No acepten un Brexit a ciegas
La salida de Reino Unido de la UE es tan perjudicial para nuestro pa¨ªs como para el proyecto comunitario
Decir que las negociaciones para que Reino Unido abandone la UE no han ido bien ser¨ªa un eufemismo.
A pesar de las promesas hechas durante el refer¨¦ndum, los partidarios de marcharse de la Uni¨®n Europea subestimaron la crucial importancia de la integraci¨®n de Reino Unido en la econom¨ªa europea y no explicaron los sacrificios que inevitablemente supondr¨ªa el Brexit.
Marcharse de la UE significa tomar grandes decisiones, escoger entre la seguridad econ¨®mica ¡ªgracias a la pertenencia al Mercado ?nico y la Uni¨®n Aduanera¡ª y el fin de la soberan¨ªa compartida; y, aun as¨ª, los defensores del Brexit siguen viviendo su propia fantas¨ªa y negando la evidencia. Creen que, tarde o temprano, la UE se rendir¨¢. Pero, de momento, el hecho de que los Veintisiete no hayan cumplido con el papel que les hab¨ªan asignado los guionistas del Brexit ha enfurecido a estos ¨²ltimos y les ha hecho estar cada vez m¨¢s desesperados por dar con alguien a quien echar la culpa.
Sin embargo, a la hora de la verdad, que estemos dispuestos, o no, a pagar el precio econ¨®mico de abandonar la UE es una cuesti¨®n que depende del Reino Unido. Nuestro debate interno no est¨¢ resuelto, en absoluto, y muchos seguimos sosteniendo, incluso a estas alturas, que los ciudadanos brit¨¢nicos deben ser los que tomen la decisi¨®n definitiva, cuando dispongamos de todos los datos pertinentes. Por eso pedimos a nuestros socios europeos que est¨¦n dispuestos a darnos, llegado el caso, el espacio y el tiempo necesarios para tomar esa decisi¨®n. Hasta entonces, por supuesto, respetamos su derecho a actuar y a prepararse conforme a la decisi¨®n del Reino Unido de marcharse, mientras esa situaci¨®n no cambie.
Adem¨¢s de no valorar los costes econ¨®micos del Brexit, nuestro gobierno tambi¨¦n ha subestimado el compromiso pol¨ªtico de nuestros aliados europeos con el proyecto de la UE. Ese menosprecio sigue alimentando en Reino Unido falsas esperanzas, no solo de que la UE haga una gran concesi¨®n ¡°de ¨²ltima hora¡± en las negociaciones, sino de algo todav¨ªa m¨¢s irreal: que, cuando el Reino Unido ya est¨¦ fuera y en pleno periodo de transici¨®n, los 27 Estados miembros restantes renuncien a los principios del Mercado ?nico y le den acceso al mercado sin exigir a cambio el respeto a sus normas.
La democracia, el Estado de derecho, la libertad de expresi¨®n y el libre comercio son valores europeos que merece la pena defender
Este es el enga?o que lleva a algunos brit¨¢nicos a defender un Brexit ¡°a ciegas¡±, en el que el Reino Unido salga de la UE en marzo sin concretar las condiciones de nuestra futura relaci¨®n. Ese resultado ser¨ªa impensable para Reino Unido y muy peligroso para la Uni¨®n Europea. Por ese motivo, instamos a que se opongan a ¨¦l en¨¦rgicamente todos aquellos a los que les preocupa el futuro de Europa.
En Reino Unido, los partidarios del Brexit a ciegas se dividen en dos clases: los optimistas ingenuos y los pesimistas c¨ªnicos. Los optimistas ingenuos son los que hemos descrito m¨¢s arriba, los que creen que, cuando Gran Breta?a se haya marchado, la UE decidir¨¢ de pronto trastocar su orden legal y constitucional y darnos permiso para hacer lo que queramos con la Uni¨®n Aduanera, la pol¨ªtica comercial com¨²n y los criterios de producci¨®n y medioambientales dentro de una relaci¨®n duradera.
Los pesimistas c¨ªnicos se distinguen porque su objetivo es un Brexit cuanto m¨¢s duro mejor, y creen que vale la pena aceptar un acuerdo endeble y no vinculante para llegar hasta el l¨ªmite de marzo de 2019, porque saben que, en cuanto el Reino Unido est¨¦ fuera, podr¨¢n romperlo sin m¨¢s. De esa forma tendr¨ªan el pretexto que siempre han querido para implantar su amplio programa de desregulaci¨®n del mercado laboral y recortes fiscales para las empresas.
Respecto al Consejo Europeo, la tentaci¨®n de ceder y aceptar un Brexit a ciegas debe de ser fuerte. Puede parecer que merece la pena conseguir que los brit¨¢nicos dejen la UE e inicien el periodo de transici¨®n con el menor l¨ªo y las menores perturbaciones posibles, pero eso no resolver¨¢ la cuesti¨®n del Brexit. Es fundamental no olvidar que, aunque el acuerdo de retirada incluya las diferencias sobre la frontera irlandesa, los derechos de los ciudadanos y el acuerdo econ¨®mico de salida, si no hay m¨¢s que una vaga declaraci¨®n pol¨ªtica sobre el futuro, las relaciones econ¨®micas entre Reino Unido y la UE y muchos otros aspectos quedar¨¢n sin resolver. Y eso enviar¨ªa un mensaje muy peligroso a los que desean acabar con Europa, incluidos los destructivos populistas en su interior, y sentar¨ªa el precedente de que es posible salir de la UE sin llegar a acuerdos claros sobre el futuro.
Adem¨¢s, unas condiciones de salida as¨ª podr¨ªan prolongar el proceso durante a?os y disminuir a¨²n m¨¢s las fuerzas y los recursos de la UE, en un momento en el que el orden comercial y de seguridad internacional se enfrenta a tantos retos. Por eso, aunque comprendemos que la UE27 debe actuar en inter¨¦s de sus ciudadanos, creemos que debe saber que un Brexit a ciegas no ser¨ªa lo mejor.
Mientras tanto, en Reino Unido, seguir¨¢ creciendo la exigencia de que haya una ¡°votaci¨®n popular¡± sobre el resultado de las negociaciones. Las realidades pol¨ªticas est¨¢n cambiando constantemente, y no es el momento de cerrar la puerta a ninguna posibilidad, ni para Reino Unido ni para Europa.
Independientemente del rumbo que emprenda el Reino Unido en las pr¨®ximas semanas, es innegable que seguir¨¢ interes¨¢ndole la existencia de una Uni¨®n Europea fuerte. Su capacidad de agrupar una serie de Estados tan distintos y hacer que respeten unas mismas leyes y defiendan los derechos humanos, el libre mercado y el libre comercio es un logro extraordinario que nunca debemos menospreciar ni subestimar.
Como dirigentes de distintas tradiciones pol¨ªticas brit¨¢nicas hemos estado muchas veces en desacuerdo, pero los valores que tenemos en com¨²n ¡ªnuestra adhesi¨®n a la democracia, el Estado de derecho, la libertad de expresi¨®n y el libre comercio¡ª son tambi¨¦n valores europeos fundamentales que merece la pena defender.
Tony Blair? fue primer ministro de Reino Unido (1997-2007), Nick Clegg, viceprimer ministro de Reino Unido (2010-2015) y? Michael Heseltine, viceprimer ministro de Reino Unido (1995-1997).
?Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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