La audacia de Mahathir
No es lo mismo contar con un mill¨®n de chinos en el territorio de Malasia, que en toda ?frica
A sus 93 a?os, Mohamad Mahathir, primer ministro de Malasia y el de mayor edad en dirigirse a la Asamblea General de la ONU, blandi¨® la bandera del no alineamiento frente a la nueva modalidad de guerra fr¨ªa en que se ha convertido la guerra comercial. Una referencia significativa teniendo en cuenta que China es el principal inversor del pa¨ªs.
En la actualidad las compa?¨ªas chinas est¨¢n involucradas en la construcci¨®n de megaproyectos en Malasia que incluyen varias islas artificiales, un fondeadero con capacidad para portaviones y un complejo residencial que acoger¨ªa a 750.000 chinos. Estos proyectos han sido frenados en seco por el nonagenario primer ministro, quien, demostrando una audacia sorprendente, lo anunci¨® oficialmente en agosto en Pek¨ªn. La decisi¨®n ha puesto de manifiesto por primera vez una cr¨ªtica abierta hacia China por parte de un pa¨ªs prestatario y un retroceso frente a lo que desde hace tiempo se tilda de neocolonialismo encubierto por la trampa de la deuda, esto es, la aceptaci¨®n de pr¨¦stamos de muy dif¨ªcil pago que se saldan con la cesi¨®n de enclaves territoriales que comprometer¨ªan la soberan¨ªa nacional. Este ser¨ªa el caso de Sri Lanka y Myanmar, junto con el de Malasia.
Poco antes, a la cumbre para la Cooperaci¨®n China-?frica celebrada en Pek¨ªn, asistieron el doble de mandatarios africanos de los que fueron a la Asamblea en Nueva York. En la reuni¨®n, el presidente de Sud¨¢frica, Cyril Ramaphosa, elogi¨® el impacto de la inversi¨®n china sobre la poblaci¨®n y neg¨® la acusaci¨®n de neocolonialismo.
?C¨®mo explicar estas contradicciones? Cabr¨ªa afirmar que, junto a la guerra comercial, hay otra de propaganda. La prensa liberal est¨¢ centrada en airear las aspiraciones hegem¨®nicas de la segunda econom¨ªa mundial: ¡°Se acabaron las gangas para China¡±, dec¨ªa el analista indio Brahma Chellaney. En sentido contrario tenemos las afirmaciones de la directora de la Iniciativa para la Investigaci¨®n China-?frica de la Universidad Johns Hopkins, Deborah Br?utigam, quien no hace mucho explicaba que el comportamiento de China en ?frica no es colonial, sino global. Lo mismo pasar¨ªa en China, cuya falta de transparencia es una constante y resulta sospechosa en cuestiones como la situaci¨®n de los uigures en Xinjiang. Tambi¨¦n habr¨ªa que considerar el que las econom¨ªas emergentes prestatarias puedan tener dificultades en asumir sus deudas, igual que las tienen pa¨ªses como Argentina y Turqu¨ªa.
Finalmente, existe una correlaci¨®n entre la intensidad de la presencia china y la distancia territorial. Mientras que en ?frica, donde se calcula que habr¨ªa hasta un mill¨®n de trabajadores chinos, la valoraci¨®n de las inversiones chinas por lo general es positiva, no ocurre lo mismo en los pa¨ªses contiguos donde se est¨¢ produciendo un repliegue. A fin de cuentas no es lo mismo contar con un mill¨®n de chinos en el territorio de Malasia, que en toda ?frica.
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