El futbolerismo se impone en la educaci¨®n superior
Ganar t¨ªtulos es lo importante. ?Se atrever¨ªa una escuela de negocios a publicitarse como formadora de servidores del bien com¨²n en lugar de l¨ªderes y directivos?
Hablar del comienzo de curso todav¨ªa bajo los efectos del ferragosto se asemeja a cuando Cristiano Ronaldo dej¨® entrever que se marchaba del Real Madrid mientras agarraba la Copa de la Champions League en el mismo c¨¦sped donde acababa de ganar la final. Pero sucede que todo pasa y todo llega y al igual que los estadios vivir¨¢n a partir de hoy su particular liturgia, en apenas dos o tres semanas m¨¢s, las aulas experimentar¨¢n las suyas. No ser¨¢ lo mismo, claro. Y menos mal. Ya que no podemos evitar que los futbolistas lo hagan cuando marcan, esperemos que no se ponga de moda entre los estudiantes celebrar una buena nota con un baile del Fortnite.
Este a?o la pretemporada futbol¨ªstica ha estado impregnada ¡ªcon las debidas excepciones¡ª m¨¢s por el fondo de la competici¨®n que por el habitual ruido de fichajes. La introducci¨®n del VAR, el ojo de halc¨®n o la expansi¨®n al extranjero han llegado al gran p¨²blico y en cierto modo han eclipsado al runr¨²nde incorporaciones, traiciones, amores repentinos y desamores anunciados del mercado estival.
La pretemporada de la ense?anza superior es muy diferente. Sus jugadores no quieren o¨ªr ni hablar del comienzo de la competici¨®n. De hecho algunos esperan a que la temporada este bien avanzada para decidirse a saltar al campo. Otros, incluso, lo hacen en el ¨²ltimo minuto de la pr¨®rroga y alguno hay que sostiene impasible que el banquillo es un lugar estrat¨¦gico imposible de dejar desatendido. En cambio, s¨ª que parece que los equipos con el paso de los a?os est¨¢n adoptando h¨¢bitos de sus pares deportivos. Al fin y al cabo viven en una misma sociedad.
En el f¨²tbol se dan debates de fondo del tipo: ?qu¨¦ es m¨¢s importante? ?Marcar goles o vender camisetas? ?Jugadores comprometidos emocionalmente o fr¨ªos, pero efectivos, profesionales? ?Ganar al eterno rival o el ranking FIFA? ?Los colores tradicionales en la camiseta o los que agradan al patrocinador? La pr¨¢ctica nos muestra que la segunda opci¨®n de cada pregunta es la que se impone, pero las dudas surgen con frecuencia tras, por ejemplo, batirse un r¨¦cord de precio en un fichaje o cuando se anuncian nuevas y rentables competiciones aunque carguen de cansancio a los jugadores.
Y tal vez en el modelo educativo superior deber¨ªa darse el mismo tipo de reflexi¨®n. Queramos o no, el paso por la universidad y otras instituciones similares es visto cada vez m¨¢s por alumnos ¡ªy no solo por ellos¡ª como una especie de tr¨¢mite fastidioso hacia un mercado de trabajo cada vez m¨¢s cerrado. De modo que lo que importa es el t¨ªtulo que se obtiene, la eficacia que tiene para lograr trabajo, el prestigio, el networking, el conocimiento pr¨¢ctico, las asignaturas ¨²tiles. Estar en tal o cual ranking es fundamental para la elecci¨®n; Shangh¨¢i, THE, Qs, Leiden... Se ofrece aprender liderazgo, ¨¦xito, conocimiento ¨²til. ?Se atrever¨ªa una escuela de negocios a publicitarse como formadora de servidores del bien com¨²n en lugar de l¨ªderes y directivos? Es una paradoja. Vivimos en una ¨¦poca en la que los bancos venden ¡°experiencias¡± y la formaci¨®n superior rentabilidad. Hoy estudiar es una inversi¨®n y acudir a la oficina bancaria, un momento diferente.
Es una l¨¢stima que el tiempo de la vida en que mejor se puede aprender y pensar sin prisas se rinda al utilitarismo de un lenguaje ajeno. Tambi¨¦n es bueno aprender para nada.
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