Por fin

Todas las democracias se construyen sobre espacios simb¨®licos comunes con los que se identifican la mayor¨ªa de sus ciudadanos. Cuantos m¨¢s, mejor. La Transici¨®n ofrece muchos ejemplos de estos esfuerzos de aceptaci¨®n de s¨ªmbolos que no eran inicialmente propios pero que se quer¨ªa que fueran compartidos. Por eso, cuando la derecha lleg¨® al poder, ten¨ªa que haber sacado los restos de Franco del Valle de los Ca¨ªdos: resulta inaceptable que, en un pa¨ªs en el que no quedan rastros legales ni institucionales de la dictadura, su m¨¢ximo representante siga enterrado con honores en un espacio imposible de encajar en la simbolog¨ªa democr¨¢tica com¨²n.

La exhumaci¨®n de los restos de Franco llega tarde, pese a que no han faltado momentos para hacerlo. Una investigaci¨®n de expertos sobre el Valle de los Ca¨ªdos, encargada en la ¨¦poca de Zapatero, lo pidi¨® en 2011. Un informe presentado ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en 2014 reclam¨® de nuevo al Ejecutivo que resolviese "de forma urgente" este asunto. Y en mayo de 2017, el Congreso de los Diputados aprob¨® sin votos en contra, aunque con la abstenci¨®n del PP, una proposici¨®n no de ley que ped¨ªa el traslado de esos restos. Los Gobiernos de Rajoy se desentendieron de las sugerencias de los expertos, de un mandato de Naciones Unidas y de una decisi¨®n de los diputados. Fue una oportunidad perdida para reforzar lo que debi¨® ser desde siempre una pol¨ªtica de Estado: acabar con la anomal¨ªa de lo que es un monumento a la dictadura mientras Franco siga permaneciendo ah¨ª.

La f¨®rmula del Gobierno para justificar la exhumaci¨®n es un argumento que ya aparece en los informes de los expertos y de la ONU. El relator sobre la promoci¨®n de la verdad de Naciones Unidas lo explic¨® as¨ª: "Dif¨ªcilmente podr¨¢ pensarse como un lugar en favor de la paz y la reconciliaci¨®n mientras siga en el centro del monumento la tumba con flores a un dictador". No hace falta agregar nada m¨¢s.