Corregir la precariedad

Aunque las estad¨ªsticas se?alan trimestre tras trimestre que el paro desciende y la ocupaci¨®n aumenta, el examen m¨¢s detallado de la Encuesta de Poblaci¨®n Activa (EPA) demuestra que en el mercado de trabajo persisten problemas estructurales que deber¨ªan corregirse antes de que se conviertan en un problema social grave. En el tercer trimestre, la tasa de desempleo ha seguido bajando, en esta ocasi¨®n por debajo del 15%, y hay casi 184.000 ocupados m¨¢s que en el segundo trimestre. La creaci¨®n de empleo crece a un ritmo menor que a?os anteriores, un proceso relacionado con la moderada desaceleraci¨®n econ¨®mica prevista para los pr¨®ximos trimestres.

Cuando se profundiza en los resultados de la EPA aparecen casi inmediatamente los marcados desequilibrios del mercado laboral. La precariedad, entendida como la presencia masiva de contratos temporales con una baja remuneraci¨®n, duplica la media de la Uni¨®n Europea. No ha habido milagro en la recuperaci¨®n econ¨®mica; el empleo que se ha creado en Espa?a procede en gran parte de la sustituci¨®n de empleos fijos, estables, por puestos de trabajo de una temporalidad extrema y muy baja remuneraci¨®n. Tenemos un mercado de trabajo en el que dos de cada cinco nuevos contratos parciales tienen una duraci¨®n inferior a un mes.

Adem¨¢s, sigue existiendo demasiada diferencia entre la tasa de actividad masculina y la femenina: casi 12 puntos porcentuales. Sigue sin resolverse la abrumadora tasa de paro entre los j¨®venes, que triplica la media europea, y el problema de los parados de larga duraci¨®n.

La precariedad y la marginaci¨®n juvenil no son un modelo de crecimiento deseable ni sostenible. Si no se afrontan con decisiones pol¨ªticas r¨¢pidas, ambas pueden enquistarse en la d¨¦bil estructura laboral espa?ola. Para reforzarla no se necesitan, de entrada, grandes aspavientos; bastar¨ªa con exigir el estricto cumplimiento de la ley en aspectos concretos. Por ejemplo, que los puestos de trabajo fijos no sean cubiertos con temporales. Ser¨ªa un paso modesto, pero decisivo para reducir la precariedad.