La dualidad cubana
D¨ªaz Canel mezcla resistencia y adaptaci¨®n: refuerza el control econ¨®mico pero tambi¨¦n abre Cuba al capital extranjero
En los ¨²ltimos treinta a?os, el lapso de tiempo que sigui¨® a la ca¨ªda del Muro de Berl¨ªn, Cuba fue gobernada por Fidel y Ra¨²l Castro: los primeros dieciocho a?os gobern¨® Fidel y los otros doce, Ra¨²l. Se trata del periodo en que Cuba, ¨²nico miembro del campo socialista en este hemisferio, aprende a vivir dentro del capitalismo global. De esos treinta a?os se desprende una experiencia, una manera de concebir el lugar de la isla en el mundo, que adquiere su concreci¨®n m¨¢s precisa en el Gobierno del actual sucesor, Miguel D¨ªaz Canel.
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Una lectura de los primeros meses de la nueva Administraci¨®n cubana apunta a un evidente dualismo. D¨ªaz Canel y su equipo, que sobrevivieron a los ¨²ltimos mandatos de ambos Castros, entienden, correctamente, que mientras Fidel resisti¨® la globalizaci¨®n, Ra¨²l se adapt¨® a ella por medio de una mayor apertura a inversiones y cr¨¦ditos externos, una dilataci¨®n del mercado interno y del sector no estatal de la econom¨ªa y un realismo diplom¨¢tico, que tuvo su mejor desempe?o con la normalizaci¨®n de v¨ªnculos con Estados Unidos y el viaje del presidente Barack Obama a la isla en el verano de 2016.
La entrada en escena de la nueva ¨¦lite gobernante empieza justamente ah¨ª, en la reacci¨®n contra la apertura raulista de aquel verano. D¨ªaz Canel y quienes lo rodean, sean viejos o j¨®venes, intentan una correcci¨®n del rumbo por medio de una mezcla de resistencia y adaptaci¨®n, de fidelismo y raulismo. A la vez que refuerzan el control econ¨®mico, por medio de restricciones caprichosas al crecimiento del trabajo por cuenta propia y al sector no estatal, abren la oferta de Cuba al capital extranjero de una manera que jam¨¢s se hab¨ªa visto en la historia postrevolucionaria.
A los empresarios, congresistas, banqueros, agroexportadores, fil¨¢ntropos e inversionistas norteamericanos, a las estrellas de Hollywood y celebridades del mundo medi¨¢tico, el nuevo liderazgo cubano abre las puertas de Cuba. Luego de condenar el capitalismo como causa de todos los males de la humanidad, en la Asamblea General de Naciones Unidas, D¨ªaz Canel se dio un ba?o de ¨¦lite en Manhattan, junto a su principal aliado, Nicol¨¢s Maduro. Sendos discursos de los mandatarios en la iglesia de Riverside estuvieron vetados para medios que defienden el fin del embargo y las buenas relaciones entre Estados Unidos y Cuba como el New York Times y On Cuba.
Antes de viajar a Nueva York, D¨ªaz Canel dio su primera entrevista formal como presidente, no a Granma, La Jornada o alg¨²n otro peri¨®dico cl¨¢sico de la izquierda latinoamericana, sino a Telesur. All¨ª condens¨® el dualismo que rige la pol¨ªtica dom¨¦stica e internacional del nuevo Gobierno y que se plasma, de manera impl¨ªcita o expl¨ªcita, en la nueva Constituci¨®n. Esta administraci¨®n cubana se asume p¨²blicamente como ¡°continuidad¡± en la medida en que refuerza los controles de la autonom¨ªa econ¨®mica y pol¨ªtica dentro de la isla y relanza su acople estrat¨¦gico con Venezuela y lo que queda del bloque bolivariano.
La mezcla de capitalismo de Estado con represi¨®n cultural que estamos viendo en Cuba puede generar inconvenientes para el tr¨¢nsito en curso
Sin embargo, esa continuidad no es tal en la oferta del mercado cubano al capital extranjero. Aqu¨ª el nuevo proyecto rebasa al antiguo porque asume m¨¢s plenamente el avance hacia un capitalismo de Estado, para el cual se requiere un pragmatismo internacional que supere la diplomacia ideol¨®gica de Fidel Castro. La recuperaci¨®n de los v¨ªnculos con Europa, las varias visitas de Federica Mogherini y el pr¨®ximo viaje del presidente Pedro S¨¢nchez a La Habana se inscriben en ese avance, que podr¨ªa dar buenos resultados si se acompa?ara de un impulso a la reforma econ¨®mica y pol¨ªtica en la isla.
A todos los niveles, desde la existencia de dos monedas, la estrategia del Estado cubano se acomoda a esa dualidad, que puede asegurarle el ¨¦xito en el actual traspaso de poderes y reconstituci¨®n del sistema, o puede generarle escenarios de conflicto interno, dif¨ªcilmente manejables sin ciertos m¨ªnimos democr¨¢ticos. Me referir¨¦ solo a tres escenarios de conflicto: uno en la pol¨ªtica econ¨®mica, otro en las relaciones internacionales y uno m¨¢s en la siempre tensa relaci¨®n entre cultura e ideolog¨ªa en Cuba.
En la pol¨ªtica econ¨®mica la principal zona de conflicto est¨¢ en los frenos al crecimiento del sector no estatal y en la profundizaci¨®n de la disparidad social, como consecuencia del enclaustramiento del segmento globalizado de la econom¨ªa cubana. Si la llegada de inversiones y cr¨¦ditos no es acompa?ada de un ensanchamiento del mercado interno y de ingresos econ¨®micos s¨®lidos que permitan reorientar el gasto p¨²blico, la pobreza y la desigualdad, y con ellas, el racismo, la violencia y la marginalidad, seguir¨¢n creciendo.
En las relaciones internacionales podr¨ªan localizarse dos focos de conflicto en el respaldo acr¨ªtico y, a todas luces, irresponsable del Gobierno cubano a la Venezuela de Maduro y la Nicaragua de Ortega, y en la contradicci¨®n entre el pragmatismo internacional y la represi¨®n de la oposici¨®n y la sociedad civil dom¨¦sticas. Cualquier coyuntura altamente represiva, lo mismo en Venezuela, en Nicaragua o en la propia Cuba, puede descarrilar el entendimiento con la Uni¨®n Europea.
Por ¨²ltimo, est¨¢ el inquieto campo de la cultura joven en la isla y sus relaciones turbulentas con el sector m¨¢s ideologizado de la burocracia cubana, que el nuevo Gobierno de D¨ªaz Canel, evidentemente, est¨¢ alentando. La mezcla de capitalismo de Estado con represi¨®n cultural que estamos viendo en Cuba, con recurrentes episodios de censura, el decreto 349 que restringe la, de por s¨ª, precaria autonom¨ªa de la vida art¨ªstica en la isla, y la constante descalificaci¨®n de los intelectuales cr¨ªticos por la soldadesca cibern¨¦tica del r¨¦gimen, puede generar nuevos diferendos pol¨ªticos y diplom¨¢ticos, inconvenientes para el tr¨¢nsito capitalista en curso.
Rafael Rojas es historiador.
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