El rapto de Europa: los fascistas a las puertas
Las elecciones europeas de mayo pueden tener consecuencias desastrosas para el destino de Europa
?Por fin! Ha hecho falta cierto tiempo para que las advertencias sobre las convulsiones de la pol¨ªtica europea capturasen las mentes y los corazones de la intelectualidad continental. Y hace al menos un par de a?os que varios pa¨ªses de Europa del Este ¡ªencabezados por la Hungr¨ªa de Viktor Orban¡ª lanzan peligrosos ataques contra los valores fundacionales de la Uni¨®n Europea, y el primero de todos, la defensa de las libertades pol¨ªticas a trav¨¦s del Estado de derecho. Y adem¨¢s, en el delirio autocr¨¢tico del viktador de Budapest,con el prop¨®sito de reivindicar un futuro com¨²n para la UE bajo la bandera de la ¡°democracia iliberal¡±, un ox¨ªmoron pol¨ªtico tras el que no es dif¨ªcil vislumbrar el empe?o agresivo de fomentar el regreso de una de las bestias m¨¢s sanguinarias y destructivas de la historia reciente de Europa: el fascismo.
La pr¨®xima renovaci¨®n del Parlamento de Estrasburgo ¡ªse votar¨¢ en mayo¡ª es lo que ha empujado a las conciencias m¨¢s despiertas a hacer un llamamiento desesperado. Desesperado con raz¨®n, porque las elecciones de mayo pueden tener consecuencias desastrosas para el destino de Europa. Un ¨¦xito de los movimientos nacionalistas y soberanistas no solo indicar¨ªa el fin del camino unitario ¡ªcon todas sus vacilaciones¡ª recorrido hasta aqu¨ª, sino tambi¨¦n el regreso a un modelo de relaciones conflictivas entre los Estados, que volver¨ªa a colocar a Europa a merced de aquella maldici¨®n secular tan bien sintetizada en el c¨¦lebre aforismo de Carl von Clausewitz: la guerra no es m¨¢s que la continuaci¨®n de la pol¨ªtica por otros medios.
Ahora bien, para que la se?al de alarma de estos doctores por fin resucitados no se quede en nada, hace falta que se transforme en una bandera de batalla, en primer lugar por parte de las fuerzas pol¨ªticas organizadas que tienen sus ra¨ªces culturales en la democracia y el Estado de derecho. Con los fascistas a las puertas, no queda ya tiempo para pararse a pensar qu¨¦ cosas dividen a los socialistas de los liberales y los populares. Y, una vez m¨¢s, la soluci¨®n est¨¢ sobre todo en Alemania. All¨ª se dice que Angela Merkel est¨¢ meditando sobre la posibilidad de presentarse como candidata a la presidencia de la Comisi¨®n Europea, una decisi¨®n que tal vez se debe a motivos t¨¢cticos y espec¨ªficos de la pol¨ªtica alemana. El cuarto mandato est¨¢ resultando complicado para la canciller, y la posibilidad de que un hombre del Bundesbank suceda al frente del BCE a Mario Draghi est¨¢ encontr¨¢ndose con mayores resistencias de las previstas. Esta situaci¨®n quiz¨¢ haga aconsejable impulsar una candidatura alemana no en Frankfurt sino en Bruselas, donde podr¨ªa comenzar con fuerza, entre otras cosas, porque ya hoy Merkel encabeza una coalici¨®n entre las dos principales familias pol¨ªticas europeas, la popular cristiana y la socialdem¨®crata.
?Pero tendr¨¢ la Kanzlerin la fuerza necesaria para dar dimensi¨®n europea a sus ambiciones? ?Estar¨¢ dispuesta a dejar claro que el prop¨®sito de la operaci¨®n es oponerse al bloque soberanista? Para que tenga ¨¦xito, convendr¨ªa despejar el terreno de varias ambig¨¹edades que resultan embarazosas. Por un lado, es indispensable que Merkel abandone la tentaci¨®n de contener el ascenso de la derecha populista a base de invadir su propio territorio, como desean sus aliados b¨¢varos: la canibalizaci¨®n de Silvio Berlusconi por parte de la Liga Norte en Italia es una lecci¨®n sobre la que deber¨ªan reflexionar en Berl¨ªn.
Por otro lado, es urgente que se expulse al ¡°dem¨®crata iliberal¡± Orban del Partido Popular Europeo. Si los moderados alemanes no cortan los lazos con ¨¦l, no solo repetir¨ªan el tr¨¢gico error de los que, a la manera de Von Papen, avalaron el ascenso de Hitler, sino que, igual que entonces, arrebatar¨ªan a Europa toda esperanza de ponerse a salvo del fascismo-nacionalismo que se nos avecina.
Massimo Riva es analista pol¨ªtico de La Repubblica.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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