La cabezoner¨ªa de los fantasmas
Todas las culturas han producido historias de esp¨ªritus, que se niegan a aceptar la muerte
Se llame de Difuntos, de Todos los Santos o Halloween, un nombre que se impone cada vez con m¨¢s fuerza por el empuje anglosaj¨®n, la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre es celebrada por casi todas las culturas de Occidente. Responde a una vieja tradici¨®n celta, durante la que se encend¨ªan velas y luces para hacer frente a los esp¨ªritus que volv¨ªan a la tierra aprovechando la larga noche del invierno que se avecinaba. Como todas las fiestas importantes, ya sea la Navidad o la Semana Santa, est¨¢ relacionada con el ritmo de las cosechas y las estaciones, en este caso con los d¨ªas que se acortan y la oscuridad que se impone. Pero, sobre todo, responde a la fascinaci¨®n que los fantasmas despiertan en los humanos.
Todas las civilizaciones han desarrollado historias de esp¨ªritus y aparecidos, de seres que vuelven de entre los muertos para incordiar o ayudar a los que se quedaron aqu¨ª abajo. Y siguen siendo una garant¨ªa de triunfo en taquilla o en las plataformas de televisi¨®n: uno de los ¨¦xitos de la temporada en Netflix es una nueva versi¨®n de The Haunting of Hill House, uno de los grandes cl¨¢sicos de la literatura del g¨¦nero. La novedad es que sus protagonistas andan todo el d¨ªa con m¨®viles en la mano, dejando muy claro que no importa toda la tecnolog¨ªa del siglo XXI, ellos siguen ah¨ª, con sus s¨¢banas blancas, agazapados en los recovecos de nuestra vida cotidiana.
Un fantasma inolvidable es Fiz de Cotovelo, personaje de Wenceslao Fern¨¢ndez Fl¨®rez que encarn¨® Miguel Rell¨¢n en la pel¨ªcula de Jos¨¦ Luis Cuerda El bosque animado. Es un fantasma medio despistado, que vaga por el bosque con cara de perdido y que no se ha ido al otro mundo porque no cumpli¨® una promesa de peregrinaci¨®n a San Andr¨¦s de Teixido. Fendetestas, el ladr¨®n al que la presencia del esp¨ªritu le est¨¢ quitando el negocio porque nadie transita ya por la fraga, trata de convencerle de que se vaya a Am¨¦rica con la Santa Compa?a. Es un esp¨ªritu cercano y tierno, pero que no refleja lo que suelen ser los fantasmas: resistentes que por un motivo u otro se niegan a cruzar la laguna para irse al otro barrio. Por eso, las historias de fantasmas nos producen m¨¢s emoci¨®n que miedo: porque no existe un rasgo tan humano como negarse a aceptar el destino m¨¢s insoslayable: la muerte. Con caramelos, trucos o tratos, huesos de santo o bu?uelos, sean bienvenidos estos cabezotas del m¨¢s all¨¢.
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