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Empieza el duro verano en el corredor seco

La temporada de lluvias ha sido desastrosa en Guatemala. Los agricultores m��s humildes, que viven de lo poco que cosechan, prev��n meses de privaciones

Pablo Linde

Guatemala - 29 oct 2018 - 00:01CET

Andr��s Guti��rrez, de 36 a?os, vive en el caser��o (diseminado) El Boro, en la aldea La Libertad. Esa peque?a poblaci��n est�� en Chiquimula, uno de los departamentos de Guatemala enclavados en el corredor seco, que desde hace a?os sufre la escasez de lluvias.

Los vecinos de esta regi��n se alimentan fundamentalmente de tortillas de ma��z y frijol. Con las sequ��as, muchas veces ni eso tienen, lo que se traduce en una enorme desnutrici��n, especialmente infantil, que alcanza casi a la mitad de los ni?os, el 80% entre los ind��genas.

Las casas son de adobe o madera, lo que representa un criadero de vectores que transmiten enfermedades como dengue, malaria o chagas.

Los hogares no suelen contar con agua potable, por lo que las mujeres suelen ser las encargadas de ir a recogerla y a lavar la ropa. La distancia de las fuentes suele ser mayor cuanto m��s avanza el est��o.

Desde hace tres meses en las viviendas lucen dos enormes tanques de pl��stico negro con capacidad para 6.000 litros cada uno que recolectan las precipitaciones mediante un tejado de cinc que canaliza el agua. Es parte de un programa que ech�� a andar hace una d��cada y que se ha materializado ahora con una financiaci��n de 100 millones de d��lares (88 millones de euros): la mitad donados por la Cooperaci��n Espa?ola y la otra, procedente de un pr��stamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

En total, los sistemas de agua potable y saneamiento beneficiar��n a m��s de 180.000 personas.

Fernanda Garc��a prepara el ma��z para cocinar tortillas delante de su casa en en Chisp��n Jaral, una aldea de San Juan de Ermita, en Chiquimula (Guatemala).

Estos hogares no contaban con ning��n tipo de sanitario. La defecaci��n al aire libre atrae moscas a los alrededores y fomenta el contagio de enfermedades y la perpetuaci��n de diarreas y v��mitos, que agravan a��n m��s los problemas de desnutrici��n que sufren estas poblaciones.

El proyecto incluye la instalaci��n de letrinas en cada hogar, como la que se ve al fondo en la aldea de Moj��n, en San Juan de Ermita.

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