda de fundamentalismos, caracter¨ªsticos de las religiones y de las pol¨ªticas tradicionalistas, desde el islamismo a la resurgida extrema derecha europea, con el xen¨®fobo Salvini de los rosarios y las cruces como m¨¢s reciente ejemplar. Condenan el cambio; son, en sentido estricto, reaccionarios.
Como reaccionarios son nuestros populistas de izquierda, neocomunistas en casos extremos (Iglesias, Garz¨®n) al pasar por alto las aberraciones del sistema sovi¨¦tico, o de dictaduras tipo Maduro-Ortega, situ¨¢ndose acr¨ªticamente en su estela frente a las ¡°contradicciones¡± de la sociedad capitalista.
En el pensamiento democr¨¢tico ¡ªl¨®gicamente en la socialdemocracia, e incluso en el conservadurismo¡ª la plataforma de los principios carece de sentido, en la medida que asume dimensiones teleol¨®gicas ¡ªde reforma o conservaci¨®n de relaciones de poder¡ª, donde lo que se mantienen son reglas de juego pluralistas, sustentadas por una red de valores y creencias, en el sentido orteguiano; tendentes a la estabilidad pero susceptibles de variaci¨®n.
El denominador com¨²n de naci¨®n espa?ola, tan distinto entre el federalismo republicano, el centralismo jacobino y el unitarismo de la derecha, ser¨ªa ejemplo de ello.
El relevo supone m¨¢s que la eliminaci¨®n del marianismo. Rajoy era un conservador a ultranza, con el sentido patrimonial del poder propio de nuestras clases dominantes desde la Restauraci¨®n. Y tolerante para su desgracia ante la corrupci¨®n. Gobernar no era reformar sino resistir. Pero salvo en la ense?anza, ante la presi¨®n eclesi¨¢stica, a rega?adientes tuvo que mantener reformas previas socialistas, casos del aborto o el matrimonio homosexual.
Con Casado asistimos a la recuperaci¨®n del PP reaccionario. En nombre de ¡°los principios¡± y fidelidad al linaje pol¨ªtico, Fraga incluido: la familia como t¨®tem y ¡°defensa de la vida¡± antiabortista; contrarreforma fiscal; mano dura con Catalu?a y legislaci¨®n preventivamente represiva. Franco donde est¨¢. Y rechazo a todo acuerdo de Estado con la izquierda. En suma, reconquista en nombre de ¡°la Espa?a de los balcones y las banderas¡±. Mal presagio.
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