Lo que va de la Ciudad Prohibida a la Plaza de San Pedro
China y el Vaticano firman un acuerdo secreto que puede ser hist¨®rico. O no.
La Ciudad Prohibida, la plaza de San Pedro y un tratado secreto. Estos tres ingredientes combinados dar¨ªan para una novela ¡ªperd¨®n, una serie, lo de ahora son las series¡ª de intriga internacional o sobre el fin del mundo. Y, sin embargo, han sido los protagonistas de una realidad plasmada en el acuerdo alcanzado entre China y el Vaticano que puede ser uno de los tratados internacionales m¨¢s importantes de las ¨²ltimas d¨¦cadas. O no. Porque no vamos a conocer el texto firmado por el presidente chino Xi Jinping y el papa Francisco. Sabemos que el Pont¨ªfice lo ha rubricado personalmente ¡ªlo ha dicho ¨¦l mismo¡ª, sus l¨ªneas generales y, tal vez ¡ªcon tiempo y a la vista de los efectos¡ª, alg¨²n d¨ªa se podr¨¢n deducir algunos t¨¦rminos concretos.
La ¨²ltima vez que vimos a un Papa negociar con un l¨ªder comunista chino fue en Las sandalias del pescador. La pel¨ªcula ¡ªbasada en un libro de 1963 y rodada en 1968¡ª tiene su punto de curiosidad. Anthony Quinn encarna al papa Kiril I. Se trata de un eslavo, como Juan Pablo II, con un car¨¢cter bonach¨®n y conocedor de la tradici¨®n jud¨ªa, como Juan XXIII, que renuncia a la tiara, como Juan Pablo I, que lee los signos de los tiempos, como Pablo VI, y termina negociando cara a cara con los chinos, como Francisco. En lo ¨²nico que la trama falla a posteriori es que Kiril se hace amigo de su mayordomo. Ni siquiera los guionistas de Hollywood pod¨ªan imaginar que a un papa su asistente m¨¢s cercano le robara los papeles de encima de la mesa. Le sucedi¨® a Benedicto XVI.
En la cinta, la negociaci¨®n con el presidente chino va bastante mal. En la realidad, no lo sabemos. Roma ¡ªla eterna, no la mundana¡ª ha declarado su satisfacci¨®n. Pero el cardenal em¨¦rito de Hong Kong asegura que es un desastre. La situaci¨®n de los cat¨®licos en China es una preocupaci¨®n que viene de lejos. B¨¢sicamente han tenido que elegir entre el sometimiento al Partido Comunista o la persecuci¨®n. Los primeros forman parte de la llamada Iglesia Patri¨®tica. Se supone que pasar¨¢n a formar un solo grupo junto a sus correligionarios en la clandestinidad. Los obispos los nombrar¨¢ el Papa, pero Pek¨ªn tendr¨¢ una palabra que decir, puede que sea por veto o por propuesta. Lo primero que han hecho los obispos patri¨®ticos ha sido reafirmar su lealtad al Partido. O sea: Patria, Movimiento y terna. Tres elementos para otro libro. O serie.
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