El eclipse de la ¨¦tica en la actualidad
Es necesario enraizar en aquellos valores espec¨ªficamente humanos para que todos puedan asumir una nueva ¨¦tica donde primen el cuidado, la solidaridad, la responsabilidad universal y la justicia
Entre el 10 y el 13 de julio de 2018 se celebr¨® en Belo Horizonte un congreso internacional organizado por la Sociedad de Teolog¨ªa y Ciencias de la Religi¨®n (SOTER) en torno a los temas religi¨®n, ¨¦tica y pol¨ªtica. Las exposiciones fueron de gran actualidad y de nivel superior. Voy a referirme solamente a la discusi¨®n sobre El eclipse de la ¨¦tica que me toc¨® introducir.
A mi modo de ver, dos factores han alcanzado el coraz¨®n de la ¨¦tica: el proceso de globalizaci¨®n y la mercantilizaci¨®n de la sociedad.
La globalizaci¨®n ha mostrado los diferentes tipos de ¨¦tica, seg¨²n las diferencias culturales. Se ha relativizado la ¨¦tica occidental, una entre tantas. Las grandes culturas de Oriente y las de los pueblos originarios han revelado que podemos ser ¨¦ticos de forma muy diferente.
Por ejemplo, la cultura maya centra todo en el coraz¨®n, ya que todas las cosas nacieron del amor de los dos grandes corazones del Cielo y de la Tierra. El ideal ¨¦tico es crear en todas las personas corazones sensibles, justos, transparentes y verdaderos. O la ¨¦tica del ¡°bien vivir y convivir¡± de los andinos, asentada en el equilibrio de todas las cosas, entre los humanos, con la naturaleza y con el universo.
Tal pluralidad de caminos ¨¦ticos ha tenido como consecuencia una relativizaci¨®n generalizada. Sabemos que la ley y el orden, valores de la pr¨¢ctica ¨¦tica fundamental, son los prerrequisitos para cualquier civilizaci¨®n en cualquier parte del mundo. Lo que observamos es que la humanidad est¨¢ cediendo ante la barbarie rumbo a una verdadera era mundial de las tinieblas, tal es el descalabro ¨¦tico que estamos viendo.
La econom¨ªa especulativa dicta los rumbos de la pol¨ªtica y de la sociedad actual como un todo
Poco antes de morir en 2017, advert¨ªa el pensador Sigmund Bauman: ¡°O la humanidad se da las manos para salvarnos juntos o, si no, engrosaremos el cortejo de los que caminan rumbo al abismo¡±. ?Cu¨¢l es la ¨¦tica que nos podr¨¢ orientar como humanidad viviendo en la misma casa com¨²n? El segundo gran impedimento a la ¨¦tica es la mercantilizaci¨®n de la sociedad, lo que Karl Polanyi llamaba ya en 1944 ¡°la gran transformaci¨®n¡±. Es el fen¨®meno del paso de una econom¨ªa de mercado a una sociedad puramente de mercado. Todo se transforma en mercanc¨ªa, cosa ya prevista por Karl Marx en su texto La miseria de la filosof¨ªa de 1848, cuando se refer¨ªa al tiempo en el que las cosas m¨¢s sagradas como la verdad y la conciencia ser¨ªan llevadas al mercado; ser¨ªa el ¡°tiempo de la gran corrupci¨®n y de la venalidad universal¡±. Pues estamos viviendo ese tiempo. La econom¨ªa, especialmente la especulativa, dicta los rumbos de la pol¨ªtica y de la sociedad como un todo. La competici¨®n es su marca registrada y la solidaridad pr¨¢cticamente ha desaparecido.
?Cu¨¢l es el ideal ¨¦tico de este tipo de sociedad? La capacidad de acumulaci¨®n ilimitada y de consumo sin l¨ªmites, que genera una gran divisi¨®n entre un peque?¨ªsimo grupo que controla gran parte de la econom¨ªa mundial y las mayor¨ªas excluidas y hundidas en el hambre y la miseria. Aqu¨ª se revelan rasgos de barbarie y de crueldad como pocas veces en la historia.
Tenemos que volver a fundar una ¨¦tica que se enra¨ªce en aquello que es espec¨ªfico nuestro como humanos y que, por eso, sea universal y pueda ser asumida por todos.
Estimo que en primer¨ªsimo lugar est¨¢ la ¨¦tica del cuidado, que seg¨²n la f¨¢bula 220 del esclavo Higinio, bien interpretada por Martin Heidegger en Ser y tiempo, constituye el sustrato ontol¨®gico del ser humano, aquel conjunto de factores sin los cuales jam¨¢s surgir¨ªan el ser humano y otros seres vivos. Por pertenecer el cuidado a la esencia de lo humano, todos pueden vivirlo y darle formas concretas, conforme a sus culturas. El cuidado presupone una relaci¨®n amigable y amorosa con la realidad, de mano extendida para la solidaridad y no de pu?o cerrado para la dominaci¨®n. En el centro del cuidado est¨¢ la vida. La civilizaci¨®n deber¨¢ ser biocentrada.
Otro dato de nuestra esencia humana es la solidaridad y la ¨¦tica que de ella se deriva. Sabemos hoy por la bioantropolog¨ªa que fue la solidaridad de nuestros ancestros antropoides la que permiti¨® dar el salto de la animalidad a la humanidad. Buscaban los alimentos y los consum¨ªan solidariamente. Todos vivimos porque existi¨® y existe un m¨ªnimo de solidaridad, comenzando por la familia. Lo que fue fundacional ayer, lo sigue siendo todav¨ªa hoy.
Las culturas de Oriente y los pueblos originarios han revelado que podemos ser ¨¦ticos de forma muy diferente
Otro camino ¨¦tico ligado a nuestra estricta humanidad es la ¨¦tica de la responsabilidad universal: o asumimos juntos responsablemente el destino de nuestra casa com¨²n o vamos a recorrer un camino sin retorno. Somos responsables de la sostenibilidad de Gaia y de sus ecosistemas para que podamos seguir viviendo junto con toda la comunidad de vida.
El fil¨®sofo Hans Jonas que fue el primero en elaborar El principio de responsabilidad, le agreg¨® la importancia del miedo colectivo. Cuando este surge y los humanos empiezan a darse cuenta de que pueden conocer un fin tr¨¢gico e incluso llegar a desaparecer como especie, irrumpe un miedo ancestral que los lleva a una ¨¦tica de supervivencia. El presupuesto inconsciente es que el valor de la vida est¨¢ por encima de cualquier otro valor cultural, religioso o econ¨®mico.
Por ¨²ltimo, es importante rescatar la ¨¦tica de la justicia para todos. La justicia es el derecho m¨ªnimo que tributamos al otro de que pueda continuar existiendo y recibiendo lo que le toca como persona. Las instituciones especialmente deben ser justas y equitativas para evitar los privilegios y las exclusiones sociales que tantas v¨ªctimas producen, particularmente en nuestro pa¨ªs, uno de los m¨¢s desiguales, es decir, m¨¢s injustos del mundo. De ah¨ª se explica el odio y las discriminaciones que desgarran a la sociedad, venidos no del pueblo sino de las ¨¦lites adineradas, que siempre viven del privilegio y no aceptan que los pobres puedan subir un pelda?o en la escala social. Actualmente, vivimos bajo un r¨¦gimen de excepci¨®n en el que tanto la Constituci¨®n como las leyes son pisoteadas mediante el Lawfare (la interpretaci¨®n distorsionada de la ley que el juez practica para perjudicar al acusado).
La justicia no vale solo entre los humanos sino tambi¨¦n con la naturaleza y con la Tierra, que son portadoras de derechos y por eso deben ser incluidas en nuestro concepto de democracia socioecol¨®gica.
Estos son algunos par¨¢metros m¨ªnimos para una ¨¦tica v¨¢lida para cada pueblo y para la humanidad, reunida en la casa com¨²n. Debemos incorporar una ¨¦tica de la sobriedad compartida para lograr lo que dec¨ªa Xi Jinping, jefe supremo de China: ¡°Una sociedad moderadamente abastecida¡±. Esto significa un ideal m¨ªnimo y alcanzable. En caso contrario, podremos conocer un armaged¨®n social y ecol¨®gico.
Leonardo Boff es te¨®logo. Es autor de C¨®mo cuidar de la casa com¨²n (Vozes).
Traducci¨®n de Mar¨ªa Jos¨¦ Gavito Milano.
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