Refugiados clim¨¢ticos
Es urgente superar los problemas de denominaci¨®n legal para millones de personas obligadas a dejar sus hogares
Durante el discurso ante la Asamblea General de la ONU, Pedro S¨¢nchez habl¨® de feminismo, de las causas olvidadas, de la importancia de la cooperaci¨®n internacional. Habl¨® de logros y retos. Y tambi¨¦n trajo a colaci¨®n un tema poco frecuente. En una ¨¦poca en la que tanto las migraciones como el cambio clim¨¢tico est¨¢n en boca de todos, expertos y no, apenas se menciona el concepto de refugiados clim¨¢ticos.
La importancia de que el presidente del Gobierno hable de ello ante Naciones Unidas reside en que los refugiados clim¨¢ticos, en t¨¦rminos legales, no existen. Uno puede acogerse al estatuto de refugiado si es perseguido por razones pol¨ªticas, religiosas, de raza, seg¨²n recoge la Convenci¨®n sobre el Estatuto del Refugiado de 1951. Pero el clima o el medio ambiente no cualifican para que una persona pueda ser considerada refugiada, y consiga con ello la protecci¨®n que garantiza tal denominaci¨®n.
La idea de un pa¨ªs al borde de la desaparici¨®n por la inexorable subida del nivel del mar suena cuando menos digna de una pel¨ªcula de Spielberg. Pero lejos de ser un guion hollywoodiense, es una realidad para las m¨¢s de 400.000 personas que viven en Maldivas. Los arrecifes, fuente principal de la econom¨ªa del pa¨ªs, est¨¢n desapareciendo, lo que supone una aut¨¦ntica cat¨¢strofe ambiental. El d¨ªa en que las calles de Mal¨¦, capital del pa¨ªs insular, se llenen de agua y ya no sea factible vivir all¨ª, miles de personas se encontrar¨¢n desprotegidas, pues ante la ley ser¨¢n simples migrantes de un pa¨ªs que est¨¢ dejando de existir. Ning¨²n pa¨ªs tendr¨¢ obligaci¨®n de acogerlos o ayudarlos.
No es necesario tampoco referirse a una situaci¨®n que suena poco menos que posapocal¨ªptica. Las cat¨¢strofes medioambientales son recurrentes a lo largo y ancho del planeta. En Espa?a, cada a?o los incendios y las inundaciones obligan a muchas personas a abandonar sus hogares. En otros lugares son las sequ¨ªas, los terremotos o los desastres nucleares. Aunque la mayor¨ªa de las personas se desplazan dentro del territorio de su propio pa¨ªs, esto no es as¨ª en todas las situaciones.
La UE, en un informe publicado en mayo, cifra en 258 millones el n¨²mero de personas forzadas a migrar por razones medioambientales
La Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones Forzosas reconoce, bajo el t¨¦rmino de migrantes forzosos, a aquellos que se han visto obligados a desplazarse debido a causas clim¨¢ticas o del ambiente. La Uni¨®n Europea, en un informe publicado el pasado mes de mayo, cifra en 258 millones el n¨²mero de personas forzadas a migrar por razones medioambientales, y critica la falta de protecci¨®n a la que est¨¢n sometidas. Sin embargo, desde que, en 1976 Lester Brown, fundador del centro de investigaci¨®n Worldwatch Institute, acu?ara el concepto de environmental refugee o refugiado ambiental, no ha habido un avance por parte del derecho internacional para incluir los desastres medioambientales como raz¨®n suficiente para obtener el estatuto de refugiado. Tampoco la Uni¨®n Europea ha conseguido incorporarlo a su legislaci¨®n.
Esta falta de reacci¨®n es debida a la dificultad para dar forma legal al concepto. Por un lado, aunque la mayor¨ªa considera que las cat¨¢strofes naturales suponen una raz¨®n suficiente para migrar, por su car¨¢cter inmediato, no es tan claro cuando los cambios en el medio ambiente se dan de una forma m¨¢s lenta y gradual. Por tanto, ser¨ªa m¨¢s complicado relacionar la causa de una migraci¨®n por la desertificaci¨®n de un terreno que por un tsunami. Por otro lado, otras organizaciones consideran que los afectados por el medio ambiente pueden recurrir a sus Gobiernos para obtener protecci¨®n. En el caso de las personas perseguidas por razones de raza, religi¨®n o ideales pol¨ªticos, estas no pueden hacer lo mismo, ya que son sus propios Gobiernos los causantes de su situaci¨®n.
Una coalici¨®n de Estados insulares, entre los que figura Maldivas, ha llevado el tema al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas reclamando una protecci¨®n m¨¢s amplia para las personas que se enfrentan a situaciones similares a las descritas anteriormente. Organizaciones No Gubernamentales de todo el mundo tambi¨¦n se han sumado a esta petici¨®n. La dificultad de esta lucha no se limita a razones legales. Las migraciones forzadas por el clima, a excepci¨®n de las causadas por desastres naturales, suelen estar causadas por numerosas razones que se interrelacionan, como la degradaci¨®n de la econom¨ªa, que puede diluir la importancia que pueda tener el medio ambiente.
La consideraci¨®n de refugiado est¨¢ intr¨ªnsecamente ligada a la seguridad de la persona. No hace mucho tiempo que el concepto de seguridad se ampli¨® para incluir los riesgos medioambientales como amenazas contra la integridad de la persona. Los objetivos de desarrollo sostenible ya incluyen este t¨¦rmino. Falta, por tanto, dar un paso m¨¢s. El progreso legislativo suele darse mediante precedentes, pero las organizaciones internacionales tienen ahora la oportunidad de adelantarse a los hechos y promover un tema que, aunque largamente olvidado, merece ser atendido.
Clara Panella pertenece al programa de Relaciones Internacionales y Diplomacia de la Universidad de Leiden.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.