No hace tanto
Hoy, miles de mujeres en Marruecos, y algunos hombres con ellas, est¨¢n jugando una partida dur¨ªsima en las playas y los caf¨¦s, pero tambi¨¦n en las oficinas
No hace tanto. Parece que han pasado siglos, pero yo tuve que firmar un documento por el que autorizaba a la mujer de la que me estaba divorciando para que pudiera alquilar un piso. Daba lo mismo que fuera con su dinero, con el que ganaba todos los meses con su trabajo, yo ten¨ªa que dar mi autorizaci¨®n por escrito.
Y es que todav¨ªa hace treinta y tantos a?os, ella era m¨ªa, aunque cre¨ªa que no. Como eran tambi¨¦n m¨ªas mis hermanas y, si se dejaban, algunas amigas.
Hace bien poco, y nos parece a muchos hombres que es desde siempre, que las mujeres en Espa?a, y en gran parte del mundo, son aut¨®nomas, independientes, y hasta nos parece que eso pasa con todas las mujeres en este pa¨ªs, como si no ley¨¦ramos todos los d¨ªas en los peri¨®dicos los numerosos casos que evidencian lo del ¡°o m¨ªa o muerta¡±.
No hace tanto, ha sido poco m¨¢s que un suspiro desde que las universitarias espa?olas empezaron a quitarse el sujetador cuando les daba la gana, y muchos hombres tardamos demasiado en entender que no era un regalo que nos hac¨ªan, sino que era un acto de libertad dictado por la comodidad y hecho porque ¡°les daba la gana¡±.
No hace tanto. Desde que la novia o las hermanas de cualquier machito de tres al cuarto se quitaban en la playa lo que quer¨ªan y no esperaban de su acompa?ante, si lo ten¨ªan, que las defendiera de las miradas salvajes, sino que las ayudara a ejercer sus derechos.
No hace tanto. Hace muy poco en realidad que los hombres empezamos a ver con naturalidad que una mujer pudiera llegar a mandar en la empresa sin ser la hija del due?o.
No hace tanto de casi nada de todo eso. Y ya est¨¢n aqu¨ª. La mitad de la poblaci¨®n est¨¢ al borde de la emancipaci¨®n. Y nos parece que es desde siempre. Como si les hubiera salido gratis.
S¨¦ un hombre, tapa a tus mujeres. No hace tanto que ese eslogan tan desafortunado habr¨ªa encontrado un eco que hoy todav¨ªa puede resonar en la barra de alg¨²n bar espa?ol.
No hace tanto. Hace tan poco tiempo que nos suena como una consigna de la Edad de Piedra, como que siga habiendo chistes feroces sobre ello.
Hoy, miles de mujeres en Marruecos, y algunos hombres con ellas, est¨¢n jugando una partida dur¨ªsima en las playas y los caf¨¦s, pero tambi¨¦n en las oficinas.
No hace tanto que gran parte de los espa?oles ¨¦ramos c¨®mplices de eso.
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